2 CRÓNICAS 1:6-12
2 CRÓNICAS 1:6-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Subió, pues, Salomón allá delante del Señor, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos. Aquella noche, Dios se le apareció a Salomón y le dijo: —Pídeme lo que quieras que yo te dé. Salomón respondió a Dios: —Tú has tenido con David, mi padre, gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo. Ahora pues, Señor Dios, que se cumpla la palabra que le diste a David, mi padre; porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y ciencia, para que sepa dirigir a este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Respondió Dios a Salomón: —Por cuanto este ha sido el deseo de tu corazón, y no has pedido riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que procuran tu mal, ni tampoco muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca la tuvieron los reyes que fueron antes de ti, ni la tendrán los que vengan después de ti.
2 CRÓNICAS 1:6-12 La Palabra (versión española) (BLP)
Salomón subió allí al altar de bronce que estaba ante el Señor, en la Tienda del encuentro, y ofreció mil holocaustos. Aquella misma noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: —Pídeme lo que quieras. Salomón le respondió: —Tú trataste a mi padre David con especial favor y a mí me has permitido reinar en su lugar. Ahora, Dios, el Señor, cumple la promesa que hiciste a mi padre David, pues me has hecho rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Concédeme, pues, sabiduría e inteligencia para dirigir a este pueblo, pues ¿quién es capaz de gobernar a un pueblo tan grande como el tuyo? Y Dios respondió a Salomón: —Puesto que ese es tu deseo, y no has pedido riquezas, bienes y fama, ni la muerte de los que te odian, ni larga vida, sino sabiduría e inteligencia para juzgar a mi pueblo, del que te he convertido en rey, se te conceden sabiduría e inteligencia y además te daré riquezas, bienes y fama como no las han tenido los reyes que te precedieron ni las tendrán los que te sucedan.
2 CRÓNICAS 1:6-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Salomón subió al altar de bronce que estaba ante el Señor, frente a la tienda del encuentro con Dios, y ofreció sobre él mil holocaustos. Y aquella misma noche, Dios se le apareció a Salomón y le dijo: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.” Salomón respondió a Dios: “Tú trataste con gran bondad a mi padre David, y a mí me pusiste a reinar en su lugar. Ahora pues, Dios y Señor, cumple lo que le dijiste a David mi padre, ya que me hiciste rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Por tanto, dame sabiduría y conocimiento para dirigir a este pueblo, porque ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?” Dios respondió a Salomón: “Puesto que este ha sido tu deseo, y no has pedido riquezas ni bienes ni honores, ni la muerte de tus enemigos, ni tampoco una larga vida, sino sabiduría y conocimiento para poder gobernar a mi pueblo, del que te hice rey, te concedo sabiduría y conocimiento, pero además te daré riquezas, bienes y honores, como no tuvieron los reyes que fueron antes de ti ni tendrán los que vengan después de ti.”
2 CRÓNICAS 1:6-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Allí, en presencia del SEÑOR, Salomón subió al altar que estaba en la Tienda de reunión, y en él ofreció mil holocaustos. Aquella noche Dios se le apareció a Salomón y le dijo: ―Pídeme lo que quieras. Salomón respondió: ―Tú trataste con mucho amor a David mi padre, y a mí me has permitido reinar en su lugar. SEÑOR y Dios, cumple ahora la promesa que le hiciste a mi padre David, pues tú me has hecho rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Yo te pido sabiduría y conocimiento para gobernar a este gran pueblo tuyo; de lo contrario, ¿quién podrá gobernarlo? Entonces Dios le dijo a Salomón: ―Ya que has pedido sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he hecho rey, y no has pedido riquezas ni bienes ni esplendor y ni siquiera la muerte de tus enemigos o una vida muy larga, te los otorgo. Pero además voy a darte riquezas, bienes y esplendor, como nunca los tuvieron los reyes que te precedieron ni los tendrán los que habrán de sucederte.