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1 SAMUEL 25:26-34

1 SAMUEL 25:26-34 Reina Valera 2020 (RV2020)

Ahora pues, señor mío, ¡vive el Señor, y vive tu alma!, que el Señor te ha impedido venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran el mal contra mi señor. En cuanto a este presente que tu sierva te ha traído, que sea dado a los hombres que siguen a mi señor. Te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues el Señor hará sin duda una casa perdurable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas del Señor, y no vendrá mal sobre ti en todos tus días. Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será atada al haz de los que viven delante del Señor tu Dios, mientras que él arrojará las vidas de tus enemigos como quien las tira con el cuenco de una honda. Cuando el Señor haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca como príncipe sobre Israel, entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado con tu propia mano. Guárdese, pues, mi señor, y cuando el Señor haya favorecido a mi señor, acuérdate de tu sierva. Entonces David dijo a Abigail: —Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontraras. Bendito sea tu razonamiento y bendita tú, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano. Porque, ¡vive el Señor, Dios de Israel!, que me ha impedido hacerte mal, que de no haberte dado prisa en venir a mi encuentro, mañana por la mañana no le habría quedado con vida a Nabal ni un solo hombre.

1 SAMUEL 25:26-34 La Palabra (versión española) (BLP)

Ahora, señor mío, por la vida del Señor y por tu propia vida, es el Señor quien te impide derramar sangre y tomarte la justicia por tu mano. ¡Ojalá sean como Nabal todos tus enemigos y los que buscan la ruina de mi señor! Que el obsequio que esta sierva tuya ha traído a su señor se reparta entre los muchachos que lo acompañan. Te ruego disculpes la falta de esta sierva tuya, porque el Señor va a construirte una casa estable, pues mi señor combate las guerras del Señor y ninguna desgracia te alcanzará en toda tu vida. Cuando alguien quiera perseguirte y atentar contra tu vida, la vida de mi señor quedará a buen recaudo en la bolsa de la vida, al cuidado del Señor tu Dios; mientras que la vida de tus enemigos será arrojada lejos como piedra en la honda. Que cuando el Señor cumpla a mi señor todo el bien que le ha prometido y lo constituya jefe de Israel, mi Señor no tenga que sufrir remordimiento o pesar por haber derramado sangre inocente y haberse tomado la justicia por su mano. Y que cuando el Señor te haya colmado de bienes, te acuerdes de esta tu sierva. David le contestó: —¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Bendita tu sensatez y también tú que me has impedido hoy derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano! ¡Te juro por el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte daño, porque si tú no te hubieras apresurado en salir a mi encuentro, al amanecer no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo varón!

1 SAMUEL 25:26-34 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Sin embargo, con toda seguridad, el Señor no ha permitido que tú vengas a derramar sangre y a tomarte la justicia por tu mano. ¡Quiera el Señor que todos tus enemigos y todos los que procuran hacerte daño corran la misma suerte que Nabal! Y ahora te ruego que estos regalos que te he traído sean repartidos entre los criados que te acompañan, y que perdones a esta tu servidora. Ciertamente el Señor va a mantenerte en el poder, a ti y a tu dinastía, ya que tú luchas por la causa del Señor; y en toda tu vida no sufrirás ningún mal. Si alguien te persigue e intenta matarte, tu vida estará segura bajo la protección del Señor tu Dios. En cuanto a tus enemigos, el Señor los arrojará como quien arroja piedras con una honda. Así pues, cuando el Señor haga realidad todo lo bueno que ha anunciado respecto a ti, y te nombre jefe de Israel, no tendrás el pesar ni el remordimiento de haber derramado sangre inocente ni de haberte tomado la justicia por tu mano. Y cuando el Señor te dé prosperidad, acuérdate de esta tu servidora. David le respondió: –Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te envió hoy a mi encuentro, y bendita seas tú por tu buen juicio, porque hoy has evitado que yo llegue a derramar sangre y a tomarme la justicia por mi mano. Pero te juro por el Señor, el Dios de Israel, que ha evitado que yo te haga daño, que si no te hubieras apresurado a venir a mi encuentro, mañana no le quedaría a Nabal ni un solo varón vivo.

1 SAMUEL 25:26-34 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»Pero ahora el SEÑOR te ha impedido a ti derramar sangre y tomarte la justicia por tus propias manos. ¡Tan cierto como que el SEÑOR y tú estáis vivos! Por eso, pido que a tus enemigos, y a todos los que quieran hacerte daño, les pase lo mismo que a Nabal. Acepta tú este regalo que tu sierva te ha traído, y repártelo entre los criados que te acompañan. Yo te ruego que perdones el atrevimiento de esta tu sierva. Ciertamente, el SEÑOR te dará a ti una dinastía que se mantendrá firme, y nunca nadie podrá hacerte a ti ningún daño, pues tú peleas las batallas del SEÑOR. Aun si alguien te persigue con la intención de matarte, tu vida estará protegida por el SEÑOR tu Dios, mientras que tus enemigos serán lanzados a la destrucción. Así que, cuando el SEÑOR te haya hecho todo el bien que te ha prometido, y te haya establecido como jefe de Israel, no tendrás tú que sufrir la pena y el remordimiento de haberte vengado por ti mismo, ni de haber derramado sangre inocente. Acuérdate tú de esta tu sierva cuando el SEÑOR te haya dado prosperidad». David le dijo entonces a Abigaíl: ―¡Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos! El SEÑOR, Dios de Israel, me ha impedido hacerte mal; pero te digo que, si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, para mañana no le habría quedado vivo a Nabal ni uno solo de sus hombres. ¡Tan cierto como que el SEÑOR vive!