2 CRÓNICAS 25:1-14
2 CRÓNICAS 25:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén; el nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén. Hizo él lo recto ante los ojos del Señor, aunque no de perfecto corazón. Cuando fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían asesinado al rey, su padre. Pero no exterminó a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde el Señor mandó: «No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres, sino cada uno morirá por su pecado». Luego Amasías reunió a Judá y, con arreglo a las familias, puso jefes de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después, puso en lista a todos los de veinte años para arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para salir a la guerra, que tenían lanza y escudo. Y de Israel tomó a sueldo por tres mil trescientos kilos de plata, a cien mil hombres valientes. Pero un hombre de Dios vino ante él y le dijo: —Rey, que no vaya contigo el ejército de Israel, porque el Señor no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín. Pues si vas así, si eso haces y te esfuerzas en la pelea, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar. Le preguntó Amasías al hombre de Dios: —¿Qué, pues, se hará con los tres mil trescientos kilos de plata que he dado al ejército de Israel? Respondió el hombre de Dios: —El Señor puede darte mucho más que esto. Entonces, Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a unírsele de Efraín, para que se fueran a sus casas. Ellos se enojaron mucho contra Judá y volvieron a sus casas encolerizados. Amasías se armó de valor, sacó a su pueblo, vino al valle de la Sal y mató a diez mil de los hijos de Seír. Los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, a los que llevaron a la cumbre de un peñasco, los despeñaron desde allí, y todos se hicieron pedazos. Mientras tanto, los del ejército que Amasías había despedido para que no fueran con él a la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, mataron a tres mil personas y recogieron mucho botín. Al volver Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seír, y los tomó por dioses suyos, los adoró y les quemó incienso.
2 CRÓNICAS 25:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó durante veintinueve años. Su madre se llamaba Joadán y era de Jerusalén. Actuó correctamente ante el Señor, aunque no fue totalmente intachable. Cuando consolidó su soberanía, mató a los súbditos que habían asesinado a su padre, el rey. Pero no mató a sus hijos, de acuerdo con lo escrito en la ley de Moisés, promulgada por el Señor: «Los padres no morirán por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de los padres. Cada cual morirá por su propio pecado». Amasías reunió a Judá y lo organizó por familias paternas, al mando de jefes de millar y de cien para todo Judá y Benjamín. Hizo el censo de los mayores de veinte años y resultaron trescientos mil soldados escogidos, aptos para el ejército y armados de lanza y escudo. Reclutó también como mercenarios a cien mil guerreros de Israel por cien talentos de plata. Pero un profeta se presentó ante él y le dijo: —Majestad, no te apoyes en el ejército israelita pues el Señor no está con Israel ni con los efraimitas. Y si vas así, creyéndote reforzado para la batalla, Dios te hará caer ante el enemigo, pues Dios tiene el poder de apoyar y hacer caer. Amasías preguntó al profeta: —¿Y qué va a pasar con los cien talentos de plata que he entregado a la tropa de Israel? El profeta le respondió: —El Señor te los devolverá aumentados. Entonces Amasías licenció a la tropa que había traído de Efraín para que se fuese a casa. Pero ellos se enfurecieron contra Judá y volvieron a sus casas muy enojados. Amasías se armó de valor y al frente de su ejército marchó hacia el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír. Los judíos capturaron vivos a otros diez mil, los subieron a la cima de un peñasco, los arrojaron desde allí y los estrellaron a todos. Mientras tanto, los mercenarios de la tropa licenciada por Amasías para que no lo acompañara en la batalla invadieron las ciudades de Judá entre Samaría y Bet Jorón, mataron a tres mil personas y capturaron un cuantioso botín. Cuando Amasías regresó de derrotar a los edomitas, trajo consigo a los dioses de Seír y los convirtió en sus propios dioses, adorándolos y quemándoles incienso.
