HECHOS 16:16-23
HECHOS 16:16-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: ―Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y os anuncian el camino de salvación. Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó. Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. Los presentaron ante los magistrados y dijeron: ―Estos hombres son judíos, y están alborotando nuestra ciudad, enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar. Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran. Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.
HECHOS 16:16-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
Aconteció un día que yendo a la oración nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación, era pitonisa. Por su capacidad de adivinación hacia ganar mucho dinero a sus amos. La muchacha, siguiéndonos a Pablo y a nosotros, daba voces diciendo: —¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! ¡Ellos os anuncian el camino de salvación! Hizo esto durante muchos días hasta que Pablo, ya harto, se enfrentó con el espíritu y le dijo: —Te ordeno en el nombre de Jesucristo que salgas de ella. Y salió en aquel mismo momento. Los amos de la muchacha, viendo que la fuente de sus ganancias se esfumaba, echaron mano a Pablo y Silas y los llevaron al foro, ante las autoridades. Dijeron al presentarlos a los magistrados: —Estos hombres, siendo judíos, andan alborotando nuestra ciudad, y enseñan costumbres que, como romanos que somos, no podemos aceptar ni practicar. La multitud se amotinó contra ellos, y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los mantuviera constantemente vigilados.
HECHOS 16:16-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Un día, cuando nos dirigíamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava poseída por un espíritu de adivinación. Las predicciones que hacía reportaban cuantiosas ganancias a sus amos. La joven comenzó a seguirnos, a Pablo y a nosotros, gritando: —¡Estos hombres sirven al Dios Altísimo y os anuncian el camino de salvación! Hizo esto durante muchos días, hasta que Pablo, ya harto, se enfrentó con el espíritu y le dijo: —¡En nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Decir esto y abandonarla el espíritu, fue todo uno. Pero al ver los amos de la joven que sus esperanzas de lucro se habían esfumado, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta la plaza pública, ante las autoridades. Allí, ante los magistrados, presentaron esta acusación: —Estos hombres han traído el desorden a nuestra ciudad. Son judíos y están introduciendo costumbres que, como romanos que somos, no podemos aceptar ni practicar. El populacho se amotinó contra ellos, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran. Después de azotarlos con ganas, los metieron en la cárcel y encomendaron al carcelero que los mantuviera bajo estricta vigilancia.
HECHOS 16:16-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Una día, cuando íbamos al lugar de oración, salió a nuestro encuentro una muchacha poseída por un espíritu de adivinación. Era una esclava, que con sus adivinaciones daba a ganar mucho dinero a sus amos. Aquella muchacha comenzó a seguirnos a Pablo y a nosotros, gritando: –¡Estos hombres son servidores del Dios altísimo y os anuncian el camino de salvación! Así lo hizo durante muchos días, hasta que Pablo, ya molesto, terminó por volverse y decir al espíritu que la poseía: –¡En el nombre de Jesucristo te ordeno que salgas de ella! En aquel mismo momento, el espíritu la dejó. Pero los amos de la muchacha, viendo perdidas sus esperanzas de seguir ganando dinero con ella, cogieron a Pablo y a Silas y los llevaron ante las autoridades, a la plaza principal. Los presentaron a los jueces, diciendo: –Estos judíos están alborotando nuestra ciudad y enseñan costumbres que nosotros no podemos admitir ni practicar, porque somos romanos. Entonces la gente se levantó contra ellos, y los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas. Después de haberlos azotado mucho, los metieron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los vigilase con el mayor cuidado.