DANIEL 10:10-21
DANIEL 10:10-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En ese momento, una mano me agarró, me puso sobre mis manos y rodillas, y me dijo: “Levántate, Daniel, pues he sido enviado a verte. Tú eres muy apreciado, así que presta atención a lo que voy a decirte”. »En cuanto aquel hombre me habló, tembloroso me puse de pie. Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí. Durante veintiún días el príncipe de Persia se me opuso, así que acudió en mi ayuda Miguel, uno de los príncipes de primer rango. Y me quedé allí, con los reyes de Persia. Pero ahora he venido a explicarte lo que va a suceder con tu pueblo en el futuro, pues la visión tiene que ver con el porvenir”. »Mientras aquel hombre me decía esto, yo me incliné de cara al suelo y guardé silencio. Entonces alguien con aspecto humano me tocó los labios, y yo los abrí y comencé a hablar. Y le dije a quien había estado hablando conmigo: “Señor, por causa de esta visión me siento muy angustiado y sin fuerzas. ¿Cómo es posible que yo, que soy tu siervo, hable contigo? ¡Las fuerzas me han abandonado, y apenas puedo respirar!” »Una vez más, el de aspecto humano me tocó y me infundió fuerzas, al tiempo que me decía: “¡La paz sea contigo, hombre altamente estimado! ¡Cobra ánimo, no tengas miedo!” »Mientras él me hablaba, yo fui recobrando el ánimo y le dije: “Ya que me has reanimado, ¡háblame, Señor!” Y me dijo: “¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque debo volver a pelear contra el príncipe de Persia. Y, cuando termine de luchar contra él, hará su aparición el príncipe de Grecia. Pero, antes de eso, te diré lo que está escrito en el libro de la verdad. En mi lucha contra ellos, solo cuento con el apoyo de Miguel, vuestro capitán.
DANIEL 10:10-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Me dijo: —Daniel, tú que eres muy amado, está atento a las palabras que he de decirte y ponte en pie, porque he sido enviado a ti ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: —Daniel, no temas, porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de ellas yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero Miguel, uno de los principales más importantes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días. Mientras me decía estas palabras, yo tenía la mirada fija en el suelo y había enmudecido. Pero alguien que parecía un hombre tocó mis labios. Entonces abrí la boca y dije al que estaba delante de mí: —Señor mío, esta visión me causa mucho dolor y me ha dejado sin fuerzas. ¿Cómo podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me han faltado las fuerzas, y no me queda aliento. El que parecía un hombre me tocó y me devolvió las fuerzas y me dijo: —Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y cobra aliento. Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y dije: —Hable mi señor, porque me has fortalecido. Él me dijo: —¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad: nadie me ayuda contra ellos, sino Miguel, vuestro príncipe.
DANIEL 10:10-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Sentí entonces que una mano me tocaba y me levantaba tembloroso sobre mis manos y mis rodillas. Luego me dijo: —Daniel, tú que eres una persona tan apreciada, presta mucha atención al mensaje que voy a transmitirte y ponte en pie, pues acabo de ser enviado a ti. Cuando oí estas palabras, me incorporé tembloroso. El [hombre vestido de lino] continuó: —No temas, Daniel. Tus palabras fueron escuchadas desde el primer día en que te propusiste comprender y te humillaste ante tu Dios. Yo he venido a responder a esas palabras. Pero el príncipe del reino de Persia me ha opuesto resistencia durante veintiún días. Menos mal que Miguel, uno de los primeros príncipes, acudió en mi ayuda, pues yo estaba retenido junto a los reyes de Persia. Pero ahora he podido venir a explicarte lo que sucederá a tu pueblo en los últimos días, pues la visión se refiere a un tiempo todavía por llegar. Mientras me dirigía estas palabras, di con mi rostro en tierra y enmudecí. Pero alguien que parecía un hombre tocó mis labios; entonces abrí la boca y comencé a hablar. Dije al que estaba frente a mí: —Señor, me siento invadido por la angustia a causa de la visión, y me he quedado sin fuerzas. ¿Cómo podrá tu siervo hablar contigo, Señor? Las fuerzas me han abandonado y casi no puedo respirar. El que parecía un hombre me tocó y me devolvió las fuerzas. Después me dijo: —No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo. Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije: —Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas. Entonces me preguntó: —¿Sabes por qué he venido hasta ti? Pronto volveré a luchar contra el príncipe de Persia; cuando me vaya, llegará el príncipe de Grecia. Pero antes te revelaré lo que está escrito en el Libro de la Verdad. No hay nadie que me ayude a luchar contra esos príncipes, salvo Miguel, vuestro Príncipe.
DANIEL 10:10-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En seguida, una mano me agarró y me levantó hasta dejarme apoyado sobre mis manos y rodillas. Luego me dijo: ‘Daniel, a quien Dios ama, escucha bien lo que te voy a decir. Levántate, porque yo he sido enviado a ti.’ “Tan pronto como terminó de decir estas palabras, yo, tembloroso, me puse de pie. Entonces me dijo: ‘No tengas miedo, Daniel, porque desde el primer día en que trataste de comprender las cosas difíciles y decidiste humillarte ante tu Dios, él escuchó tus oraciones. Por eso he venido yo. El ángel príncipe del reino de Persia se me ha opuesto durante veintiún días; pero Miguel, uno de los ángeles príncipes más altos, vino en mi ayuda, pues yo me había quedado solo junto a los reyes de Persia. Así que he venido a explicarte lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro, porque la visión que has tenido se refiere a ese tiempo.’ “Mientras me decía esto, yo estaba con la mirada fija en el suelo y sin decir una sola palabra. De pronto, alguien parecido a un hijo de hombre me tocó los labios. Entonces dije al que estaba ante mí: ‘Señor, esta visión me ha llenado de angustia y me ha dejado sin fuerzas. ¿Cómo va a poder hablar contigo este siervo tuyo, si estoy completamente sin fuerzas y hasta me falta el aliento?’ “Aquel que parecía un hijo de hombre me volvió a tocar, me dio nuevas fuerzas y me dijo: ‘No tengas miedo ni te preocupes. Dios te ama, ¡anímate y ten valor!’ “Mientras me hablaba, yo me sentí reanimado y dije: ‘Señor, háblame, pues me has devuelto las fuerzas.’ Entonces me dijo: ‘¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a luchar con el ángel príncipe de Persia. Y cuando haya terminado de luchar con él, vendrá el ángel príncipe de Grecia. Ahora voy a decirte lo que está escrito en el libro de la verdad: En mi lucha contra ellos, únicamente tengo la ayuda de Miguel, el ángel príncipe de Israel.