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HECHOS 5:27-39

HECHOS 5:27-39 La Palabra (versión española) (BLP)

Una vez introducidos a la presencia del Consejo Supremo, el sumo sacerdote procedió a interrogarlos: —Os teníamos terminantemente prohibido enseñar en nombre de ese. Pero resulta que habéis infestado Jerusalén con vuestra enseñanza, y encima queréis hacernos responsables de la muerte de ese hombre. Pedro y los otros apóstoles respondieron: —Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo en un madero. Ha sido Dios quien lo ha elevado a la máxima dignidad y lo ha constituido jefe y salvador, para ofrecer a la nación israelita la ocasión de convertirse y de alcanzar el perdón de los pecados. Y nosotros somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo, que Dios ha concedido a quienes lo obedecen. Los miembros del Consejo perdieron los estribos al oír esto y querían matarlos. Pero había en el Consejo un fariseo llamado Gamaliel, doctor en la ley y muy respetado por todo el pueblo; este tomó la palabra, mandó que sacasen de la sala durante unos instantes a los detenidos y dijo a los presentes: —Israelitas, reflexionad bien sobre lo que os proponéis hacer con estos hombres. Hace poco apareció un tal Teudas pretendiendo ser alguien importante, y logró reunir unos cuatrocientos adeptos. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y quedaron reducidos a la nada. Después de él, durante la época del censo, apareció Judas, el galileo, y arrastró a una buena parte del pueblo tras de sí; pero cuando también a él lo mataron, todos sus partidarios se esfumaron. Por eso, en esta ocasión, mi consejo es que no os metáis con estos hombres y que los dejéis en paz. Porque si los mueve un propósito o interés humano, fracasarán; pero, si es Dios quien los mueve, no podréis acabar con ellos. Y pudiera ser que estuvierais luchando contra Dios. Ellos aceptaron su consejo

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HECHOS 5:27-39 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Los condujeron ante el Consejo, y el sumo sacerdote les recriminó: ―Terminantemente os hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, vosotros habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y os habéis propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muerte de ese hombre. ―¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles—. El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen. A los que oyeron esto se les subió la sangre a la cabeza y querían matarlos. Pero un fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley muy respetado por todo el pueblo, se puso de pie en el Consejo y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles. Luego dijo: «Hombres de Israel, pensaos bien lo que estáis a punto de hacer con estos hombres. Hace algún tiempo surgió Teudas, jactándose de ser alguien, y se le unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y allí se acabó todo. Después de él surgió Judas el galileo, en los días del censo, y logró que la gente lo siguiera. A él también lo mataron, y todos sus secuaces se dispersaron. En este caso os aconsejo que dejéis a estos hombres en paz. ¡Soltadlos! Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; pero, si es de Dios, no podréis destruirlos, y os encontraréis luchando contra Dios». Se dejaron persuadir por Gamaliel.

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HECHOS 5:27-39 Reina Valera 2020 (RV2020)

Una vez presentados ante el Concilio, el sumo sacerdote les preguntó: —¿No os mandamos estrictamente que no enseñarais en nombre de ese? Ahora habéis llenado Jerusalén de vuestra enseñanza y encima queréis hacernos responsables de la muerte de ese hombre. Respondieron Pedro y los apóstoles: —Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. Dios le ha enaltecido con su diestra elevándole a Príncipe y Salvador para ofrecer a Israel la conversión y el perdón de pecados. De esto somos testigos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes le obedecen Ellos, oyendo esto, se enfurecieron y querían matarlos. Entonces se levantó en el Concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y venerado de todo el pueblo, y mandó que sacaran de la sala por un momento a los apóstoles y luego dijo: —Israelitas, pensad bien lo que os proponéis hacer con estos hombres. Hace ya algún tiempo, apareció un tal Teudas, quien se jactaba de ser alguien, y logró que se le uniera un grupo como de cuatrocientos hombres; pero lo mataron, y todos los que lo seguían fueron dispersados y quedaron reducidos a nada. Después de Teudas, en los días del censo, apareció Judas, el galileo, y consiguió que muchos del pueblo lo siguiesen; pero cuando también a él lo mataron, todos sus seguidores se esfumaron. Y ahora os digo: Despreocupaos de estos hombres y dejadlos. Porque si sus planes, o lo que hacen, es de carácter humano, fracasará; pero si es de Dios, no lo podréis destruir y podría parecer que queréis luchar contra Dios.

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HECHOS 5:27-39 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Al llegar, los llevaron ante la Junta Suprema, y el sumo sacerdote les dijo: –Os habíamos prohibido terminantemente enseñar nada relacionado con ese hombre. Y vosotros, ¿qué habéis hecho? ¡Habéis llenado toda Jerusalén con vuestras enseñanzas, y encima queréis echarnos la culpa de la muerte de ese hombre! Pedro y los demás apóstoles contestaron: –Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien vosotros matasteis colgándolo de una cruz. Dios lo ha levantado a su derecha y le ha hecho Guía y Salvador, para que la nación de Israel se convierta a Dios y reciba el perdón de sus pecados. De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes le obedecen. Al oir esto, se enfurecieron y querían matarlos. Pero en la Junta Suprema había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Este se puso en pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles. Luego dijo a las demás autoridades: –Israelitas, tened cuidado con lo que vais a hacer con esos hombres. Recordad que hace algún tiempo se levantó Teudas, alegando ser alguien importante, y unos cuatrocientos hombres le siguieron. Pero a este lo mataron, sus seguidores se dispersaron y allí acabó todo. Más tarde, en los días del censo, se levantó Judas, el de Galilea, y logró que algunos le siguieran; pero también lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron. Por eso os aconsejo que dejéis a estos hombres y no os metáis con ellos; porque si este asunto es cosa de los hombres, fracasará; pero si es cosa de Dios, no podréis vencerlos. Tened cuidado, no vayáis a encontraros en lucha contra Dios. Ellos le hicieron caso.

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