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2 SAMUEL 17:1-23

2 SAMUEL 17:1-23 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces Ahitofel dijo a Absalón: —Yo escogeré ahora doce mil hombres, me levantaré y seguiré a David esta noche. Caeré sobre él mientras está cansado y sin fuerzas; lo atemorizaré y todo el pueblo que está con él huirá. Mataré solamente al rey, y así haré que todo el pueblo se vuelva hacia ti (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz. Este consejo pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel. Y dijo Absalón: —Llamad también ahora a Husai, el arquita, para que también oigamos lo que él haya de decir. Cuando Husai se presentó ante Absalón, este le dijo: —Así ha dicho Ahitofel: ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú. Husai dijo a Absalón: —Esta vez, el consejo que ha dado Ahitofel no es bueno. Y añadió Husai: —Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra y no pasará la noche con el pueblo. Seguro que ahora está escondido en alguna cueva o en otro lugar. Si al principio caen algunos de los tuyos, quienquiera que lo oiga dirá: «El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado». Y aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que son esforzados los que están con él. Aconsejo, pues, que todo Israel, que es tan numeroso como la arena que está a la orilla del mar, se reúna junto a ti, desde Dan hasta Beerseba, y que tú en persona vayas a la batalla. Entonces lo atacaremos en cualquier lugar donde se halle; caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra, y ni a él ni a ninguno de los que están con él dejaremos con vida. Y si se refugia en alguna ciudad, todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, de modo que no se encuentre allí ni una piedra. Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: —El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel. Ello fue así porque el Señor había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para traer el Señor la ruina sobre Absalón. Dijo luego Husai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: —Ahitofel ha aconsejado así y así a Absalón y a los ancianos de Israel, y esto otro aconsejé yo. Por tanto, mandad dar aviso inmediatamente a David: «No te quedes esta noche en los llanos del desierto, sino pasa enseguida el Jordán, para que no sea exterminado el rey y todo el pueblo que con él está». Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, y una criada fue y les avisó, porque no podían dejarse ver dentro de la ciudad. Luego ellos fueron y se lo comunicaron al rey David. Pero los vio un joven, que se lo hizo saber a Absalón; sin embargo, los dos partieron a toda prisa, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim que tenía en su patio un pozo, dentro del cual se metieron. La mujer de la casa tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo y tendió sobre ella el grano trillado, de manera que nada se notaba. Al llegar los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron: —¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? —Ya han pasado el vado de las aguas —respondió la mujer. Como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén. Después que se marcharon, aquellos salieron del pozo y fueron a dar aviso al rey David: —Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado este consejo contra vosotros. Entonces se levantó David, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciera; ni uno solo dejó de pasar el Jordán. Pero Ahitofel, al ver que no se había seguido su consejo, ensilló su asno, se levantó y se fue a su casa en su ciudad; y después de poner la casa en orden, se ahorcó. Así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.

2 SAMUEL 17:1-23 La Palabra (versión española) (BLP)

Ajitófel dijo a Absalón: —Déjame escoger doce mil hombres para salir en persecución de David esta misma noche. Lo sorprenderé agotado y sin fuerzas, lo intimidaré, y sus acompañantes huirán. Así mataré solo al rey y haré volver contigo a toda la gente que lo acompaña. La muerte de aquel a quien buscas provocará la vuelta de todos, y todo el pueblo quedará en paz. El consejo agradó a Absalón y a todos los ancianos de Israel. Pero Absalón dijo: —Llamad también a Jusay, el arquita, para que oigamos igualmente su opinión. Cuando Jusay llegó ante Absalón, este le dijo: —Esto es lo que nos ha propuesto Ajitófel. ¿Debemos hacer lo que él dice? Si no, haz tu propuesta. Jusay le respondió: —Por esta vez no es acertado el consejo que ha dado Ajitófel. Y añadió: —Tú sabes bien que tu padre y sus hombres son unos valientes y que ahora estarán enfurecidos, como una osa privada de sus crías en el campo. Tu padre es un hombre ducho en la guerra y no pasará la noche con la tropa. Seguramente ahora estará escondido en alguna cueva o en algún otro lugar. Si en las primeras escaramuzas tenemos bajas, se correrá la noticia de que ha habido pérdidas entre los seguidores de Absalón, y entonces hasta los más valientes, aunque sean fieros como leones, se acobardarán. Porque todo Israel sabe que tu padre es un valiente y los que lo acompañan, unos aguerridos. Por eso, yo aconsejo que se reúnan contigo todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, tan numerosos como la arena de las playas, y que tú personalmente los lleves al combate. Entonces lo alcanzaremos allí donde se encuentre y caeremos sobre él, como rocío sobre la tierra, y no quedarán vivos ni él, ni ninguno de todos los que lo acompañan. Y si se refugia en alguna ciudad, todos los israelitas llevarán cuerdas a esa ciudad y la arrastraremos hasta el río, hasta que no quede allí ni una piedra. Absalón y todos los israelitas dijeron: —El consejo de Jusay el arquita es mejor que el de Ajitófel. Y es que el Señor había decidido hacer fracasar el consejo de Ajitófel, que era el mejor, para atraer la desgracia sobre Absalón. Luego Jusay dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: —Ajitófel ha aconsejado esto a Absalón y a los ancianos de Israel y yo les he aconsejado esto otro. Así que, enviad urgentemente a alguien para que informe a David y le diga: «No pases la noche en los vados del desierto; cruza al otro lado», para evitar que aniquilen al rey y a toda la gente que lo acompaña. Jonatán y Ajimás estaban en la fuente de Roguel y, como si entraban en la ciudad alguien podía verlos, una sirvienta iba a informarles, para que ellos llevasen la información al rey David. Pero un muchacho los descubrió e informó a Absalón. Entonces los dos se fueron rápidamente y entraron en la casa de un hombre de Bajurín, que tenía un pozo en el patio, y se metieron en él. La mujer extendió una estera sobre la boca del pozo, echó encima trigo y no se notaba nada. Llegaron los servidores de Absalón a casa de la mujer y le preguntaron: —¿Dónde están Ajimás y Jonatán? La mujer les respondió: —Han ido hacia el agua. Ellos los buscaron y, al no encontrarlos, regresaron a Jerusalén. Después de marcharse salieron ellos del pozo y fueron a informar al rey David: —Preparaos a cruzar inmediatamente el río, porque Ajitófel ha dado este consejo contra vosotros. David y la gente que lo acompañaba se pusieron a cruzar el Jordán y al amanecer no quedaba ninguno que no hubiese cruzado el río. Cuando Ajitófel vio que no ponían en práctica su consejo, aparejó el burro y se marchó a casa, a su ciudad. Luego puso en orden su casa, se ahorcó y murió, siendo enterrado en el sepulcro de su padre.

