2 REYES 2:13-25
2 REYES 2:13-25 La Palabra (versión española) (BLP)
recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a orillas del Jordán. Golpeó entonces las aguas con el manto que se le había caído a Elías y exclamó: —¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías? ¿Dónde está? Volvió a golpear las aguas, que se partieron por la mitad, y Eliseo las atravesó. Cuando lo vieron los profetas de Jericó que estaban enfrente, exclamaron: —¡Eliseo lleva el espíritu de Elías! Entonces fueron a su encuentro y se inclinaron ante él. Luego le dijeron: —Mira, entre tus servidores hay cincuenta valientes. Deja que vayan a buscar a tu maestro, no sea que el espíritu del Señor lo haya arrebatado y arrojado en algún monte o valle. Pero Eliseo respondió: —No los mandéis. Pero le insistieron tanto que no tuvo más remedio que permitírselo. Enviaron a los cincuenta hombres que estuvieron buscándolo durante tres días, aunque no lo encontraron. Cuando regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, este les dijo: —¿No os dije que no fuerais? Los habitantes de Jericó dijeron a Eliseo: —Mira, la situación de la ciudad es buena, como puedes ver. Pero el agua es mala y la tierra, estéril. Eliseo les dijo: —Traedme un plato nuevo con sal. Cuando se lo llevaron, Eliseo fue al manantial y echó en él la sal, diciendo: —Así dice el Señor: He purificado estas aguas y no volverán a causar muerte ni esterilidad. Y las aguas quedaron purificadas hasta el presente, conforme al oráculo pronunciado por Eliseo. Eliseo marchó de allí a Betel y cuando iba subiendo por el camino, salieron de la ciudad unos chiquillos, que empezaron a burlarse de él, gritando: —¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo! Él se volvió y, cuando los vio, los maldijo en el nombre del Señor. Entonces salieron del bosque dos osos que despedazaron a cuarenta y dos chiquillos. Eliseo marchó de allí al monte Carmelo y desde allí volvió a Samaría.
2 REYES 2:13-25 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después recogió el manto que se le había caído a Elías, y regresó al Jordán, donde se detuvo a la orilla. Golpeó entonces las aguas con el manto que se le había caído a Elías y exclamó: —¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías? Apenas hubo golpeado las aguas del mismo modo que Elías, estas se apartaron a uno y a otro lado, y Eliseo pasó. Al verlo, los hijos de los profetas que estaban al otro lado en Jericó dijeron: —El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo. Fueron enseguida a recibirlo, se postraron delante de él y dijeron: —Aquí hay entre tus siervos cincuenta hombres fuertes. Deja que vayan y busquen a tu señor ahora; quizá lo ha levantado el espíritu del Señor y lo ha arrojado en algún monte o en algún valle. —No enviéis a nadie —les dijo él. Pero ellos lo importunaron tanto que le dio vergüenza y dijo: —Enviadlos. Entonces enviaron ellos a los cincuenta hombres, quienes lo buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. Cuando volvieron junto a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: —¿No os dije yo que no fuerais? Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: —Mira, el lugar en donde está ubicada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; pero las aguas son malas y la tierra es estéril. —Traedme una vasija nueva y poned en ella sal —dijo él. Cuando se la trajeron, Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo: —Así ha dicho el Señor: Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron purificadas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que pronunció Eliseo. Después Eliseo salió de allí hacia Bet-el. Subía por el camino, cuando unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él: —¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo! Miró él hacia atrás, los vio y los maldijo en nombre del Señor. Salieron dos osos del monte y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos. De allí se fue al monte Carmelo, y de allí regresó a Samaria.
