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DEUTERONOMIO 1:26-40

DEUTERONOMIO 1:26-40 Reina Valera 2020 (RV2020)

Sin embargo, no quisisteis subir, sino que fuisteis rebeldes al mandato del Señor, vuestro Dios. Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas: «Porque el Señor nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo y destruirnos. ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, al decir: “Este pueblo es más numeroso y más alto que nosotros, las ciudades son grandes y están amuralladas hasta el cielo. Allí también vimos a los hijos de Anac”». Entonces os dije: «No temáis ni tengáis miedo de ellos. El Señor, vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto ante vuestros ojos. En el desierto has visto que el Señor, tu Dios, te ha traído, como trae un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar». Pero ni aun así creísteis al Señor, vuestro Dios, quien iba delante de vosotros por el camino para buscaros el lugar donde habíais de acampar, con el fuego de noche para mostraros el camino que debías seguir, y con la nube de día. Cuando el Señor oyó la voz de vuestras palabras, se enojó e hizo este juramento: «Ni un solo hombre de esta mala generación verá la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que pisó, porque ha seguido fielmente al Señor». También contra mí se enojó el Señor por vuestra causa, y me dijo: «Tampoco tú entrarás allá. Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímalo, porque él la entregará a Israel. Y vuestros niños, de quienes dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos, que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá; a ellos la daré y ellos la heredarán. Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del mar Rojo».

DEUTERONOMIO 1:26-40 La Palabra (versión española) (BLP)

Sin embargo, vosotros os rebelasteis contra la orden del Señor vuestro Dios, os negasteis a subir, y os pusisteis a murmurar dentro de vuestras tiendas diciendo: «El Señor debe odiarnos; nos sacó de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos». ¡Adónde vamos a ir! Nuestros hermanos nos han metido el miedo en el cuerpo al decirnos que la gente de allí es más fuerte y más alta que nosotros, que las ciudades son enormes y están provistas de murallas que tocan el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que vieron anaquitas por allí! Entonces os respondí: «No os asustéis ni les tengáis miedo. El Señor vuestro Dios va delante de vosotros y combatirá por vosotros, como ya visteis que lo hizo en Egipto. Y también has visto cómo el Señor tu Dios te conducía a lo largo de todo el camino que habéis recorrido por el desierto hasta llegar aquí, con el cuidado con que un padre lleva a su hijo». A pesar de eso, ninguno de vosotros confió en el Señor vuestro Dios, que iba delante de vosotros para buscaros dónde acampar. De noche lo hacía en forma de fuego, para que vierais el camino a seguir, y de día os acompañaba en forma de nube. Cuando el Señor escuchó vuestras murmuraciones, se enojó e hizo este juramento: «Nadie de esta generación perversa verá esta tierra fértil que juré dar a vuestros antepasados. Solo la verá Caleb, hijo de Jefuné. A él y a sus hijos les daré la tierra que ha explorado, porque él sí ha confiado plenamente en el Señor». También el Señor se enojó conmigo, por vuestra culpa, y me dijo: «Tampoco tú entrarás en esa tierra. Quien sí entrará es tu ayudante, Josué hijo de Nun. Infúndele valor, porque él será quien haga que Israel posea la tierra. En cuanto a vuestros niños, que aún no tienen uso de razón —y que pensasteis que acabarían siendo botín de guerra—, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado. En cuanto a vosotros, dad media vuelta, regresad al desierto y encaminaos de nuevo al mar de las Cañas».

DEUTERONOMIO 1:26-40 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Pero vosotros no quisisteis ir, sino que desobedecisteis la orden que el Señor nuestro Dios os había dado, y en vuestras casas os pusisteis a murmurar y a decir: ‘El Señor no nos quiere; nos sacó de Egipto tan solo para ponernos en manos de los amorreos y acabar con nosotros. Y ahora, ¿a dónde vamos a ir? Nuestros compatriotas dicen que allí hay gente más poderosa y alta que nosotros, y grandes ciudades rodeadas de altísimas murallas, y que hasta vieron descendientes del gigante Anac. Todo eso nos ha desanimado por completo.’ “Entonces yo os respondí: ‘No os alarméis. No les tengáis miedo. El Señor vuestro Dios marcha delante de vosotros y combatirá por vosotros, tal como visteis que hizo en Egipto y en el desierto. El Señor vuestro Dios os ha tomado en sus brazos durante todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar, como un padre que toma en brazos a su hijo.’ Sin embargo, no confiasteis en el Señor vuestro Dios, el cual iba delante de vosotros para escoger el lugar donde debíais acampar. De noche os señalaba con fuego el camino que teníais que seguir, y de día os lo señalaba con una nube. “Cuando el Señor oyó vuestras murmuraciones, se enojó mucho e hizo este juramento: ‘Ni una sola persona de esta mala generación verá la buena tierra que prometí dar a vuestros antepasados. Haré una excepción con Caleb, hijo de Jefuné; él sí la verá, y a él y a sus descendientes les daré la tierra donde pongan el pie, por haber seguido con toda fidelidad al Señor.’ “Y por culpa vuestra, el Señor se enojó también conmigo y me dijo: ‘Tampoco tú entrarás en esa tierra. En tu lugar entrará tu ayudante Josué, hijo de Nun. Anímale, pues él será quien entregue el país a Israel. Y aunque vosotros creísteis que el enemigo os arrebataría vuestras mujeres y niños, serán esos niños, que todavía no tienen uso de razón, los que entrarán en el país; yo se lo daré en propiedad. En cuanto a vosotros, ¡volved al desierto! ¡Id de nuevo al mar Rojo!’

DEUTERONOMIO 1:26-40 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»Sin embargo, vosotros os negasteis a subir y os rebelasteis contra la orden del SEÑOR vuestro Dios. Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas y dijisteis: “El SEÑOR nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos. ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan de que la gente de allí es más fuerte y más alta que nosotros, y de que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!” »Entonces os respondí: “No os asustéis ni les tengáis miedo. El SEÑOR vuestro Dios marcha al frente y peleará por vosotros, como visteis que hizo en Egipto y en el desierto. Por todo el camino que habéis recorrido, hasta llegar a este lugar, habéis visto cómo el SEÑOR vuestro Dios os ha guiado, como lo hace un padre con su hijo”. »A pesar de eso, ninguno de vosotros confió en el SEÑOR vuestro Dios, que iba delante de vosotros para buscaros dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vierais el camino a seguir, y de día os acompañaba con una nube. »Cuando el SEÑOR oyó lo que dijisteis, se enojó e hizo este juramento: “Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a vuestros antepasados. Solo la verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al SEÑOR”. »Por vuestra causa el SEÑOR se enojó también conmigo, y me dijo: “Tampoco tú entrarás en esa tierra. Quien sí entrará es tu asistente, Josué hijo de Nun. Infúndele ánimo, pues él hará que Israel posea la tierra. En cuanto a vuestros hijos pequeños, que todavía no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes pensasteis que servirían de botín, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado. Y ahora, ¡regresad al desierto! Seguid la ruta del Mar Rojo”.