1 SAMUEL 2:1-10
1 SAMUEL 2:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el Señor, mi poder se exalta en el Señor; mi boca se ríe de mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como el Señor; porque no hay nadie fuera de ti ni refugio como el Dios nuestro. No multipliquéis las palabras de orgullo y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque el Señor es el Dios que todo lo sabe y a él le toca juzgar las acciones. Los arcos de los fuertes se han quebrado y los débiles se ciñen de vigor. Los saciados se alquilan por pan y los hambrientos dejan de tener hambre; hasta la estéril da a luz siete veces, mas la que tenía muchos hijos languidece. El Señor da la muerte y la vida; hace descender al seol y retornar. El Señor empobrece y enriquece, abate y enaltece. Él levanta del polvo al pobre; alza del estercolero al menesteroso, para hacerlo sentar con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque del Señor son las columnas de la tierra; él afirmó sobre ellas el mundo. Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por su propia fuerza. Delante del Señor serán quebrantados sus adversarios y sobre ellos tronará desde los cielos. El Señor juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey y exaltará el poderío de su Ungido.
1 SAMUEL 2:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Y Ana comenzó a orar así: Mi corazón salta de alegría por el Señor, mi fuerza reside en el Señor, mi boca se ríe de mis rivales, porque he disfrutado de tu ayuda. Nadie es santo como el Señor, nadie es fuerte como nuestro Dios, porque no hay otro como tú. No pronunciéis discursos altaneros, arrojad la arrogancia de vuestras bocas, porque el Señor es un Dios sabio y evalúa todas las acciones. El arco de los valientes se hace trizas y los cobardes se arman de valor. Los hartos se alquilan por pan y los hambrientos se sacian: la mujer estéril da a luz siete hijos y la madre fecunda se marchita. El Señor da la muerte y da la vida, hunde en el abismo y salva de él. El Señor empobrece y enriquece, rebaja y engrandece; saca del lodo al miserable, levanta de la basura al pobre para sentarlo entre los príncipes y adjudicarle un puesto de honor. Del Señor son los pilares de la tierra y sobre ellos cimentó el universo. Él guía los pasos de sus amigos, mientras los malvados se pierden en la oscuridad, porque nadie triunfa por sus fuerzas. El Señor desarma a sus adversarios, el Altísimo lanza truenos desde el cielo; el Señor juzga hasta el lugar más apartado; el Señor fortalece a su rey y engrandece el poder de su ungido.
1 SAMUEL 2:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Ana oró de esta manera: “Señor, yo me alegro en ti de corazón, porque me das nuevas fuerzas. Puedo hablar contra mis enemigos, porque me has ayudado. ¡Estoy alegre! ¡Nadie es santo como tú, Señor! ¡Nadie protege como tú, Dios nuestro! ¡Nadie hay fuera de ti! Que nadie hable con orgullo y nadie se jacte demasiado, porque el Señor es el Dios que todo lo sabe, y él pesa y juzga lo que hace el hombre. Él destruye los arcos de los poderosos y reviste de poder a los débiles; los que antes tenían de sobra, ahora se alquilan por un pedazo de pan; pero los que tenían hambre, ahora ya no la tienen. La mujer que no podía tener hijos ha dado a luz siete veces; pero la que tenía muchos hijos está ahora totalmente marchita. El Señor quita la vida y la da; nos hace bajar al sepulcro y de él nos hace subir. El Señor nos hace pobres o ricos; nos hace caer y nos levanta. Dios levanta del suelo al pobre y saca del basurero al mendigo, para sentarlo entre grandes hombres y hacerle ocupar un lugar de honor; porque el Señor es el dueño de las bases de la tierra, y sobre ellas colocó el mundo. Él cuida los pasos de sus fieles, pero los malvados mueren en la oscuridad, porque nadie triunfa por la fuerza. El Señor hará pedazos a sus enemigos, y desde el cielo enviará truenos contra ellos. El Señor juzgará al mundo entero; dará poder al rey que ha escogido y hará crecer su poder.”
1 SAMUEL 2:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ana elevó esta oración: «Mi corazón se alegra en el SEÑOR; en él radica mi poder. Puedo celebrar tu salvación y burlarme de mis enemigos. »Nadie es santo como el SEÑOR; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él! »Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profiráis palabras soberbias! El SEÑOR es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones. »El arco de los poderosos se quiebra, pero los débiles recobran las fuerzas. Los que antes tenían comida de sobra se venden por un pedazo de pan; los que antes sufrían hambre ahora viven saciados. La estéril ha dado a luz siete veces, pero la que tenía muchos hijos languidece. »Del SEÑOR vienen la muerte y la vida; él nos hace bajar al sepulcro, pero también nos levanta. El SEÑOR da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece. Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso. »Del SEÑOR son los fundamentos de la tierra; ¡sobre ellos afianzó el mundo! Él guiará los pasos de sus fieles, pero los malvados se perderán entre las sombras. ¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas! »El SEÑOR destrozará a sus enemigos; desde el cielo lanzará truenos contra ellos. El SEÑOR juzgará los confines de la tierra, fortalecerá a su rey y enaltecerá el poder de su ungido».