1 JUAN 3:10-19
1 JUAN 3:10-19 Reina Valera 2020 (RV2020)
En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas y las de su hermano, justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano está en la muerte. Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo entregó su vida por nosotros; así también nosotros debemos entregar nuestra vida por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede habitar el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni con la lengua, sino con hechos y de verdad. De este modo conocemos que nosotros somos de la verdad y nuestro corazón puede estar tranquilo delante de él.
1 JUAN 3:10-19 La Palabra (versión española) (BLP)
En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: quien no practica el bien ni ama al hermano, no es hijo de Dios. Desde el principio habéis escuchado el anuncio de amaros unos a otros. No como Caín, quien, por ser del maligno, asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Pues porque sus acciones eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran buenas. No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. Sabemos que por amar a nuestros hermanos hemos pasado de la muerte a la vida, mientras que quien no ama sigue muerto. Odiar al hermano es como darle muerte, y debéis saber que ningún asesino tiene dentro de sí vida eterna. Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo dio su vida por nosotros; demos también nosotros la vida por los hermanos. Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado, le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y con la lengua, sino con hechos y de verdad. Esta será la señal de que pertenecemos a la verdad y podemos sentirnos seguros en presencia de Dios
1 JUAN 3:10-19 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Se sabe quiénes son los hijos de Dios y quiénes son los hijos del diablo, porque quien no hace el bien o no ama a su hermano, no es de Dios. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos. Hermanos míos, no os extrañéis si los que son del mundo os odian. Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida, y lo sabemos porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama, aún está muerto. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y vosotros sabéis que ningún asesino puede tener vida eterna en sí mismo. Conocemos qué es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Si uno es rico y ve que su hermano necesita ayuda, pero no se la da, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón? Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos. De esta manera sabremos que somos de la verdad y podremos sentirnos seguros delante de Dios.
1 JUAN 3:10-19 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano, justas. Hermanos, no os extrañéis si el mundo os odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y sabéis que en ningún asesino permanece la vida eterna. En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él