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2 REYES 11:1-10

2 REYES 11:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)

Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y eliminó a toda la descendencia real. Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y junto con su nodriza lo ocultó de Atalía en un dormitorio, y de esta forma no lo asesinaron. Seis años estuvo escondido con ella en la casa del Señor, mientras Atalía reinaba sobre el país. Pero al séptimo año envió a llamar Joiada a los jefes de centena, capitanes y gente de la guardia, y los metió consigo en la casa del Señor. Hizo con ellos una alianza bajo juramento en la casa del Señor, y les mostró al hijo del rey. Luego les mandó: —Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte de vosotros estará de guardia en la casa del rey el sábado. Otra tercera parte estará a la puerta de Shur, y la otra tercera parte a la puerta del cuartel de la guardia; así guardaréis la casa, para que no sea allanada. Pero las dos secciones de vosotros que salen de guardia el sábado tendréis la guardia de la casa del Señor, junto al rey. Estaréis alrededor del rey por todos lados, cada uno con sus armas en la mano, y cualquiera que penetre en las filas, morirá. Acompañaréis al rey cuando salga y cuando entre. Los jefes de centenas hicieron todo como el sacerdote Joiada les había mandado. Cada uno tomó a los suyos, esto es, a los que entraban y a los que salían el sábado, y vinieron junto al sacerdote Joiada. El sacerdote dio a los jefes de centena las lanzas y los escudos que habían pertenecido al rey David y que estaban en la casa del Señor.

2 REYES 11:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)

Cuando Atalía, la madre de Ocozías, supo que su hijo había muerto, se puso a eliminar a toda la familia real. Pero Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, apartó a Joás, hijo de Ocozías, de sus hermanos que iban a ser asesinados y lo escondió con su nodriza en el dormitorio, ocultándolo de Atalía y salvándolo de la muerte. Joás estuvo escondido con su nodriza en el Templo durante seis años, mientras Atalía reinaba en el país. El séptimo año Joyadá mandó llamar a los centuriones de los carios y de la guardia real, los llevó consigo al Templo del Señor, selló allí con ellos un pacto bajo juramento y les mostró al príncipe. Luego les ordenó lo siguiente: —Esto es lo que haréis: el tercio que entra de servicio el sábado y hace la guardia en palacio, junto con el tercio de la puerta de Sur y el tercio de la puerta trasera de la guardia haréis la guardia en el Templo por turnos. Y las otras dos secciones, con todos los que salen de servicio el sábado, haréis la guardia en el Templo junto al rey. Rodearéis completamente al rey con las armas en la mano y si alguien intenta forzar las filas, lo matáis. Tenéis que acompañar al rey a todas partes. Los centuriones hicieron todo lo que el sacerdote Joyadá les había ordenado: cada uno con sus hombres, tanto los que entraban de servicio el sábado, como los que salían, se presentaron al sacerdote Joyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David que se guardaban en el Templo del Señor.

2 REYES 11:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Cuando Atalía, madre de Ocozías, supo que su hijo había muerto, fue y eliminó a toda la familia real. Pero Joseba, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, apartó a Joás, hijo de Ocozías, de los otros hijos del rey a los que estaban matando, y lo escondió de Atalía, junto con su nodriza, en un dormitorio. Así que no lo mataron, y Joás estuvo seis años escondido con su nodriza en el templo del Señor. Mientras tanto, Atalía gobernó el país. Al séptimo año, Joiadá mandó llamar a los capitanes, a los quereteos y a los guardias, y los hizo entrar en el templo del Señor, donde él estaba. Allí hizo con ellos un pacto bajo juramento, y les mostró al príncipe Joás. Luego les ordenó: “Esto es lo que vais a hacer: una tercera parte de vosotros estará de guardia en el palacio el sábado; otra tercera parte estará en la puerta de Sur; y la otra tercera parte, en la puerta posterior del cuartel de la guardia. Así cubriréis por turnos la guardia del palacio. Ahora bien, las dos secciones que salen de guardia el sábado montarán la guardia en el templo del Señor, junto al rey. Formaréis un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en la mano, y el que intente atravesar las filas, morirá. Vosotros acompañaréis al rey dondequiera que vaya.” Los capitanes hicieron todo lo que el sacerdote Joiadá les había ordenado. Cada cual tomó el mando de sus hombres, tanto los que entraban de guardia el sábado como los que salían, y se presentaron al sacerdote Joiadá. Entonces el sacerdote entregó a los capitanes las lanzas y los escudos que habían pertenecido al rey David y que estaban en el templo del Señor.

2 REYES 11:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, tomó medidas para eliminar a toda la familia real. Pero Josaba, que era hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás hijo de Ocozías cuando los príncipes estaban a punto de ser asesinados. Metiéndolo en un dormitorio con su nodriza, logró esconderlo de Atalía, de modo que no lo mataron. Seis años estuvo Joás escondido con su nodriza en el templo del SEÑOR, mientras Atalía reinaba en el país. En el séptimo año, el sacerdote Joyadá mandó llamar a los capitanes, a los quereteos y a los guardias, para que se presentaran ante él en el templo del SEÑOR. Allí en el templo hizo un pacto con ellos y les tomó juramento. Luego les mostró al hijo del rey, y les dio estas órdenes: «Haced lo siguiente: Una tercera parte de los que están de servicio el sábado vigilará el palacio real; otra tercera parte, la puerta de Sur; y la otra tercera parte, la puerta detrás del cuartel. Haréis la guardia del templo por turnos. Los dos grupos que están libres el sábado protegerán al rey en el templo del SEÑOR. Arma en mano, rodead por completo al rey; y, si alguien se atreve a penetrar las filas, matadlo. ¡No dejéis solo al rey, vaya donde vaya!» Los capitanes cumplieron con todo lo que el sacerdote Joyadá les había ordenado. Cada uno reunió a sus hombres, tanto a los que estaban de servicio el sábado como a los que estaban libres, y se presentaron ante Joyadá. Este repartió entre los capitanes las lanzas y los escudos del rey David, que estaban guardados en el templo del SEÑOR.