HECHOS 7:51-60
HECHOS 7:51-60 La Palabra (versión española) (BLP)
Vosotros, gente testaruda, de corazón empedernido y oídos sordos, siempre habéis ofrecido resistencia al Espíritu Santo. Como vuestros antepasados, así sois vosotros. ¿Hubo algún profeta al que no persiguieran vuestros antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del único justo a quien ahora vosotros habéis entregado y asesinado. ¡Vosotros, que recibisteis la ley por mediación de ángeles, pero que nunca la habéis cumplido! Estas palabras desataron su cólera, y se recomían de rabia contra Esteban. Pero él, lleno del Espíritu Santo y con la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie junto a Dios. —Escuchadme —dijo—, veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie junto a Dios. Hechos un puro grito, no quisieron escuchar nada más y se arrojaron en masa sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los que participaban en el hecho confiaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo. Esteban, por su parte, oraba con estas palabras mientras era apedreado: —Señor Jesús, acoge mi espíritu. Luego dobló las rodillas y clamó en alta voz: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y, sin decir más, expiró.
HECHOS 7:51-60 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»¡Tercos, duros de corazón y oídos! Vosotros sois iguales que vuestros antepasados: ¡Siempre resistís al Espíritu Santo! ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a este lo habéis traicionado y asesinado vosotros, que recibisteis la ley promulgada por medio de ángeles y no la habéis obedecido». Al oír esto, rechinando los dientes, montaron en cólera contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. ―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios! Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores confiaron sus mantos a un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. ―Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.
HECHOS 7:51-60 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Testarudos e incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Siempre os oponéis al Espíritu Santo! ¡Sois iguales que vuestros padres! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo, a quien vosotros ahora habéis entregado y matado. Vosotros que recibisteis la ley por medio de ángeles y no la cumplisteis. Oyendo estas cosas, se encolerizaron tanto contra Esteban que hasta les rechinaban los dientes. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, levantó la mirada al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: —Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos y se arrojaron en masa sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad, y allí lo apedrearon. Los acusadores pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban oraba diciendo: —Señor Jesús, recibe mi espíritu. Luego se puso de rodillas y clamó a gran voz: —Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y dicho esto, murió.
HECHOS 7:51-60 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Pero vosotros –siguió diciendo Esteban– siempre habéis sido tercos, y tenéis oídos y corazón paganos. Siempre estáis en contra del Espíritu Santo. Sois igual que vuestros antepasados. ¿A cuál de los profetas no maltrataron vuestros antepasados? Y mataron a quienes habían anunciado la venida de aquel que es justo; y ahora que este justo ha venido, vosotros lo habéis traicionado y lo habéis matado. Vosotros, que recibisteis la ley por medio de ángeles, no la habéis obedecido.” Al oir estas cosas, se enfurecieron y rechinaron los dientes contra Esteban. Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. Entonces dijo: –¡Mirad, veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre a la derecha de Dios! Ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron a una contra él. Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; y los que hacían de testigos contra él, dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban oró diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu.” Luego se arrodilló y gritó con voz fuerte: “¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!” Habiendo dicho esto, murió.