1 REYES 5:1-12
1 REYES 5:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)
Salomón era soberano de todos los reinos desde el Éufrates hasta el país filisteo y la frontera de Egipto: todos le pagaban tributo y fueron sus vasallos durante toda su vida. La provisión diaria de víveres de Salomón era de unas seis toneladas y media de flor de harina y unas trece toneladas de harina; diez reses cebadas, veinte de pasto y cien corderos, además de ciervos, gacelas, corzos y aves de corral. Salomón dominaba en toda la región occidental del Éufrates, desde Tifsaj hasta Gaza, y sobre todos los reyes al oeste del Éufrates, viviendo en paz con todos los territorios fronterizos. Mientras vivió Salomón, Judá e Israel, desde Dan hasta Berseba, vivieron tranquilos, cada cual a la sombra de su parra y su higuera. Salomón también tenía cuadras para cuarenta mil caballos de tiro y doce mil de montar. Los gobernadores antedichos abastecían, cada uno en su mes, al rey Salomón y a todos sus comensales, sin dejar que les faltase de nada. También hacían llegar por turnos al lugar donde estuviera el rey, cebada y paja para los caballos de tiro y de montar. Dios concedió a Salomón una sabiduría y una inteligencia excepcionales y un corazón tan dilatado como las playas marinas. La sabiduría de Salomón superó a la de todos los orientales y a toda la sabiduría de Egipto. Llegó a ser más sabio que nadie, más que Etán, el indígena, y más que Hemán, Calcol y Dardá, los hijos de Majol; su fama se extendió por todas las naciones vecinas. Salomón inventó tres mil proverbios y compuso cinco mil canciones.
1 REYES 5:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando Hiram, rey de Tiro, supo que habían consagrado rey a Salomón en lugar de David, su padre, envió sus embajadores, pues Hiram siempre había estimado a David. Entonces Salomón mandó a decir a Hiram: “Tú ya sabes que David, mi padre, no pudo construir un templo al Señor su Dios a causa de las guerras en que se vio envuelto hasta que el Señor sometió a sus enemigos. Pero ahora el Señor mi Dios nos ha dado calma en todas partes, pues no tenemos enemigos ni calamidades. Por lo tanto he decidido construir un templo al Señor mi Dios, conforme a la promesa que él hizo a David, mi padre, cuando le dijo que su hijo, a quien él haría reinar en su lugar, sería quien construiría un templo en su honor. Ordena, pues, que me corten cedros del Líbano. Mis servidores ayudarán a los tuyos, y yo te pagaré lo que me pidas como salario de tus servidores, pues tú bien sabes que no hay entre nosotros quien sepa cortar la madera como los sidonios.” Cuando Hiram escuchó el mensaje de Salomón, se puso muy contento, y exclamó: “¡Bendito sea hoy el Señor, porque ha concedido a David un hijo tan sabio para gobernar esa gran nación!” Luego Hiram mandó a decir a Salomón: “He recibido el mensaje que me enviaste, y cumpliré tu pedido de madera de cedro y de pino. Mis servidores la bajarán del Líbano hasta el mar, y de aquí haré que la transporten en forma de balsas hasta el lugar que me indiques. Allí se desatarán las balsas y tú recogerás la madera. Por lo que a ti toca, cumple mi deseo de proveer de alimentos a mi palacio.” Por lo tanto, Hiram dio a Salomón toda la madera de cedro y de pino que quiso, y Salomón proveyó a Hiram de alimentos para su palacio: cuatro millones cuatrocientos mil litros de trigo y cuatro mil cuatrocientos litros de aceite puro de oliva. Salomón entregaba esto a Hiram cada año. Así pues, el Señor concedió sabiduría a Salomón, como le había prometido. Además, Hiram y Salomón hicieron un pacto, y hubo paz entre ellos.
1 REYES 5:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Hiram, rey de Tiro, envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había amado a David. Entonces Salomón envió a decir a Hiram: —Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre del Señor, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. Ahora el Señor, mi Dios, me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni males que temer. Yo, por tanto, he determinado ahora edificar una casa al nombre del Señor, mi Dios, según lo que el Señor dijo a mi padre David: «Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, él edificará una casa a mi nombre». Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; mis siervos estarán con los tuyos y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios. Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: —Bendito sea hoy el Señor, que dio un hijo sabio a David como gobernante de este pueblo tan grande. Hiram envió a decir a Salomón: —He oído lo que me mandaste decir: haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés. Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar, la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales. Allí se desatará y tú la tomarás. Y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi familia. Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y la madera de ciprés que quiso, mientras Salomón le daba a Hiram seis mil toneladas de trigo y seis mil litros de aceite puro para el sustento de su familia. Esto entregaba Salomón a Hiram cada año. El Señor, pues, dio a Salomón sabiduría como le había prometido. Entre Hiram y Salomón hubo paz, e hicieron un pacto entre ambos.
1 REYES 5:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El rey Hiram de Tiro siempre había tenido buenas relaciones con David, así que, al saber que Salomón había sido ungido para suceder en el trono a su padre David, le mandó una embajada. En respuesta, Salomón le envió este mensaje: «Tú bien sabes que, debido a las guerras en que mi padre David se vio envuelto, no le fue posible construir un templo en honor del SEÑOR su Dios. Tuvo que esperar hasta que el SEÑOR sometiera a sus enemigos bajo su dominio. Pues bien, ahora el SEÑOR mi Dios me ha dado paz por todas partes, de modo que no me amenazan ni adversarios ni calamidades. Por lo tanto, me propongo construir un templo en honor del SEÑOR mi Dios, pues él le prometió a mi padre David: “Tu hijo, a quien pondré en el trono como sucesor tuyo, construirá el templo en mi honor”. »Ahora, pues, ordena que se talen para mí cedros del Líbano. Mis obreros trabajarán con los tuyos, y yo te pagaré el salario que determines para tus obreros. Tú sabes que no hay entre nosotros quien sepa talar madera tan bien como los sidonios». Cuando Hiram oyó el mensaje de Salomón, se alegró mucho y dijo: «¡Alabado sea hoy el SEÑOR, porque le ha dado a David un hijo sabio para gobernar a esa gran nación!» Entonces Hiram envió a Salomón este mensaje: «He recibido tu petición. Yo te proporcionaré toda la madera de cedro y de pino que quieras. Mis obreros la transportarán desde el Líbano hasta el mar. Allí haré que la aten en forma de balsas para llevarla flotando hasta donde me indiques, y allí se desatará para que la recojas. Tú, por tu parte, tendrás a bien proporcionarle alimento a mi corte». Así que Hiram le proveía a Salomón toda la madera de cedro y de pino que este deseaba, y Salomón, por su parte, año tras año le entregaba a Hiram, como alimento para su corte, veinte mil cargas de trigo y veinte mil medidas de aceite de oliva. El SEÑOR, cumpliendo su palabra, le dio sabiduría a Salomón. Hiram y Salomón hicieron un tratado, y hubo paz entre ellos.