2 SAMUEL 17:1-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Después Ahitófel dijo a Absalón: –Déjame escoger a doce mil hombres, y esta misma noche saldré en persecución de David. Y cuando él esté débil y cansado, caeré sobre él y lo llenaré de miedo, y toda la gente que está con él, huirá. No mataré más que al rey, y luego haré que todo el pueblo se reconcilie contigo, como cuando la recién casada se reconcilia con su esposo. Lo que tú buscas es la muerte de un hombre, y todo el pueblo quedará en paz. El plan pareció bueno a Absalón y a todos los consejeros de Israel. Pero Absalón ordenó que llamaran también a Husai el arquita, para que diera su opinión. Al presentarse Husai, Absalón le dijo: –El plan de Ahitófel es este. ¿Lo llevamos a cabo, o no? Danos tu opinión. Husai le contestó: –Esta vez el plan de Ahitófel no es conveniente. Tú bien sabes que tu padre y sus hombres son muy valientes, y que ahora deben estar furiosos como una osa salvaje a la que le han quitado sus crías. Además tu padre es un hombre acostumbrado a la guerra, y no pasará la noche con la demás gente. Ahora mismo debe de estar escondido en una cueva o en algún otro lugar. Por otro lado, apenas corra la voz de que en el primer encuentro han caído algunos de los tuyos, no faltará quien piense que tus seguidores han sido derrotados, y hasta el más valiente, aun el que sea bravo como un león, se desanimará por completo; porque todos en Israel saben que tu padre y sus seguidores son gente valiente. Ahora bien, yo te aconsejaría que se reúnan contigo todos los israelitas que hay desde Dan hasta Beerseba, que son tantos como los granos de arena de la orilla del mar, y que tú personalmente los dirijas en la batalla. Entonces atacaremos a tu padre en cualquier lugar donde se encuentre. Caeremos sobre él como el rocío sobre la tierra, y no quedarán con vida ni él ni ninguno de sus hombres. Incluso si se refugia en alguna ciudad, todos los israelitas llevaremos cuerdas y, piedra por piedra, arrastraremos esa ciudad hasta el arroyo, y no quedará allí ni una sola piedra. Absalón y todos los israelitas estuvieron de acuerdo en que el plan de Husai era mejor que el de Ahitófel. (Y es que el Señor había determinado frustrar el plan acertado de Ahitófel, para acarrear el desastre sobre Absalón.) Después Husai informó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar del consejo que Ahitófel había dado a Absalón y a los ancianos de Israel, y del consejo que él mismo les había dado a fin de que avisaran rápidamente a David, advirtiéndole que no pasara aquella noche en los llanos del desierto, sino que cruzase sin falta al otro lado del Jordán, para que no los mataran a él y a sus hombres. Como Jonatán y Ahimaas estaban en En-roguel, pues no podían arriesgarse a que los vieran en la ciudad, una criada fue a avisarlos, e inmediatamente ellos salieron a contárselo al rey David. Sin embargo, un muchacho los vio y fue a decírselo a Absalón. Entonces ellos se dieron prisa y llegaron a la casa de un vecino de Bahurim, y se metieron en un pozo que había en el patio. Luego la esposa de aquel hombre puso una tapa sobre el pozo, y encima esparció trigo trillado. De esto nadie supo nada. Y cuando llegaron los seguidores de Absalón, preguntaron a la mujer: –¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? –Pasaron por aquí, en dirección al río –les contestó la mujer. Entonces los seguidores de Absalón fueron en su busca, pero al no encontrarlos regresaron a Jerusalén. Y después que ellos se fueron, Ahimaas y Jonatán salieron del pozo y corrieron a poner sobre aviso al rey David; le dijeron que se levantara en seguida y cruzara el río, porque Ahitófel había aconsejado que los atacaran. Entonces David y toda la gente que le acompañaba se levantaron rápidamente y cruzaron el río Jordán. Al amanecer del día siguiente no había nadie que no lo hubiera cruzado. Cuando Ahitófel vio que su plan no se había puesto en práctica, aparejó su asno y se fue a su casa, en su pueblo natal, y después de arreglar sus asuntos familiares, se ahorcó. Así murió, y fue enterrado en el sepulcro de su padre.

