Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

2 CRÓNICAS 18:3-13

2 CRÓNICAS 18:3-13 La Palabra (versión española) (BLP)

Ajab, el rey de Israel, propuso a Josafat, rey de Judá: —¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad? Josafat le respondió: —Yo y mi gente estamos a tu disposición e iremos contigo a la guerra. Y Josafat añadió al rey de Israel: —Consulta antes al Señor. El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas y les preguntó: —¿Podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no? Ellos le respondieron: —Puedes ir, porque Dios te la va a entregar. Pero Josafat preguntó: —¿No hay por aquí algún profeta del Señor al que podamos consultar? El rey de Israel le respondió: —Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino siempre desgracias. Josafat le dijo: —El rey no debe hablar así. Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: —¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá! El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías ante ellos. Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía: —El Señor dice: «¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!». Y todos los profetas profetizaban lo mismo: —¡Ataca a Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey! Mientras, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le decía: —Ten en cuenta que los profetas están anunciando unánimemente la victoria al rey, procura que tu profecía coincida también con la suya y anuncia la victoria. Miqueas contestó: —¡Juro por el Señor que solo le anunciaré lo que me diga mi Dios!

2 CRÓNICAS 18:3-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

En efecto, Ahab, rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá: –¿Quieres acompañarme para marchar contra Ramot de Galaad? Josafat le respondió: –Yo, lo mismo que mi ejército, estamos contigo y con tu gente para ir a la guerra. Pero antes consulta la voluntad del Señor. El rey de Israel reunió a los profetas, que eran cuatrocientos, y les preguntó: –¿Debemos atacar a Ramot de Galaad, o no? Y ellos respondieron: –Atácala, porque Dios te la va a entregar. Pero Josafat preguntó: –¿No hay por aquí algún otro profeta del Señor a quien también podamos consultar? El rey de Israel contestó a Josafat: –Hay uno más, por medio del cual podemos consultar al Señor. Es Micaías, hijo de Imlá. Pero le aborrezco, porque nunca me anuncia cosas buenas, sino siempre malas. Pero Josafat le dijo: –No digas eso. En seguida el rey de Israel llamó a un oficial, y le ordenó: –¡Pronto, que venga Micaías, hijo de Imlá! Tanto el rey de Israel como Josafat, el rey de Judá, tenían puesta su armadura y estaban sentados en sus tronos en la explanada a la entrada de Samaria, y todos los profetas caían en trance profético delante de ellos. Sedequías, hijo de Quenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro y gritaba: “¡Así ha dicho el Señor: ‘Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta exterminarlos’!” Todos los profetas anunciaban lo mismo. Decían al rey: “Ataca a Ramot de Galaad y obtendrás la victoria, pues el Señor va a entregarte la ciudad.” El mensajero que había ido a llamar a Micaías, le dijo: –Todos los profetas, sin excepción, han dado una respuesta favorable al rey. Así pues, te ruego que hables como todos ellos y anuncies algo favorable. Micaías le contestó: –¡Juro por el Señor que solo diré lo que mi Dios me ordene decir!

2 CRÓNICAS 18:3-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Acab, rey de Israel, le preguntó a Josafat, rey de Judá: ―¿Irías conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Josafat le respondió: ―Estoy a tu disposición, lo mismo que mi pueblo. Iremos contigo a la guerra. Pero, antes que nada, consultemos al SEÑOR —añadió. Así que el rey de Israel reunió a los cuatrocientos profetas, y les preguntó: ―¿Debemos ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o no? ―Ve —contestaron ellos—, porque Dios la entregará en las manos del rey. Pero Josafat inquirió: ―¿No hay aquí un profeta del SEÑOR a quien podamos consultar? El rey de Israel le respondió: ―Todavía hay alguien por medio de quien podemos consultar al SEÑOR, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; solo me anuncia desastres. Se trata de Micaías hijo de Imlá. ―No digas eso —replicó Josafat. Entonces el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le ordenó: ―¡Traed de inmediato a Micaías hijo de Imlá! El rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales y sentados en sus respectivos tronos, estaban en la plaza a la entrada de Samaria, con todos los que profetizaban en su presencia. Sedequías hijo de Quenaná, que se había hecho unos cuernos de hierro, anunció: «Así dice el SEÑOR: “Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta aniquilarlos”». Y los demás profetas vaticinaban lo mismo. «Ataca a Ramot de Galaad, y vencerás, porque el SEÑOR la entregará en las manos del rey». Ahora bien, el mensajero que había ido a llamar a Micaías le advirtió: ―Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente, para que tu mensaje concuerde con el de ellos. Pero Micaías repuso: ―Tan cierto como que el SEÑOR vive, te juro que yo le anunciaré al rey lo que Dios me diga.