1 REYES 18:30-37
1 REYES 18:30-37 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces dijo Elías a todo el pueblo: —Acercaos a mí. Todo el pueblo se le acercó, y Elías arregló el altar del Señor que estaba arruinado. Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra del Señor que decía: «Israel será tu nombre», y edificó con las piedras un altar al nombre del Señor. Después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó la leña, cortó el buey en pedazos, lo puso sobre la leña, y dijo: —Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. —Hacedlo otra vez, —dijo; y lo hicieron otra vez. —Hacedlo la tercera vez —dijo de nuevo; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también llenaba la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: —Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Señor, eres Dios, y que tú haces que su corazón se vuelva hacia ti.
1 REYES 18:30-37 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces Elías dijo a la gente: —Acercaos a mí. Toda la gente se acercó y Elías reconstruyó el altar del Señor que estaba derrumbado. Tomó doce piedras, conforme a las tribus de los hijos de Jacob, a quien el Señor había dicho: «Te llamarás Israel», y con ellas levantó un altar en honor del Señor. Hizo también una zanja alrededor del altar con una capacidad de dos medidas de grano, colocó la leña, descuartizó el novillo y lo puso sobre la leña. Luego ordenó: —Traed cuatro cántaros de agua y echadla sobre la víctima y la leña. Y añadió: —Hacedlo otra vez. Lo hicieron, pero Elías insistió: —Hacedlo por tercera vez. Y así lo hicieron. El agua corrió alrededor del altar e incluso llenó la zanja. Al llegar la hora del sacrificio, el profeta Elías se acercó y dijo: —Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel: haz que hoy se reconozca que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo que he actuado así por orden tuya. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que harás volver sus corazones a ti.
1 REYES 18:30-37 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces Elías dijo a toda la gente: –Acercaos a mí. Toda la gente se acercó a él, y él se puso a reparar el altar del Señor, que estaba derribado. Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien el Señor dijo que se llamaría Israel, y construyó con ellas un altar al Señor; abrió luego una zanja alrededor del altar, donde cabrían unos veinte litros de grano y, tras acomodar la leña, descuartizó el becerro y lo puso sobre ella. Luego dijo: –Llenad cuatro cántaros de agua y vaciadlos sobre el holocausto y la leña. Luego mandó hacer lo mismo por segunda y por tercera vez, y así lo hicieron. El agua corría alrededor del altar, y también llenó la zanja. A la hora de ofrecer el holocausto, el profeta Elías se acercó y exclamó: “¡Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra hoy que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo y hago todo esto porque tú me lo has mandado! ¡Respóndeme, Señor, respóndeme, para que esta gente sepa que tú eres Dios y que los invitas a volverse de nuevo a ti!”
1 REYES 18:30-37 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces Elías le dijo a la gente: ―¡Acercaos! Así lo hicieron. Como habían dejado en ruinas el altar del SEÑOR, Elías lo reparó. Luego recogió doce piedras, una por cada tribu descendiente de Jacob, a quien el SEÑOR le había puesto por nombre Israel. Con las piedras construyó un altar en honor del SEÑOR, y alrededor cavó una zanja en la que cabían quince litros de cereal. Colocó la leña, descuartizó el buey, puso los pedazos sobre la leña y dijo: ―Llenad de agua cuatro cántaros, y vaciadlos sobre el holocausto y la leña. Luego dijo: ―Volved a hacerlo. Y así lo hicieron. ―¡Hacedlo una vez más! —les ordenó. Y por tercera vez vaciaron los cántaros. El agua corría alrededor del altar hasta llenar la zanja. A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: «SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra. ¡Respóndeme, SEÑOR, respóndeme, para que esta gente reconozca que tú, SEÑOR, eres Dios, y que estás convirtiéndoles el corazón a ti!»