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1 REYES 14:1-9

1 REYES 14:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)

En aquel tiempo, Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo. Y dijo Jeroboam a su mujer: —Levántate ahora y disfrázate, para que no reconozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo, porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo sería rey de este pueblo. Toma en tus manos diez panes, tortas y una vasija de miel, y acude a él, para que te declare lo que ha de suceder con este niño. La mujer de Jeroboam lo hizo así; se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de la vejez. Pero el Señor había dicho a Ahías: —Escucha, la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte sobre su hijo que está enfermo. Así y así le responderás, pues cuando ella llegue, vendrá disfrazada. Cuando Ahías oyó el sonido de los pies de ella al entrar por la puerta, le dijo: —Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? Me han encomendado para ti una revelación dura. Ve y dile a Jeroboam: «Así ha dicho el Señor, Dios de Israel: Yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe de mi pueblo Israel. Le quité el reino a la casa de David y te lo entregué a ti. Pero tú no has sido como David, mi siervo, que guardó mis mandamientos y me siguió con todo su corazón, pues hizo solamente lo recto delante de mis ojos, sino que hiciste más mal que todos los que te han precedido, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me has despreciado.

1 REYES 14:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Por aquel tiempo, Abías, el hijo de Jeroboam, cayó enfermo. Y dijo Jeroboam a su mujer: –Anda, ponte un disfraz para que no reconozcan que eres mi mujer, y vete a Siló. Allí vive Ahías, el profeta que me dijo que yo sería rey de esta nación. Toma diez panes, tortas y una jarra de miel, y ve a verle para que te diga lo que va a ser de este niño. Así lo hizo la mujer de Jeroboam. Se preparó y fue a Siló, y llegó a casa de Ahías. Ahías no podía ver, pues su vista se había ido apagando a causa de la vejez, pero el Señor le había hecho saber que la mujer de Jeroboam iría a consultarle acerca de su hijo, que estaba enfermo. También le hizo saber lo que debía responderle, y le advirtió que llegaría disfrazada. Cuando Ahías oyó los pasos de ella, que entraba por la puerta, le dijo: –Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te haces pasar por otra? Yo he recibido el encargo de hablarte duramente, así que vuelve y dile a Jeroboam que el Señor, Dios de Israel, ha dicho: ‘Yo te saqué de entre el pueblo y te hice jefe de mi pueblo Israel. Yo le quité el reino a la dinastía de David para dártelo a ti. Pero tú no has sido como David, mi siervo, que cumplió mis mandamientos y me siguió con todo su corazón, y cuyos hechos fueron rectos a mis ojos. Tú te has comportado peor que todos los que hubo antes de ti; tú, para hacerme enojar, te has hecho otros dioses, e imágenes de hierro fundido, y me has despreciado.

1 REYES 14:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

En aquel tiempo cayó enfermo Abías hijo de Jeroboán, y este le dijo a su esposa: «Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi esposa. Luego vete a Siló, donde está Ahías, el profeta que me anunció que yo sería rey de este pueblo. Llévate diez panes, algunas tortas y un jarro de miel. Cuando llegues, él te dirá lo que va a pasar con nuestro hijo». Así que la esposa de Jeroboán emprendió el viaje a Siló y fue a casa de Ahías. Debido a su edad, Ahías había perdido la vista y estaba ciego. Pero el SEÑOR le había dicho: «La esposa de Jeroboán, haciéndose pasar por otra, viene a pedirte información acerca de su hijo, que está enfermo. Quiero que le des tal y tal respuesta». Así que cuando Ahías oyó el sonido de sus pasos, se dirigió a la puerta y dijo: «Esposa de Jeroboán, ¿por qué te haces pasar por otra? Entra, que tengo malas noticias para ti. Regresa a donde está Jeroboán y adviértele que así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo te levanté de entre mi pueblo Israel y te hice su gobernante. Le quité el reino a la familia de David para dártelo a ti. Tú, sin embargo, no has sido como mi siervo David, que cumplió mis mandamientos y me siguió con todo el corazón, haciendo solamente lo que me agrada. Por el contrario, te has portado peor que todos los que vivieron antes de ti, al extremo de hacerte otros dioses, ídolos de metal; esto me enfurece, pues me has dado la espalda.