1 SAMUEL 21:10-15
1 SAMUEL 21:10-15 La Palabra (versión española) (BLP)
El sacerdote le respondió: —Ahí está la espada de Goliat, el filisteo, al que mataste en el valle de Elá. Está envuelta en un paño detrás del efod. Si la quieres, llévatela, pues aquí no hay otra. David le dijo: —¡No hay otra igual! Dámela. David siguió huyendo aquel día lejos de Saúl y llegó donde Aquís, rey de Gat. Los servidores de Aquís le dijeron: —Ese es David, el rey del país, al que le cantaban bailando aquello de «Saúl mató a mil y David a diez mil». David se preocupó por aquellos comentarios y sintió miedo de Aquís, el rey de Gat. Entonces modificó su aspecto y se hizo el loco ante ellos arañando las puertas y dejando que la baba le chorreara por la barba. Aquís dijo a sus criados: —¿No veis que ese hombre está loco? ¿Para qué me lo habéis traído?
1 SAMUEL 21:10-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Aquel mismo día, David siguió huyendo de Saúl, y fue a presentarse a Aquís, el rey de Gat. Los oficiales de Aquís le dijeron: –¡Pero si este es David, servidor de Saúl, el rey de esta tierra! ¡Él es de quien cantaban en las danzas: ‘Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David’! David tomó muy en cuenta estos comentarios, y tuvo miedo de Aquís, rey de Gat. Por eso, delante de ellos cambió su conducta normal, y fingiéndose loco escribía garabatos en las puertas y dejaba que la saliva le corriera por la barba. Entonces Aquís dijo a sus oficiales: –Si veis que este hombre está loco, ¿para qué me lo habéis traído? ¿Acaso me hacen falta locos, que me habéis traído a este para que haga sus locuras en mi propia casa?
1 SAMUEL 21:10-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a Aquis, rey de Gat. Los oficiales le dijeron a Aquis: ―¿No es este David, el rey del país? ¿No es él por quien danzaban, y en los cantos decían: «Saúl mató a sus miles, pero David, a sus diez miles»? Al oír esto, David se preocupó y tuvo mucho miedo de Aquis, rey de Gat. Por lo tanto, fingió perder la razón y, en público, comenzó a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva le corriera por la barba. Aquis dijo entonces a sus oficiales: ―¿Pero qué, no os fijáis? ¡Ese hombre está loco! ¿Para qué me lo traéis? ¿Acaso me hacen falta más locos, que encima me traéis a este para hacer sus locuras en mi presencia? ¡Sacadlo de mi palacio!