2 SAMUEL 17:1-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Además, Ajitofel le propuso a Absalón lo siguiente: ―Yo escogería doce mil soldados, y esta misma noche saldría en busca de David. Como él debe de estar cansado y sin ánimo, lo atacaría, le haría sentir mucho miedo y pondría en fuga al resto de la gente que está con él. Pero mataría solamente al rey, y los demás te los traería a ti. La muerte del hombre que tú buscas dará por resultado el regreso de los otros, y todo el pueblo quedará en paz. La propuesta le pareció acertada a Absalón, lo mismo que a todos los ancianos de Israel, pero Absalón dijo: ―Llamemos también a Husay el arquita, para ver cuál es su opinión. Cuando Husay llegó, Absalón le preguntó: ―¿Debemos adoptar el plan que Ajitofel nos ha propuesto? Si no, ¿qué propones tú? ―Esta vez el plan de Ajitofel no es bueno —respondió Husay—. Tú conoces bien a tu padre David y a sus soldados: son valientes, y deben de estar furiosos como una osa salvaje a la que le han robado su cría. Además, tu padre tiene mucha experiencia como hombre de guerra y no ha de pasar la noche con las tropas. Ya debe de estar escondido en alguna cueva o en otro lugar. Si él ataca primero, cualquiera que se entere dirá: “Ha habido una matanza entre las tropas de Absalón”. Entonces aun los soldados más valientes, que son tan bravos como un león, se van a acobardar, pues todos los israelitas saben que David, tu padre, es un gran soldado y cuenta con hombres muy valientes. »El plan que yo propongo es el siguiente: Convoca a todos los israelitas que hay, desde Dan hasta Berseba. Son tan numerosos como la arena a la orilla del mar, y tú mismo debes dirigirlos en la batalla. Atacaremos a David, no importa dónde se encuentre; caeremos sobre él como el rocío que cae sobre la tierra. No quedarán vivos ni él ni ninguno de sus soldados. Y, si llega a refugiarse en algún pueblo, todos los israelitas llevaremos sogas a ese lugar, y juntos arrastraremos a ese pueblo hasta el arroyo, de modo que no quede allí ni una piedra». Absalón y todos los israelitas dijeron: ―El plan de Husay el arquita es mejor que el de Ajitofel. Esto sucedió porque el SEÑOR había determinado hacer fracasar el consejo de Ajitofel, aunque era el más acertado, y de ese modo llevar a Absalón a la ruina. Entonces Husay les dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: ―Ajitofel les propuso tal y tal plan a Absalón y a los ancianos de Israel, pero yo les propuse este otro. Daos prisa y mandadle este mensaje a David: “No pases la noche en los llanos del desierto; más bien, cruza de inmediato al otro lado, no vaya a ser que el rey y quienes lo acompañan sean aniquilados”. Jonatán y Ajimaz se habían quedado en Enroguel. Como no se podían arriesgar a que los vieran entrar en la ciudad, una criada estaba encargada de darles la información para que ellos se la pasaran al rey David. Sin embargo, un joven los vio y se lo hizo saber a Absalón, así que ellos se fueron de allí en seguida. Cuando llegaron a la casa de cierto hombre en Bajurín, se metieron en un pozo que él tenía en el patio. La esposa de aquel hombre cubrió el pozo y esparció trigo sobre la tapa. De esto nadie se enteró. Al pasar los soldados de Absalón por la casa, le preguntaron a la mujer: ―¿Dónde están Jonatán y Ajimaz? ―Cruzaron el río —respondió ella. Los soldados salieron en busca de ellos, pero, como no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén. Después de que los soldados se fueron, Jonatán y Ajimaz salieron del pozo y se dirigieron adonde estaba David para ponerlo sobre aviso. Le dijeron: ―Cruzad el río a toda prisa, pues Ajitofel ha aconsejado que os ataquen. Por tanto, David y quienes lo acompañaban se fueron y cruzaron el Jordán antes de que amaneciera. Todos sin excepción lo cruzaron. Ajitofel, por su parte, al ver que Absalón no había seguido su consejo, aparejó el asno y se fue a su pueblo. Cuando llegó a su casa, después de arreglar sus asuntos, fue y se ahorcó. Así murió, y fue enterrado en la tumba de su padre.