2 CRÓNICAS 11:5-23
2 CRÓNICAS 11:5-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
Habitó Roboam en Jerusalén y edificó ciudades para fortificar a Judá. Edificó Belén, Etam, Tecoa, Bet-sur, Soco, Adulam, Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis, Azeca, Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. Reforzó también las fortalezas y puso en ellas capitanes, provisiones, vino y aceite; en todas las ciudades había escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos. Los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían, pues los levitas dejaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido del ministerio del Señor. Y él había designado sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel, los que tenían el propósito sincero de buscar al Señor, Dios de Israel; y fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, el Dios de sus padres. Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, durante tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón. Tomó Roboam por mujer a Mahalat, hija de Jerimot, hijo de David y de Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí, la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. Después de ella tomó a Maaca, hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit. Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalón, sobre todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca como jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerlo rey. Obró sagazmente, pues esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia y muchas mujeres.
2 CRÓNICAS 11:5-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Roboán se estableció en Jerusalén y edificó plazas fuertes en Judá. Además fortificó Belén, Etán, Tecoa, Betsur, Socó, Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adoráin, Laquis, Acecá, Sorá, Ayalón y Hebrón, plazas fuertes de Judá y Benjamín. Reforzó las defensas, puso en ellas gobernadores y las proveyó de almacenes de víveres, aceite y vino. Reforzó al máximo cada una de las ciudades, abasteciéndolas de escudos y lanzas. Y así Roboán se quedó con Judá y Benjamín. Los sacerdotes y levitas que había en Israel se pasaron a Roboán desde sus territorios. Los levitas abandonaron sus tierras y posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, pues Jeroboán y sus hijos les habían prohibido ejercer el sacerdocio del Señor. Y es que Jeroboán había nombrado sus propios sacerdotes para los santuarios locales y para las imágenes de sátiros y becerros que había mandado fabricar. Siguiendo a los levitas, gentes de todas las tribus de Israel, deseando seguir al Señor Dios de Israel, fueron a Jerusalén para hacer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. De esta manera consolidaron el Reino de Judá y fortalecieron a Roboán, el hijo de Salomón, durante tres años, los tres años en que él siguió los pasos de David y Salomón. Roboán se casó con Majalat, hija de Jerimot y nieta de David y Abihail, la hija de Eliab y nieta de Jesé. Majalat le dio como hijos a Jeús, Semarías y Zahán. Después se casó con Maacá, la hija de Absalón, que le dio a Abías, Atay, Zizá y Selomit. Roboán amaba a Maacá, la hija de Salomón, más que a todas sus demás esposas y concubinas, pues tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, con las que tuvo veintiocho hijos y sesenta hijas. Roboán designó a Abías, el hijo de Maacá, como jefe y príncipe de sus hermanos, pues quería hacerlo rey, y distribuyó hábilmente a todos los demás hijos por los territorios de Judá y Benjamín y en todas las plazas fuertes, dándoles abundantes provisiones y proporcionándoles muchas mujeres.
2 CRÓNICAS 11:5-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Roboam se estableció en Jerusalén y construyó ciudades fortificadas en Judá. Reforzó Belén, Etam, Tecoa, Bet-sur, Socó, Adulam, Gat, Maresá, Zif, Adoraim, Laquis, Azecá, Sorá, Aialón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. Reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes y provisiones de comida, aceite y vino. Además proveyó de escudos y lanzas a todas y cada una de las ciudades, y las reforzó de manera extraordinaria. Así pues, Roboam quedó en posesión de Judá y Benjamín. Los sacerdotes y levitas de todo Israel vinieron de todas partes para unirse a él, pues los levitas tuvieron que abandonar sus tierras de pastoreo y demás posesiones para irse a Jerusalén y a otros lugares de Judá, porque Jeroboam y sus sucesores les impidieron ejercer el sacerdocio del Señor. Jeroboam había nombrado sus propios sacerdotes para los santuarios paganos y para el culto a los demonios y a los becerros que había fabricado. Además, los que tenían el sincero propósito de buscar al Señor, el Dios de Israel, siguieron el ejemplo de los sacerdotes y levitas, y se fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. De esta manera, fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam, hijo de Salomón, durante tres años, pues solo durante tres años él siguió el ejemplo de David y Salomón. Roboam se casó con Mahalat, hija de Jerimot, hijo de David y Abihail, hija de Eliab y nieta de Jesé. Hijos de Roboam y Mahalat fueron Jehús, Semarías y Záham. Después se casó con Maacá, hija de Absalón, y sus hijos fueron Abiam, Atai, Ziza y Selomit. Roboam tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, pero quiso más a Maacá que a todas las demás. Tuvo veintiocho hijos y sesenta hijas. Roboam nombró a Abiam, hijo de Maacá, jefe de sus hermanos, pues quería hacerle rey. Tuvo la buena idea de repartir a sus demás hijos entre todos los territorios de Judá y Benjamín, y entre todas las ciudades fortificadas, dándoles provisiones en abundancia y consiguiéndoles muchas esposas.
2 CRÓNICAS 11:5-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Roboán se estableció en Jerusalén y fortificó las siguientes ciudades de Judá: Belén, Etam, Tecoa, Betsur, Soco, Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adorayin, Laquis, Azeca, Zora, Ayalón y Hebrón. Estas ciudades fueron fortificadas en Judá y en Benjamín. Roboán nombró gobernantes, reforzó las fortificaciones, almacenó en ellas víveres, aceite y vino, y las armó a todas con escudos y lanzas. Así fortificó completamente todas las ciudades y quedó en posesión de Judá y de Benjamín. De todas las regiones de Israel llegaron sacerdotes y levitas para unirse a Roboán. Los levitas abandonaron sus campos de pastoreo y demás posesiones para irse a Judá y a Jerusalén, ya que Jeroboán y sus hijos les habían impedido ejercer el sacerdocio del SEÑOR. En su lugar, Jeroboán había nombrado sacerdotes para los santuarios paganos y para el culto a los machos cabríos y a los becerros que había mandado hacer. Tras los levitas se fue gente de todas las tribus de Israel que con todo el corazón buscaba al SEÑOR, Dios de Israel. Llegaron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al SEÑOR, Dios de sus antepasados. Así consolidaron el reino de Judá, y durante tres años apoyaron a Roboán hijo de Salomón y siguieron el buen ejemplo de David y Salomón. Roboán se casó con Majalat hija de Jerimot, el hijo de David y de Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Isaí. Los hijos que ella le dio fueron Jeús, Semarías y Zaján. Después se casó con Macá hija de Absalón. Los hijos que ella le dio fueron Abías, Atay, Ziza y Selomit. Roboán amó a Macá hija de Absalón más que a sus otras esposas y concubinas. En total, tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, y fue padre de veintiocho hijos y de sesenta hijas. Roboán puso como príncipe heredero entre sus hermanos a Abías hijo de Macá, pues tenía la intención de hacerlo rey. Y actuó con astucia, pues a sus otros hijos les dio víveres en abundancia, les consiguió muchas esposas y los dispersó por todo el territorio de Judá y de Benjamín y por todas las ciudades fortificadas.