2 CRÓNICAS 25:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Amasías tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre era Joadán, oriunda de Jerusalén. Amasías hizo lo que agrada al SEÑOR, aunque no de todo corazón. Después de afianzarse en el poder, Amasías mató a los ministros que habían asesinado a su padre el rey. Sin embargo, según lo que ordenó el SEÑOR, no mató a los hijos de los asesinos, pues está escrito en el libro de la ley de Moisés: «A los padres no se les dará muerte por la culpa de sus hijos, ni a los hijos se les dará muerte por la culpa de sus padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado». Amasías reunió a los de Judá, y puso al frente de todo Judá y Benjamín jefes de mil y de cien soldados, agrupados según sus familias patriarcales. Censó a los hombres mayores de veinte años, y resultó que había trescientos mil hombres aptos para ir a la guerra y capaces de manejar la lanza y el escudo. Además, por la suma de tres mil trescientos kilos de plata, contrató a cien mil guerreros valientes de Israel. Pero un hombre de Dios fue a verlo y le dijo: ―Oh rey, no permitas que el ejército de Israel vaya contigo, porque el SEÑOR no está con esos efraimitas. Si tú vas con ellos, Dios te derribará delante de tus enemigos aunque luches valerosamente, porque Dios tiene poder para ayudar y poder para derribar. Amasías le preguntó al hombre de Dios: ―¿Qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que pagué al ejército de Israel? ―El SEÑOR puede darte mucho más que eso —respondió. Entonces Amasías dio de baja a las tropas israelitas que habían llegado de Efraín, y las hizo regresar a su país. A raíz de eso, las tropas se enojaron mucho con Judá y regresaron furiosas a sus casas. Armándose de valor, Amasías guio al ejército hasta el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír. El ejército de Judá capturó vivos a otros diez mil. A estos los hicieron subir a la cima de una roca, y desde allí los despeñaron. Todos murieron destrozados. Mientras esto sucedía, las tropas que Amasías había dado de baja se lanzaron contra las ciudades de Judá, y desde Samaria hasta Bet Jorón mataron a tres mil personas y se llevaron un enorme botín. Cuando Amasías regresó de derrotar a los edomitas, se llevó consigo los dioses de los habitantes de Seír y los adoptó como sus dioses, adorándolos y quemándoles incienso.
2 CRÓNICAS 25:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante veintinueve años. Su madre se llamaba Joadán, y era de Jerusalén. Los hechos de Amasías fueron rectos a los ojos del Señor, aunque no se portó con total sinceridad. Cuando Amasías se afirmó en el poder, mató a todos los oficiales que habían asesinado a su padre. Pero no dio muerte a los hijos de ellos, porque, según lo escrito en el libro de la ley de Moisés, el Señor ordenó: “Los padres no podrán ser condenados a muerte por culpa de lo que hayan hecho sus hijos, ni los hijos por lo que hayan hecho sus padres, sino que cada cual morirá por su propio pecado.” Amasías reunió a todos los hombres de Judá y de Benjamín, y los organizó por familias bajo el mando de jefes militares. Luego hizo el censo de todos los que tenían de veinte años en adelante, y resultó que había trescientos mil soldados escogidos, listos para la guerra y capaces de usar lanzas y escudos. Además contrató cien mil soldados de Israel por tres mil trescientos kilos de plata. Pero un hombre de Dios se presentó ante él y le dijo: –Oh rey, que no se te junte el ejército de Israel, porque el Señor no está con Israel, con toda esa gente de Efraín. Ahora bien, si quieres reforzar tu ejército con ayuda de ellos para ir a la guerra, Dios te hará caer frente al enemigo, porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar. Amasías preguntó al hombre de Dios: –Pero, ¿qué va a pasar entonces con los tres mil trescientos kilos de plata que di a las tropas de Israel? El hombre de Dios le respondió: –El Señor tiene suficiente para darte mucho más que eso. Entonces Amasías hizo que las tropas que habían venido de Efraín a unírsele se separasen y volvieran a sus casas. Pero ellos se enfurecieron contra Judá, y se volvieron a sus casas llenos de ira. Amasías se armó de valor y llevó su ejército al valle de la Sal, y mató a diez mil hombres de Seír. Además los de Judá apresaron vivos a otros diez mil y los llevaron a la cumbre de un monte rocoso; desde allí los despeñaron, y todos quedaron destrozados. Entre tanto, las tropas que Amasías no había dejado que se le unieran para la guerra, sino que las había hecho volver a sus casas, invadieron las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-horón, mataron a tres mil personas y se llevaron muchas cosas que robaron. Al volver Amasías de derrotar a los de Edom, se trajo con él los dioses de Seír, y los tomó como dioses suyos, los adoró y les quemó incienso.