2 CRÓNICAS 26:16-23
2 CRÓNICAS 26:16-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero cuando se hizo fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra el Señor, su Dios, y entró en el templo del Señor con la intención de quemar incienso sobre el altar del incienso. Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes del Señor, hombres valientes, que se opusieron al rey Uzías y le dijeron: —No te corresponde a ti, rey Uzías, el quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has pecado, y tú no tienes derecho a la gloria que viene de Dios, el Señor. Entonces Uzías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira contra los sacerdotes. En ese momento, le brotó lepra en la frente, delante de los sacerdotes en la casa del Señor, junto al altar del incienso. Cuando el sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo miraron, se dieron cuenta de que tenía lepra en su frente. Entonces, lo hicieron salir apresuradamente de aquel lugar, y él también se dio prisa en salir, porque el Señor lo había herido. Así, el rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa del Señor; Jotam, su hijo, se hizo cargo de la casa real, y gobernó al pueblo de la tierra. Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, fueron escritos por el profeta Isaías hijo de Amoz. Uzías se reunió con sus antepasados, y fue enterrado en un campo cercano a los sepulcros reales, por ser un leproso. Y en su lugar reinó su hijo Jotam.
2 CRÓNICAS 26:16-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Pero en la plenitud de su poder el orgullo lo llevó a la perdición y se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando al Templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. Tras él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valerosos sacerdotes del Señor, que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron: —Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios. Ozías con el incensario en la mano se encolerizó contra los sacerdotes y en ese momento le salió lepra en la frente allí mismo, ante los sacerdotes, en pleno Templo, junto al altar del incienso. Cuando el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo miraron y se dieron cuenta de que tenía lepra en la frente, lo echaron inmediatamente de allí, y él mismo se apresuró a salir, consciente de que el Señor lo había castigado. El rey Ozías siguió leproso hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, pues como leproso tenía prohibida la entrada en el Templo del Señor. Su hijo Jotán quedó al frente del palacio y gobernaba al pueblo. El resto de la historia de Ozías, de principio a fin, fue escrita por el profeta Isaías, hijo de Amón. Cuando Ozías murió fue enterrado con sus antepasados en un cementerio de propiedad real, por ser un leproso; su hijo Jotán le sucedió como rey.
2 CRÓNICAS 26:16-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero cuando se afirmó en el poder se volvió orgulloso, y eso causó su ruina. Fue infiel al Señor su Dios, pues entró en el templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. Pero detrás de él entró el sacerdote Azarías acompañado de ochenta valientes sacerdotes del Señor, y se enfrentaron con el rey y le dijeron: “Rey Ozías, ofrecer incienso al Señor no corresponde a Su Majestad, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, que están consagrados para hacerlo. Salga Su Majestad del santuario, porque ha cometido una infidelidad al Señor, y Dios no le va a honrar por eso.” Ozías, que tenía un incensario en la mano para ofrecer el incienso, se llenó de ira contra los sacerdotes. Y en aquel mismo momento, en pleno templo del Señor, junto al altar del incienso y en presencia de los sacerdotes, le salió lepra en la frente. Cuando el sumo sacerdote Azarías y todos los demás sacerdotes se fijaron en él, vieron que tenía lepra en la frente, y lo sacaron inmediatamente de allí. Él mismo quiso salir cuanto antes, pues el Señor le había castigado. El rey Ozías fue leproso hasta el día en que murió, así que el rey vivió como leproso, aislado en una casa, y le prohibieron entrar en el templo del Señor, y Jotam, su hijo, se hizo cargo de la regencia y gobernó a la nación. El resto de la historia de Ozías, desde el principio hasta el fin, lo escribió el profeta Isaías, hijo de Amós. Cuando Ozías murió, lo enterraron con sus antepasados en un cementerio de propiedad real, teniendo en cuenta que era leproso. Después reinó en su lugar su hijo Jotam.
2 CRÓNICAS 26:16-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Sin embargo, cuando aumentó su poder, Uzías se volvió arrogante, lo cual lo llevó a la desgracia. Se rebeló contra el SEÑOR, Dios de sus antepasados, y se atrevió a entrar en el templo del SEÑOR para quemar incienso en el altar. Detrás de él entró el sumo sacerdote Azarías, junto con ochenta sacerdotes del SEÑOR, todos ellos hombres valientes, quienes se le enfrentaron y le dijeron: «No te corresponde a ti quemar el incienso al SEÑOR. Esta es función de los sacerdotes descendientes de Aarón, pues son ellos los que están consagrados para quemar el incienso. Sal ahora mismo del santuario, pues has pecado, y así Dios el SEÑOR no va a honrarte». Esto enfureció a Uzías, quien tenía en la mano un incensario listo para ofrecer el incienso. Pero en ese mismo instante, allí en el templo del SEÑOR, junto al altar del incienso y delante de los sacerdotes, la frente se le cubrió de lepra. Al ver que Uzías estaba leproso, el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo expulsaron de allí a toda prisa. Es más, él mismo se apresuró a salir, pues el SEÑOR lo había castigado. El rey Uzías se quedó leproso hasta el día de su muerte. Tuvo que vivir aislado en su casa, y le prohibieron entrar en el templo del SEÑOR. Su hijo Jotán quedó a cargo del palacio y del gobierno del país. Los demás acontecimientos del reinado de Uzías, desde el primero hasta el último, los escribió el profeta Isaías hijo de Amoz. Cuando Uzías murió, fue sepultado con sus antepasados en un campo cercano al panteón de los reyes, pues padecía de lepra. Y su hijo Jotán le sucedió en el trono.