1 CORINTIOS 8:4-6
1 CORINTIOS 8:4-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
Así que, en cuanto a comer de las cosas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un Dios. Y aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), nosotros, sin embargo, no tenemos más que un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas y a quien nosotros pertenecemos. Y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas y nosotros por medio de él.
1 CORINTIOS 8:4-6 La Palabra (versión española) (BLP)
En lo que se refiere a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no significan nada en el mundo y que no hay más que un Dios. Existen, sí, esos a los que llaman dioses, sea en el cielo o en la tierra —y son, por cierto, muchos esos dioses y señores—. Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios: el Padre, de quien todo procede y a quien todos estamos destinados; y solo hay un Señor: Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros.
1 CORINTIOS 8:4-6 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En cuanto, pues, a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, bien sabemos que un ídolo no tiene valor alguno en el mundo, y que solamente hay un Dios. Pues aunque en el cielo y en la tierra existieran los llamados dioses (y en este sentido hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros no existe sino un solo Dios, el Padre, en quien todo tiene su origen y para quien nosotros existimos. Y hay un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, y también nosotros.
1 CORINTIOS 8:4-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios. Pues, aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»), para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.