2 TIMOTEO 4:1-22
2 TIMOTEO 4:1-22 Reina Valera 2020 (RV2020)
Delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino, yo te requiero que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Argumenta, reprende, exhorta con toda paciencia y enseñanza. Pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, por su ansia de oír, se buscarán maestros conforme a sus propias pasiones, cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a las fábulas. Pero tú sé comedido en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Yo ya estoy próximo a ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha abandonado, por amor a este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente se fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso. Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; también tráeme los libros, especialmente los pergaminos. Alejandro, el que trabaja los metales, me ha causado mucho daño; Dios le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestras enseñanzas. En mi primera defensa ninguno me ayudó, sino que todos me abandonaron; no les sea tomado esto en cuenta. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas, para que por mí se llevara a cabo la predicación, y que todos los gentiles lo oyeran. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. Saluda a Prisca y a Aquila y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. Procura venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.
2 TIMOTEO 4:1-22 La Palabra (versión española) (BLP)
En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos cuando se manifieste como rey, te suplico encarecidamente que proclames el mensaje e insistas tanto si parece oportuno como si no lo parece. Argumenta, reprende y exhorta echando mano de toda tu paciencia y competencia en enseñar. Porque vendrán tiempos en que no se soportará la auténtica enseñanza, sino que, para halagar el oído, quienes escuchan se rodearán de maestros a la medida de sus propios antojos, se apartarán de la verdad y darán crédito a los mitos. Pero tú permanece siempre alerta, soporta los sufrimientos, trabaja en la extensión del mensaje de salvación y desempeña con esmero tu ministerio. Mi vida está a punto de ser ofrecida en sacrificio; la hora de mi muerte está al caer. He luchado con valor, he corrido hasta llegar a la meta, he conservado la fe. Solo me queda recibir la corona que en justicia me corresponda, que el Señor, justo juez, me entregará el día del juicio. Y no solo a mí, sino a todos los que esperan con amor su manifestación. Procura venir pronto a verme, pues Dimas me ha abandonado; se ha dejado seducir por las cosas de este mundo y se ha marchado a Tesalónica. Crescencio ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia. El único que está conmigo es Lucas. Trae contigo a Marcos, porque me es útil de veras para el ministerio apostólico. A Tíquico lo envié a Éfeso. Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo. Trae también los libros, en especial los pergaminos. Alejandro, el herrero, se ha portado muy mal conmigo. El Señor se lo pagará conforme a lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, pues se ha opuesto tenazmente a nuestro mensaje. En la primera vista de mi causa ante el tribunal, ninguno me asistió; todos me desampararon. ¡Que Dios no se lo tenga en cuenta! Pero el Señor estuvo conmigo y me dio fuerzas para llevar a buen término el anuncio del mensaje, de modo que todos los paganos pudieron escucharlo. El Señor, que me libró de la boca del león, seguirá librándome de todo lo malo y me otorgará la salvación en su reino celestial. A él la gloria por siempre y para siempre. Amén. Saluda a Prisca y a Aquila; también a la familia de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto. Trófimo cayó enfermo y tuve que dejarlo en Mileto. Date prisa y ven antes del invierno. Saludos de Éubulo, Pudente, Lino, Claudia y de todos los hermanos. Que el Señor esté contigo y que la gracia os acompañe.
2 TIMOTEO 4:1-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio. Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes, pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito, a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Recoge a Marcos y tráelo contigo, porque me es de ayuda en mi ministerio. A Tíquico lo mandé a Éfeso. Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos. Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Tú también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje. En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Que no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Saludos a Priscila y a Aquila, y a la familia de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto; a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. Haz todo lo posible por venir antes del invierno. Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor esté con tu espíritu. Que la gracia sea con vosotros.
2 TIMOTEO 4:1-22 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Delante de Dios y de Cristo Jesús, que vendrá como rey a juzgar a los vivos y a los muertos, te encargo mucho que prediques el mensaje, y que insistas, tanto si el momento es oportuno como si no lo es. Convence, reprende y anima, enseñando con toda paciencia. Va a llegar el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza; más bien, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que solo les enseñen lo que ellos quieran oir. Darán la espalda a la verdad y harán caso a toda clase de cuentos. Pero tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo. Yo ya estoy para ser ofrecido en sacrificio: ya se acerca la hora de mi muerte. He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel. Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor esperan su regreso. Haz lo posible por venir pronto a verme, pues Demas, que amaba más las cosas de este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a la región de Galacia, y Tito a la de Dalmacia. Solamente Lucas está conmigo. Busca a Marcos y tráelo contigo, porque él puede ayudarme en el trabajo. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo; también los libros, y especialmente los pergaminos. Alejandro el herrero se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará conforme a lo que ha hecho. Guárdate también tú de él, porque se ha puesto muy en contra de nuestro mensaje. En mi primera defensa ante las autoridades, nadie me ayudó; todos me abandonaron. Espero que Dios no se lo tome en cuenta. Pero el Señor sí me ayudó, y me dio fuerzas para llevar a buen término la predicación del mensaje de salvación y hacer que lo oyeran todos los paganos. Así el Señor me libró de la boca del león, y me librará de todo mal, y me salvará llevándome a su reino celestial. ¡Gloria a él para siempre! Amén. Saludos a Prisca y a Áquila, y a la familia de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. Procura venir antes del invierno. Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. Que el Señor Jesucristo esté contigo y que Dios derrame su gracia sobre todos vosotros.