2 REYES 2:13-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Luego recogió la capa que se le había caído a Elías, y regresó al Jordán y se detuvo en la orilla. Después golpeó el agua con la capa, y exclamó: “¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?” Apenas hubo golpeado el agua, cuando esta se hizo a uno y otro lado, y Eliseo volvió a cruzar el río. Los profetas de Jericó, que estaban enfrente, dijeron al verlo: “¡El espíritu de Elías reposa ahora en Eliseo!” Fueron entonces a su encuentro, e inclinándose ante él le dijeron: –Mira, entre nosotros, tus servidores, hay cincuenta valientes. Deja que vayan en busca de tu maestro, no sea que el espíritu de Dios lo haya alzado y arrojado en alguna montaña o algún valle. Pero él dijo: –No, no mandéis a nadie. Sin embargo, fue tanta la insistencia de ellos que al fin los dejó que mandaran a aquellos cincuenta hombres, que buscaron a Elías durante tres días, pero no lo encontraron. Entonces regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, y este les dijo: –Ya os advertí que no fuerais. Los habitantes de la ciudad dijeron entonces a Eliseo: –Mira, la ciudad tiene una buena situación, como puedes ver, pero el agua es mala y la tierra estéril. –Traedme un tazón nuevo, con sal –respondió Eliseo. En cuanto le llevaron el tazón, Eliseo fue al manantial y arrojó allí la sal, diciendo: –Así dice el Señor: ‘Yo he purificado esta agua y nunca más causará muerte ni hará estéril a la tierra.’ Desde entonces el agua quedó purificada, tal como lo había dicho Eliseo. Después Eliseo se fue de allí a Betel. Cuando subía por el camino, un grupo de muchachos de la ciudad salió y comenzó a burlarse de él. Le gritaban: “¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!” Eliseo se volvió a mirar, los vio y los maldijo en el nombre del Señor. Al instante salieron dos osos del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de ellos. Luego Eliseo se fue al monte Carmelo, y de allí regresó a Samaria.
2 REYES 2:13-25 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Luego recogió el manto que se le había caído a Elías y, regresando a la orilla del Jordán, golpeó el agua con el manto y exclamó: «¿Dónde está el SEÑOR, el Dios de Elías?» En cuanto golpeó el agua, el río se partió en dos, y Eliseo cruzó. Los profetas de Jericó, al verlo, exclamaron: «¡El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo!» Entonces fueron a su encuentro y se postraron ante él, rostro en tierra. ―Mira —le dijeron—, aquí se encuentran, entre nosotros tus siervos, cincuenta hombres muy capaces, que pueden ir a buscar a tu maestro. Quizás el Espíritu del SEÑOR lo tomó y lo arrojó en algún monte o en algún valle. ―No —respondió Eliseo—, no los mandéis. Pero ellos insistieron tanto que él se sintió incómodo y por fin les dijo: ―Está bien, mandadlos. Así que enviaron a los cincuenta hombres, los cuales buscaron a Elías durante tres días, pero no lo encontraron. Cuando regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, él les reprendió diciendo: ―¿No os advertí que no fuerais? Luego, los habitantes de la ciudad le dijeron a Eliseo: ―Señor, como tú puedes ver, nuestra ciudad está bien ubicada, pero el agua es mala, y por eso la tierra ha quedado estéril. ―Traedme una vasija nueva, y echadle sal —les ordenó Eliseo. Cuando se la entregaron, Eliseo fue al manantial y, arrojando allí la sal, exclamó: ―Así dice el SEÑOR: “¡Yo purifico esta agua para que nunca más cause muerte ni esterilidad!” A partir de ese momento, y hasta el día de hoy, el agua quedó purificada, según la palabra de Eliseo. De Jericó, Eliseo se dirigió a Betel. Iba subiendo por el camino cuando unos muchachos salieron de la ciudad y empezaron a burlarse de él. «¡Anda, viejo calvo! —le gritaban—. ¡Anda, viejo calvo!» Eliseo se volvió y, clavándoles la vista, los maldijo en el nombre del SEÑOR. Al instante, dos osas salieron del bosque y despedazaron a cuarenta y dos muchachos. De allí, Eliseo se fue al monte Carmelo; y luego regresó a Samaria.