Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

2 CORINTIOS 8:1-24

2 CORINTIOS 8:1-24 Reina Valera 2020 (RV2020)

Hermanos, también os hacemos saber acerca de la gracia que Dios ha dado a las iglesias de Macedonia, que, en medio de grandes pruebas, se han mantenido con mucha alegría y, a pesar de su extrema pobreza, abundó la riqueza de su bondad. Porque yo doy testimonio de que, conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, han sido generosos. Con insistencia nos rogaban que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los creyentes. Y, sin nosotros esperarlo, incluso se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. Por eso le pedimos a Tito, que acabara esta obra de gracia que él había comenzado entre vosotros. Por lo tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en entusiasmo y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. No estoy dando órdenes, sino que, al ver la diligencia de otros, quiero comprobar la generosidad de vuestro amor. Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre aunque era rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos. Sobre este asunto os doy mi consejo porque os conviene a vosotros. Desde el año pasado comenzasteis a hacer algo, aunque antes ya deseabais hacerlo. Así que ahora, llevad a cabo lo que queríais hacer, para que así como estuvisteis dispuestos a querer hacerlo, también lo estéis a cumplirlo conforme a lo que tengáis. Porque si hay buena disposición, se acepta lo que uno tiene, no lo que no tiene. No se trata de que para que otros sean aliviados vosotros sufráis escasez, sino que en este tiempo, con equidad, vuestra abundancia supla la falta de los otros, y para que también su abundancia supla vuestra necesidad. Así habrá igualdad, como está escrito: El que recogió mucho no tuvo más y el que recogió poco, no tuvo menos . Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación por vosotros. Pues por un lado recibió la petición, y por otro, con mucha rapidez y por voluntad propia, partió para ir a visitaros. Junto con él enviamos al hermano a quien todas las iglesias elogian por su trabajo a favor del evangelio. Y no solo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar esta ofrenda, que es administrada por nosotros y para mostrar vuestra buena voluntad para gloria del Señor. Evitamos así que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, ya que procuramos hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor, sino también delante de la gente. Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora se muestra mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son enviados de las iglesias que honran a Cristo. Mostrad, pues, con ellos, ante las iglesias, la prueba de vuestro amor y de que tenemos razón al sentirnos orgullosos de vosotros.

2 CORINTIOS 8:1-24 La Palabra (versión española) (BLP)

Queremos, hermanos, que tengáis información sobre la colecta que por inspiración de Dios ha tenido lugar en las iglesias de Macedonia. Porque, a pesar de las muchas tribulaciones que han soportado, su alegría es tanta que han convertido su extrema pobreza en derroche de generosidad. Testigo soy de que han dado espontáneamente lo que podían, e incluso más de lo que podían. Con la mayor insistencia nos rogaban que les permitiéramos colaborar en la colecta y en la ayuda a los hermanos. Y más allá de nuestras expectativas, ellos mismos se ofrecieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, ya que esta era la voluntad de Dios. En vista de ello, hemos pedido a Tito que lleve a feliz término entre vosotros esa colecta, ya que él la comenzó. Destacáis en todo: en fe, en elocuencia, en conocimiento, en entusiasmo y en el cariño que nos profesáis; pues a ver si destacáis también en lo que se refiere a la colecta. No se trata de ninguna imposición, sino que, a la vista del entusiasmo de los demás, quiero comprobar la autenticidad de vuestro amor. Ya conocéis cuál fue la generosidad de nuestro Señor Jesucristo: siendo rico como era, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Y es mi opinión al respecto que, si el año pasado tomasteis la iniciativa no solo para realizar la colecta, sino incluso para proyectarla, la llevéis ahora a feliz término. Así vuestro entusiasmo al proyectarla se corresponderá con su realización práctica, de acuerdo con las posibilidades de cada uno. Si la disposición es buena, a nadie se le piden imposibles; lo que dé es bien recibido. Porque tampoco se trata de que vosotros paséis estrecheces para que otros vivan holgadamente; se trata de atenerse a un criterio de equidad: que en este momento vuestra abundancia remedie su necesidad, para que su abundancia remedie en su día vuestra necesidad. De este modo reinará la igualdad, como dice la Escritura: A quien recogía mucho, no le sobraba; y a quien recogía poco, tampoco le faltaba. Doy gracias a Dios por haber hecho que Tito comparta mi preocupación por vosotros. Apenas recibió la invitación, le faltó tiempo para ponerse espontáneamente en camino hacia vosotros. Con él envío a ese hermano a quien todas las iglesias alaban por su servicio al anuncio del evangelio; es más, ha sido incluso designado por las propias iglesias, para que me acompañe a llevar esta colecta, de cuya administración me he hecho cargo para gloria del Señor y en prueba de mi buena disposición. Evito así toda posible crítica que pudiera ocasionarme la administración de tan crecida suma, ya que quiero hacer las cosas con toda honradez, no solo a los ojos de Dios, sino también a los ojos de la gente. Envío también con ellos a otro hermano nuestro, cuya solicitud he tenido ocasión de comprobar muchas veces y en diversas circunstancias; ahora, incluso, se muestra mucho más solícito al fiarse plenamente de vosotros. Tito, ya sabéis, es compañero mío y colabora conmigo en favor vuestro; los otros hermanos nuestros son delegados de las iglesias y gloria de Cristo. Así que dadles pruebas de vuestro amor y de que tengo razón para estar orgulloso de vosotros ante las demás iglesias.

