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1 SAMUEL 15:1-9

1 SAMUEL 15:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Un día, Samuel dijo a Saúl: –El Señor me envió para consagrarte como rey de Israel, su pueblo. Por lo tanto, escucha lo que el Señor te quiere decir. Así dice el Señor todopoderoso: ‘Voy a castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues se interpusieron en su camino cuando venía de Egipto. Por lo tanto, ve y atácalos; destrúyelos junto con todas sus posesiones, y no les tengas compasión. Mata hombres y mujeres, niños y recién nacidos, y también toros y ovejas, camellos y asnos.’ Saúl mandó llamar al pueblo y le pasó revista en Telaím. Eran doscientos mil hombres de infantería y diez mil hombres de Judá. Después Saúl se dirigió a la capital de Amalec y tomó posiciones junto al arroyo, y dijo a los quenitas: –¡Apartaos! ¡Salid de en medio de los amalecitas, para que no os destruya junto con ellos; pues vosotros os portasteis bien con los israelitas cuando venían de Egipto! Los quenitas se apartaron de los amalecitas. Entonces Saúl atacó a los amalecitas desde Havilá hasta la entrada de Sur, que está en la frontera de Egipto, y los derrotó; tomó prisionero a Agag, su rey, y mató a filo de espada a todo su ejército. Sin embargo, Saúl y su ejército dejaron con vida a Agag, y no mataron las mejores ovejas, ni los toros, ni los becerros más gordos, ni los carneros, ni destruyeron las cosas de valor, aunque sí destruyeron todo lo que era inútil y de poco valor.

1 SAMUEL 15:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Un día Samuel le dijo a Saúl: «El SEÑOR me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del SEÑOR. Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no dejaron pasar al pueblo cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos”». Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá. Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco. Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Idos de aquí! Salid y apartaos de los amalecitas. Vosotros fuisteis bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruiros a vosotros juntamente con ellos». Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto. A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada. Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; solo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.