2 SAMUEL 1:17-27
2 SAMUEL 1:17-27 Reina Valera 2020 (RV2020)
David entonó este lamento por Saúl y Jonatán, su hijo, y dijo que debía enseñarse a los hijos de Judá. Así está escrito en el libro de Jaser: ¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes! No lo anunciéis en Gat, ni deis las nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos. Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite. Sin sangre de los muertos, sin grasa de los valientes, el arco de Jonatán jamás retrocedía, ni la espada de Saúl volvió vacía. Saúl y Jonatán, amados y queridos; inseparables en la vida, tampoco en su muerte fueron separados; más ligeros eran que águilas, más fuertes que leones. Hijas de Israel, llorad por Saúl, quien os vestía de escarlata y lino fino, quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro. ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas! Angustia tengo por ti, Jonatán, hermano mío, cuán dulce fuiste conmigo. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres. ¡Cómo han caído los valientes, cómo han perecido las armas de guerra!
2 SAMUEL 1:17-27 La Palabra (versión española) (BLP)
David entonó entonces esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán, mandando que la aprendiesen los habitantes de Judá. Está escrita en el Libro del Justo: ¡Ay, Israel, tu gloria quedó herida en las alturas! ¡Cómo han caído los héroes! No lo contéis en Gat, no lo anunciéis por las calles de Ascalón, para que no se alegren las muchachas filisteas, ni lo festejen las hijas de los incircuncisos. Montes de Guilboa, no caiga sobre vosotros ni lluvia ni rocío. Campos baldíos, sobre los que se quebró el escudo de los héroes. Escudo de Saúl, no untado con aceite, sino con la sangre de vencidos, con la grasa de los héroes; arco de Jonatán, que jamás retrocedía; espada de Saúl, que nunca se envainaba limpia. Saúl y Jonatán, amados y queridos, ni la vida ni la muerte os pudieron separar, más rápidos que águilas, más fieros que leones. Mujeres israelitas, llorad por Saúl, que os vistió de púrpura y de joyas, que adornó con oro vuestros mantos. ¡Cómo han caído los héroes en el fragor del combate! ¡Jonatán, herido en tus alturas! ¡Qué pena me has dejado, hermano mío, Jonatán! ¡Me eras tan querido! Tu amor me era más dulce que el amor de las mujeres. ¡Cómo han caído los héroes! ¡Las armas de la guerra han sucumbido!
2 SAMUEL 1:17-27 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
David entonó este lamento por la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, y ordenó que se le enseñara a la gente de Judá. Este lamento se halla escrito en el Libro del Justo: “¡Oh, Israel, herida fue tu gloria en tus montañas! ¡Cómo han caído los valientes! No lo anunciéis en Gat ni lo contéis en las calles de Ascalón, para que no se alegren las mujeres filisteas, para que no salten de gozo esas paganas. “¡Que no caiga más sobre vosotros lluvia ni rocío, montes de Guilboa, pues sois campos de muerte! Allí fueron pisoteados los escudos de los héroes. Allí perdió su brillo el escudo de Saúl. “Jamás Saúl y Jonatán volvieron sin haber empapado espada y flechas en la sangre y la grasa de los guerreros más valientes. “Saúl y Jonatán, amados y queridos, ni en su vida ni en su muerte estuvieron separados. ¡Más veloces eran que las águilas! ¡Más fuertes que los leones! “¡Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de púrpura y lino fino, que os adornaba con brocados de oro! ¡Cómo han caído los valientes en el campo de batalla! ¡Jonatán, muerto en lo alto de tus montes! “¡Angustiado estoy por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Con cuánta dulzura me trataste! Para mí, tu cariño superó al amor de las mujeres. ¡Cómo han caído los valientes! ¡Las armas han sido destruidas!”
2 SAMUEL 1:17-27 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
David compuso este lamento en honor de Saúl y de su hijo Jonatán. Lo llamó el «Cántico del Arco» y ordenó que lo enseñaran a los habitantes de Judá. Así consta en el libro de Jaser: «¡Ay, Israel! Tus héroes yacen heridos en las alturas de tus montes. ¡Cómo han caído los valientes! »No lo anunciéis en Gat ni lo pregonéis en las calles de Ascalón, para que no se alegren las filisteas ni lo celebren esas paganas. »¡Ay, montes de Guilboa, que no caiga sobre vosotros lluvia ni rocío! ¡Que no crezca el trigo para las ofrendas! Porque allí deshonraron el escudo de Saúl: ¡allí quedó manchado el escudo de los valientes! ¡Jamás volvía el arco de Jonatán sin haberse saciado con la sangre de los heridos, ni regresaba la espada de Saúl sin haberse hartado con la grasa de sus oponentes! »¡Saúl! ¡Jonatán! ¡Nobles personas! Fueron amados en la vida, e inseparables en la muerte. Más veloces eran que las águilas, y más fuertes que los leones. »¡Ay, mujeres de Israel! Llorad por Saúl, que os vestía con lujosa seda carmesí y os adornaba con joyas de oro. »¡Cómo han caído los valientes en batalla! Jonatán yace muerto en tus alturas. ¡Cuánto sufro por ti, Jonatán, pues te quería como a un hermano! Más preciosa fue para mí tu amistad que el amor de las mujeres. »¡Cómo han caído los valientes! ¡Las armas de guerra han perecido!»