2 CORINTIOS 8:1-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Ahora, hermanos, queremos contaros cómo se ha mostrado la bondad de Dios en las iglesias de Macedonia. A pesar de las pruebas que han tenido que sufrir son muy felices; y a pesar de ser muy pobres, sus ofrendas han sido tan generosas como si fueran ricos. Yo soy testigo de que han ofrendado lo que podían, y aun más de lo que podían. Nos rogaron mucho que les permitiésemos tomar parte en esta ayuda para el pueblo de Dios. Y todavía hicieron más de lo que esperábamos, pues se ofrecieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. Por eso hemos rogado a Tito que recoja entre vosotros esta bondadosa colecta que ya había comenzado a recoger. Vosotros, que sobresalís en todo: en fe, en facilidad de palabra, en conocimientos, en buena disposición para servir y en el amor que aprendisteis de nosotros, sobresalid también en esta obra de caridad. No os digo esto como un mandato. Solo quiero que conozcáis la buena disposición de otros, para daros la oportunidad de demostrar que vuestro amor es verdadero. Porque ya sabéis que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad, siendo rico se hizo pobre por causa vuestra, para que por su pobreza fuerais vosotros enriquecidos. Por vuestro propio bien os doy este consejo: desde el año pasado, no solo comenzasteis a hacer algo al respecto, sino a hacerlo con entusiasmo. Ahora pues, dentro de vuestras posibilidades, terminad lo que habíais comenzado, y terminadlo con la misma disposición que mostrasteis al principio, cuando decidisteis hacerlo. Porque si de veras alguien quiere dar algo, Dios le aceptará la ofrenda que él haya hecho según sus posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene. No se trata de que por ayudar a los demás paséis vosotros necesidad. Se trata más bien de que haya igualdad. Ahora tenéis vosotros lo que a ellos les falta, y en otra ocasión tendrán ellos lo que os falte a vosotros, y de esta manera habrá igualdad. Como dice la Escritura: “Ni le sobró al que había recogido mucho ni le faltó al que había recogido poco.” Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación que yo tengo por vosotros. Pues aceptó mi encargo y, como está muy interesado por vosotros, va ahora a veros por su propia voluntad. Junto con Tito os envío a un hermano de quien se habla muy bien en todas las iglesias, por lo mucho que ha trabajado en favor del evangelio. Además, las iglesias lo escogieron para que viajara con nosotros y ayudara en este servicio de amor que estamos prestando para honrar al Señor y en prueba de nuestros deseos de ayudar. Queremos así evitar que se nos critique por esta gran colecta que estamos recogiendo, y por eso procuramos hacer el bien, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres. Con ellos os envío también a otro de nuestros hermanos, que nos ha demostrado de muchas maneras su buena disposición, y mucho más ahora por la gran confianza que tiene en vosotros. Si alguien pregunta acerca de Tito, decidle que es mi compañero y que trabaja conmigo para serviros. Y si preguntan acerca de los otros hermanos, decidles que son enviados de las iglesias y que honran a Cristo. Y para que las iglesias lo sepan, demostradles que verdaderamente los amáis y que tenemos razón para estar orgullosos de vosotros.

2 CORINTIOS 8:1-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Ahora, hermanos, queremos que os enteréis de la gracia que Dios les ha dado a las iglesias de Macedonia. En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza, abundaron en rica generosidad. Soy testigo de que dieron espontáneamente tanto como podían, y aún más de lo que podían, rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda para los santos. Incluso hicieron más de lo que esperábamos, ya que se entregaron a sí mismos, primeramente al Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. De modo que rogamos a Tito que llevara a feliz término esta obra de gracia entre vosotros, puesto que ya la había comenzado. Pero vosotros, así como sobresalís en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en dedicación y en vuestro amor hacia nosotros—, procurad también sobresalir en esta gracia de dar. No es que os esté dando órdenes, sino que quiero probar la sinceridad de vuestro amor en comparación con la dedicación de los demás. Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por causa de vosotros se hizo pobre, para que mediante su pobreza vosotros llegarais a ser ricos. Aquí va mi consejo sobre lo que os conviene en este asunto: El año pasado vosotros fuisteis los primeros no solo en dar, sino también en querer hacerlo. Llevad ahora a feliz término la obra, para que, según vuestras posibilidades, cumpláis con lo que de buena gana propusisteis. Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene, y no según lo que no tiene. No se trata de que otros encuentren alivio mientras que vosotros sufrís escasez; es más bien cuestión de igualdad. En las circunstancias actuales vuestra abundancia suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que vosotros necesitáis. Así habrá igualdad, como está escrito: «Ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba». Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación que yo tengo por vosotros. De hecho, cuando accedió a nuestra petición de ir a veros, lo hizo con mucho entusiasmo y por su propia voluntad. Junto con él os enviamos al hermano que se ha ganado el reconocimiento de todas las iglesias por los servicios prestados al evangelio. Además, las iglesias lo escogieron para que nos acompañe cuando llevemos la ofrenda, la cual administramos para honrar al Señor y demostrar nuestro ardiente deseo de servir. Queremos evitar cualquier crítica sobre la forma en que administramos este generoso donativo; porque procuramos hacer lo correcto, no solo delante del Señor, sino también delante de los demás. Con ellos os enviamos a nuestro hermano que nos ha demostrado con frecuencia y de muchas maneras que es diligente, y ahora lo es aún más por la gran confianza que tiene en vosotros. En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre vosotros; y en cuanto a los otros hermanos, son enviados de las iglesias, son una honra para Cristo. Por tanto, dad a estos hombres una prueba de vuestro amor y mostradles por qué nos sentimos orgullosos de vosotros, para testimonio ante las iglesias.