HECHOS 4:32-37
HECHOS 4:32-37 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían. Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad. José, un levita natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa: Consolador), vendió un terreno que poseía, llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.
HECHOS 4:32-37 Reina Valera 2020 (RV2020)
La multitud de los que habían creído pensaban y sentían de forma unánime. Ninguno consideraba como propio nada de lo que poseía, sino que todas las cosas las tenían en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y gracia abundante se derramaba sobre todos ellos. No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes poseían heredades o casas las vendían, llevaban el producto de lo vendido y lo ponían a disposición de los apóstoles para que estos lo distribuyeran conforme a la necesidad de cada uno. Así José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa «hijo de consolación»), levita, natural de Chipre, vendió un terreno que tenía, llevó el producto de la venta y lo puso a disposición de los apóstoles.
HECHOS 4:32-37 La Palabra (versión española) (BLP)
El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar, y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos los disfrutaban en común. Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpatía. Nadie entre los creyentes carecía de nada, pues los que eran dueños de haciendas o casas las vendían y entregaban el producto de la venta, poniéndolo a disposición de los apóstoles para que estos lo distribuyeran conforme a la necesidad de cada uno. Tal fue el caso de José, un chipriota de la tribu de Leví, a quien los apóstoles llamaban Bernabé, que significa «el que trae consuelo»: vendió un terreno de su propiedad, trajo el importe y lo puso a disposición de los apóstoles.
HECHOS 4:32-37 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Todos los creyentes, que ya eran muchos, pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solo suyas, sino que eran de todos. Los apóstoles seguían dando un poderoso testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y Dios los bendecía mucho a todos. No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes poseían terrenos o casas los vendían, y el dinero lo ponían a disposición de los apóstoles para repartirlo entre todos según las necesidades de cada uno. Tal fue el caso de un levita llamado José, natural de la isla de Chipre, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa: “Hijo de consolación”). Este hombre vendió un terreno de su propiedad y puso el dinero a disposición de los apóstoles.