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2 CORINTIOS 12:11-21

2 CORINTIOS 12:11-21 Reina Valera 2020 (RV2020)

He sido un loco al jactarme, pero vosotros me obligasteis a ello. Yo debía ser alabado por vosotros, porque en nada he sido menos que los superapóstoles, aunque yo no soy nada. Con todo, las señales de apóstol se han cumplido entre vosotros con toda paciencia, por medio de señales, prodigios y milagros. ¿En qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido una carga? ¡Perdonadme este agravio! Ahora, por tercera vez estoy preparado para ir a visitaros; y no os seré una carga, porque no busco vuestros bienes, sino a vosotros, pues no son los hijos los que deben atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. Y yo, de buenísima gana, me gastaré, y me sobre gastaré por vuestras almas, aunque al amaros más, sea amado menos. Pero admitamos esto: Yo no os he sido una carga, sino que como soy astuto, os atrapé con engaño. ¿Acaso os he engañado por medio de alguno de los que he enviado a vosotros? Rogué a Tito que os visitara, y envié con él al hermano. ¿Acaso os engañó Tito? ¿No hemos andado con el mismo espíritu por las mismas pisadas? ¿O pensáis aún que nos estamos disculpando con vosotros? Cuando hablamos lo hacemos delante de Dios en Cristo; y todo esto, mis amados, para vuestra edificación. Tengo miedo de que cuando llegue, no os encuentre como quisiera, y que tampoco vosotros me encontréis a mí como quisierais. Temo que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, calumnias, murmuraciones, rumores y desórdenes. Temo también que cuando vaya de nuevo, me humille Dios entre vosotros, y tenga que llorar por los que antes hayan pecado y no se han arrepentido de la impureza, de la inmoralidad sexual y de la deshonestidad que han cometido.

2 CORINTIOS 12:11-21 La Palabra (versión española) (BLP)

Si he hablado como un insensato, vosotros me forzasteis a ello. En realidad, os correspondía a vosotros dar la cara por mí, pues aunque no soy nada, en nada soy inferior a esos superapóstoles. Ahí están las credenciales de mi apostolado entre vosotros: una constancia a toda prueba acompañada de signos milagrosos, prodigios y portentos. ¿En qué estáis en desventaja con las demás iglesias? ¿En que yo no quise vivir a costa vuestra? ¡Perdonadme, por favor, este agravio! Estoy a punto de haceros mi tercera visita y tampoco esta vez os seré gravoso, pues me interesáis vosotros, no vuestro dinero. Después de todo, corresponde a los padres ahorrar para los hijos, y no los hijos para los padres. Así que gastaré gustosamente cuanto tenga, y me desgastaré yo mismo por vosotros. ¿Acaso por amaros yo tanto, me amaréis vosotros menos? Quizás alguno piense que, en efecto, no fui carga para vosotros, pero que, astuto como soy, os hice morder el anzuelo. ¿Querríais decirme a cuál de las personas que os envié he utilizado para explotaros? Pedí a Tito que fuera a visitaros y envié con él a ese otro hermano. ¿Es que os ha explotado Tito? ¿No es más cierto que nos mueve el mismo Espíritu y que los dos seguimos los mismos pasos? A lo mejor estáis pensando hace un buen rato que no hacemos sino justificarnos ante vosotros. Dios es testigo de que es Cristo quien nos impulsa a hablar, y de que todo esto, queridos míos, es para vuestro provecho espiritual. Porque tengo miedo de no encontraros a mi llegada como yo quisiera y de que tampoco vosotros me encontréis como sería vuestro deseo. Tengo miedo de encontrarme con discordias, envidias, animosidades, rivalidades, maledicencias, críticas, engreimientos y desórdenes. Tengo miedo de que, cuando os visite de nuevo, me humille Dios por causa vuestra y tenga yo que hacer duelo por tantos como han pecado y no se han arrepentido de la impureza, la lujuria y el desenfreno en que vivían.

2 CORINTIOS 12:11-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Me he portado como un loco, pero vosotros me habéis obligado a hacerlo. Porque vosotros sois quienes debíais hablar bien de mí, pues en nada valgo menos que esos superapóstoles a quienes seguís. ¡Y eso que no valgo nada! Con las señales, milagros y maravillas que con tanta paciencia he realizado entre vosotros, ha quedado probado que soy un verdadero apóstol. Perdonadme si os ofendo, pero solo en una cosa habéis sido menos que las demás iglesias: ¡en que no fui una carga para vosotros! Ya estoy preparado para haceros mi tercera visita; y tampoco ahora os seré una carga, porque no busco vuestro dinero, sino a vosotros; pues son los padres quienes deben reunir dinero para los hijos y no los hijos para los padres. Y de buena gana gastaré todo lo que tengo, y aun a mí mismo me gastaré en bien vuestro, aunque parece que cuanto más os quiero menos me queréis vosotros. No, yo no fui una carga para vosotros. Sin embargo, algunos dicen que os hice caer astutamente en una trampa. ¿Acaso os engañé por medio de alguna de las personas que os he enviado? A Tito le pedí que fuera a visitaros, y con él mandé al otro hermano. ¿Acaso os engañó Tito? ¿No es verdad que los dos nos hemos portado de la misma manera y con el mismo espíritu? Tal vez penséis que nos estamos disculpando ante vosotros, pero no es así. Al contrario, estamos hablando en presencia de Dios y como quienes pertenecen a Cristo. Y todo esto, queridos hermanos, es para vuestra edificación espiritual. Porque temo que a mi llegada no os encontraré como quisiera, y tampoco vosotros me encontraréis como quisierais. Temo que haya discordias, envidias, enojos, egoísmos, chismes, críticas, orgullos y desórdenes. Temo también que en mi próxima visita Dios me haga avergonzar de vosotros, que me haga llorar por muchos de vosotros que desde tiempo atrás vienen pecando y que no han dejado la impureza, la inmoralidad sexual y los vicios que practicaban.

2 CORINTIOS 12:11-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Me he portado como un insensato, pero vosotros me habéis obligado a ello. Vosotros debíais haberme elogiado, pues de ningún modo soy inferior a los «superapóstoles», aunque yo no soy nada. Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros, se dieron constantemente entre vosotros. ¿En qué fuisteis inferiores a las demás iglesias? Pues solo en que yo mismo nunca os fui una carga. ¡Perdonadme si os ofendo! Mirad que por tercera vez estoy listo para visitaros, y no os seré una carga, pues no me interesa lo que tenéis, sino lo que sois. Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos. Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por vosotros. Si os amo hasta el extremo, ¿me amaréis menos? En todo caso, no os he sido una carga. ¿Es que, como soy tan astuto, os tendí una trampa para estafaros? ¿Acaso os exploté por medio de alguno de mis enviados? Le rogué a Tito que fuera a veros y con él envié al otro hermano. ¿Acaso se aprovechó Tito de vosotros? ¿No procedimos los dos con el mismo espíritu y seguimos el mismo camino? ¿Todo este tiempo habéis venido pensando que nos estábamos justificando ante vosotros? ¡Más bien, hemos estado hablando delante de Dios en Cristo! Todo lo que hacemos, queridos hermanos, es para vuestra edificación. En realidad, me temo que cuando vaya a veros no os encuentre como quisiera, ni vosotros me encontréis a mí como quisierais. Temo que haya peleas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, calumnias, chismes, insultos y alborotos. Temo que, al volver a visitaros, mi Dios me humille delante de vosotros, y que yo tenga que llorar por muchos que han pecado desde hace algún tiempo, pero no se han arrepentido de la impureza, de la inmoralidad sexual y de los vicios a que se han entregado.