1 TIMOTEO 4:6-16
1 TIMOTEO 4:6-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen ministro de Jesucristo, alimentado con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad, porque el ejercicio corporal sirve para poco, pero la piedad es útil para todo, pues tiene promesa para esta vida presente y para la venidera. Esto que os digo es muy cierto y digno de ser aceptado por todos. Y por esto mismo aún trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todas las personas, especialmente de los creyentes. Manda y enseña estas cosas. Nadie tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, y que recibiste mediante profecía, cuando los ancianos te impusieron las manos. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues al hacer esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.
1 TIMOTEO 4:6-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús y estarás alimentado con el mensaje de la fe y de la hermosa enseñanza que tan fielmente has seguido. Desecha los mitos profanos que solo son cuentos de viejas. Ejercítate en una vida auténticamente piadosa, teniendo en cuenta que el ejercicio corporal no sirve para mucho y, en cambio, una vida de veras piadosa es útil para todo; además, cuenta con la promesa de la vida, tanto presente como futura. Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas. En efecto, si nos fatigamos y luchamos, es porque hemos puesto la esperanza en el Dios viviente, que es salvador de todos, especialmente de los creyentes. Enseña y recomienda estas cosas. Que nadie te haga de menos por ser joven. Al contrario, que tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe y tu limpio proceder te conviertan en modelo para los creyentes. Mientras esperas que yo llegue, dedícate a la lectura [de las Escrituras], a la exhortación y a la enseñanza. No hagas estéril el don que hay en ti y que se te confirió cuando, por indicación profética, los presbíteros te impusieron las manos. Tómate en serio todo esto y vívelo intensamente a fin de que todos puedan constatar tu aprovechamiento. Cuida de ti y de la enseñanza; sé constante en lo que hagas, pues de esa manera te salvarás tú y salvarás a quienes te escuchen.
1 TIMOTEO 4:6-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Si enseñas estas cosas a los hermanos y te alimentas con las palabras de la fe y la buena enseñanza que has seguido, serás un buen servidor de Cristo Jesús. Pero no hagas caso de cuentos mundanos y tontos. Ejercítate en la devoción a Dios, pues aunque el ejercicio del cuerpo sirva para algo, la devoción a Dios es útil para todo; ella nos trae provecho para esta vida y también para la vida futura. Esto es muy cierto y todos deben creerlo. Por eso mismo trabajamos y luchamos, porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el salvador de todos y especialmente de los que creen. Estas cosas tienes que mandar y enseñar. Evita que te desprecien por ser joven; más bien debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida. Mientras llego, dedícate a leer en público las Escrituras, a animar a los hermanos y a instruirlos. No descuides los dones que Dios te concedió cuando, por inspiración suya, los ancianos de la iglesia te impusieron las manos. Pon toda tu atención en estas cosas, para que todos puedan ver cómo adelantas. Ten cuidado de ti mismo y de lo que enseñas a otros, y sigue firme en todo. Si lo haces así, te salvarás tú y salvarás también a los que te escuchen.
1 TIMOTEO 4:6-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, nutrido con las verdades de la fe y de la buena enseñanza que paso a paso has seguido. Rechaza las leyendas profanas y otros mitos semejantes. Más bien, ejercítate en la piedad, pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos. En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen. Encarga y enseña estas cosas. Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos. Ejercita el don que recibiste mediante profecía, cuando los ancianos te impusieron las manos. Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando. Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.