COLOSENSES 3:1-10
COLOSENSES 3:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentrad vuestra atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues vosotros habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es vuestra vida, se manifieste, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria. Por tanto, haced morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Vosotros las practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais en ellas. Pero ahora abandonad también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejad de mentiros unos a otros, ahora que os habéis quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y os habéis puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su creador.
COLOSENSES 3:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Poned la mira en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Por lo tanto, haced morir todo lo que hay de mundano en vosotros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Por estas cosas viene la ira de Dios sobre los desobedientes. En otro tiempo vosotros también anduvisteis en estas cosas, vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, y el lenguaje obsceno. No os mintáis unos a otros, pues os habéis despojado de la vieja naturaleza y de sus obras, y os habéis revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del hombre nuevo, que por el conocimiento se va renovando a imagen del que lo creó.
COLOSENSES 3:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Habéis resucitado con Cristo! Orientad, pues, vuestra vida hacia el cielo, donde está Cristo sentado junto a Dios. Poned el corazón en las realidades celestiales y no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vida vuestra, se manifieste, también vosotros apareceréis llenos de gloria junto a él. Destruid lo que hay de mundano en vosotros: la lujuria, la impureza, las pasiones desenfrenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una especie de idolatría. Esto es lo que enciende la ira de Dios sobre quienes se niegan a obedecerlo; es también lo que en otro tiempo constituyó vuestra norma de conducta y de vida. Ahora, en cambio, es preciso que renunciéis a todo eso: a la ira, al rencor, a la malquerencia, la calumnia y la grosería. No andéis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja y pecadora condición humana y convertíos en nuevas criaturas que van renovándose sin cesar a imagen de su Creador, en busca de un conocimiento cada vez más profundo.
COLOSENSES 3:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por lo tanto, ya que habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas del cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pensad en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues vosotros habéis muerto, y ahora vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cristo es vuestra vida. Cuando él aparezca, vosotros también apareceréis con él y tendréis parte en su gloria. Haced morir, pues, todo lo que de terrenal hay en vosotros: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni sea avaro, que es una forma de idolatría. Estas cosas, por las que viene el terrible castigo de Dios sobre quienes no le obedecen, son las que hacíais en vuestra vida pasada. Pero ahora dejad todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes. No os mintáis unos a otros, puesto que ya os habéis librado de vuestra vieja naturaleza y de las cosas que antes hacíais, y os habéis revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente.