DEUTERONOMIO 4:15-40
DEUTERONOMIO 4:15-40 La Palabra (versión española) (BLP)
El día que el Señor os habló desde el fuego en el Horeb, no visteis figura alguna. Por lo tanto, cuidaos muy mucho de no pervertiros haciéndoos estatuas en forma de ídolos: sean imágenes de hombre o de mujer; de animales terrestres o de aves que vuelan por el cielo; de reptiles que se arrastran por el suelo o de peces que viven en las aguas, debajo de la tierra. Y cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes seducir de manera que te postres ante ellos y los adores. El Señor tu Dios se los ha repartido como dioses a todos los pueblos que hay bajo el cielo. A vosotros, en cambio, el Señor os tomó y os sacó del horno de hierro de Egipto, para que fueseis el pueblo de su propiedad, como efectivamente ahora lo sois. Sin embargo, por vuestra culpa, el Señor se enojó conmigo y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la fértil tierra que él te da en herencia. Por tanto, yo voy a morir en esta tierra sin haber cruzado el Jordán, pero vosotros lo cruzaréis y tomaréis posesión de esa fértil tierra. Tened mucho cuidado de no olvidar la alianza que el Señor vuestro Dios ha pactado con vosotros. No os fabriquéis ningún ídolo, ninguna imagen de aquello que el Señor te ha prohibido, ya que el Señor tu Dios es fuego devorador, es un Dios celoso. Si después de haber tenido hijos y nietos, y de haber habitado largo tiempo en el país, os pervertís esculpiendo tallas de ídolos que representen cualquier cosa, y causáis enojo al Señor tu Dios haciendo lo que él reprueba, hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra vosotros, de que desapareceréis inmediatamente de la tierra que vais a tomar en posesión una vez que crucéis el Jordán, y de que no pasaréis mucho tiempo allí sin que seáis aniquilados por completo. El Señor os dispersará entre las naciones y no quedaréis más que unos pocos en medio de esas naciones a las que el Señor os deportará. Allí daréis culto a dioses que han sido fabricados por manos humanas, con piedra y madera; dioses que no ven ni oyen, no comen ni huelen. Entonces, desde allí, buscarás al Señor tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. Cuando al cabo de los años hayas pasado por estos sufrimientos y angustias, entonces te volverás al Señor tu Dios y le obedecerás, porque el Señor tu Dios es un Dios misericordioso, que no te abandonará ni te aniquilará ni se olvidará de la alianza que con juramento hizo a tus antepasados. Pregunta, si no, a los tiempos pasados que te precedieron, remontándote al día en que Dios creó al ser humano sobre la tierra, a ver si de un extremo a otro del cielo ha sucedido algo tan admirable o se ha oído cosa semejante. ¿Acaso existe algún pueblo que, como vosotros, haya oído a Dios hablándole desde el fuego y continúe con vida? ¿Acaso algún dios se ha atrevido a tomar para sí a un pueblo en medio de otro, con tantas pruebas, milagros y prodigios, combatiendo con poder y destreza sin igual, y realizando tremendas hazañas, como realizó por vosotros y ante vuestros ojos el Señor, vuestro Dios, en Egipto? Pues a ti te ha mostrado el Señor todo esto para que sepas que solo él es Dios y no hay otro fuera de él. Desde el cielo te permitió escuchar su voz para instruirte, y en la tierra te permitió ver su gran fuego mientras escuchabas sus palabras que salían del fuego. Por amor a tus antepasados y porque escogió a su descendencia después de ellos, el Señor en persona te sacó de Egipto con gran poder; expulsó delante de ti a naciones más numerosas y fuertes que tú, te condujo a su tierra y te la dio en posesión, como está hoy a la vista. Así que reconoce hoy y convéncete de que el Señor es el único Dios: ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay ningún otro. Cumple sus normas y preceptos que hoy te prescribo. De este modo seréis dichosos tú y tus hijos después de ti, y viviréis mucho tiempo en la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.
DEUTERONOMIO 4:15-40 Reina Valera 2020 (RV2020)
El día que el Señor os habló desde el fuego, no visteis ninguna figura. Por lo tanto, tened mucho cuidado, no sea que os corrompáis fabricándoos ídolos o figuras que tenga forma o imagen de hombre o de mujer, o de animales terrestres, o de aves que vuelan por el cielo, o de reptiles que se arrastran sobre la tierra, o de peces que viven en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus ojos al cielo, y al ver el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército celeste, te dejes seducir, te inclines ante ellos y los sirvas, porque el Señor, tu Dios, los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. Pero a vosotros el Señor os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad como en este día. Pero el Señor se enojó contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán ni entraría en la buena tierra que el Señor, tu Dios, te da por heredad. Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; pero vosotros pasaréis y poseeréis aquella buena tierra. Guardaos, no os olvidéis del pacto que el Señor, vuestro Dios, estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que el Señor, tu Dios, te ha prohibido. Porque el Señor, tu Dios, es fuego consumidor, Dios celoso. Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompéis y hacéis alguna escultura o imagen de cualquier cosa, y hacéis lo malo ante los ojos del Señor, vuestro Dios, para enojarlo, yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra que pronto desapareceréis totalmente de la tierra que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán. No estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. El Señor os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis solo unos pocos entre las naciones a las que os llevará el Señor. Allí serviréis a dioses hechos por manos de hombres, de madera y piedra, que no ven ni oyen, ni comen ni huelen. Pero si desde allí buscas al Señor, tu Dios, lo hallarás, si lo buscas de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estés en angustia y te alcancen todas estas cosas, si en los últimos días te vuelves al Señor, tu Dios, y oyes su voz, porque Dios misericordioso es el Señor, tu Dios: No te dejará ni te destruirá ni se olvidará del pacto que juró a tus padres. Pregunta ahora si en los tiempos pasados, que te precedieron, desde el día en que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho algo semejante a este gran prodigio, o se ha oído otro como él. ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios que hablaba de en medio del fuego, como tú la has oído, y ha vivido para contarlo? ¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores, como todo lo que hizo con vosotros el Señor, vuestro Dios, en Egipto ante tus ojos? A ti te fue mostrado, para que supieras que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él. Desde los cielos te hizo oír su voz para enseñarte, y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio de las llamas. Por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder, para echar de delante de ti naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como sucede hoy. Aprende y reflexiona hoy en tu corazón que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro. Cumple sus estatutos y sus mandamientos, que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.
DEUTERONOMIO 4:15-40 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“El día en que el Señor habló con vosotros de en medio del fuego, en el monte Horeb, no visteis ninguna figura. Tened, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras en forma de hombre o mujer, ni figuras de animales, aves, reptiles o peces. Y cuando miréis al cielo y veáis el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigáis en la tentación de adorarlos, porque el Señor vuestro Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo. En cuanto a vosotros, el Señor os tomó y os sacó de aquel horno para fundir hierro que es Egipto, y os hizo lo que ahora sois: el pueblo de su propiedad. Sin embargo, el Señor se enojó conmigo por culpa vuestra, y juró que yo no pasaría el río Jordán ni entraría en la buena tierra que él os va a dar en propiedad. Así que, aunque yo voy a morir en este país y no cruzaré el Jordán, vosotros sí lo cruzaréis, y tomaréis posesión de esa buena tierra. Pero tened cuidado de no olvidaros del pacto que el Señor vuestro Dios ha hecho con vosotros. No os hagáis ningún ídolo ni figura de las que el Señor vuestro Dios os ha prohibido hacer, porque el Señor vuestro Dios es un Dios celoso, ¡un fuego que todo lo consume! “Cuando ya tengáis hijos y nietos, y os hayáis hecho viejos en este país, si llegáis a rebajaros haciendo imágenes o figuras que representen cualquier cosa, cometiendo así una maldad delante del Señor vuestro Dios y provocando su enojo, yo pongo hoy al cielo y a la tierra por testigos de que pronto desapareceréis del país que vais a ocupar al otro lado del Jordán. No viviréis mucho tiempo en esa tierra, sino que seréis exterminados por completo. El Señor os dispersará por todas las naciones, y solo un pequeño número de vosotros sobrevivirá en ellas. Allí serviréis a dioses hechos por el hombre, ídolos de madera o piedra que no ven, ni oyen, ni comen, ni respiran. Pero si allí buscáis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, lo encontraréis. Cuando finalmente paséis por todos estos sufrimientos y angustias, si os volvéis al Señor y le obedecéis, él, que es bondadoso, no os abandonará ni os destruirá, ni se olvidará del pacto que hizo con vuestros antepasados y que juró cumplir. “Buscad en tiempos pasados, desde los tiempos antiguos, cuando Dios creó al hombre en el mundo; id por toda la tierra y preguntad si alguna vez ha sucedido o se ha sabido de algo tan grande como esto. ¿Existe algún pueblo que haya oído, como vosotros, la voz de Dios hablándole de en medio del fuego, y que no haya perdido la vida? ¿Ha habido algún dios que haya escogido a un pueblo de entre los demás pueblos, con tantas pruebas, señales, milagros y guerras, desplegando tan gran poder y llevando a cabo hechos tan aterradores como los que realizó ante vosotros y por vosotros en Egipto el Señor vuestro Dios? Esto os ha sido mostrado para que sepáis que el Señor es el verdadero Dios, y que fuera de él no hay otro. Él os habló desde el cielo para corregiros, y en la tierra os mostró su gran fuego, y oísteis sus palabras de en medio del fuego. Él amó a vuestros antepasados, y escogió a sus descendientes, liberándolos de Egipto por medio de su gran poder. Arrojó de vuestra presencia a naciones más numerosas y poderosas que vosotros, con el fin de que ocuparais sus países y los recibierais en propiedad, como ahora está sucediendo. “Por lo tanto, grabad bien en vuestra mente que el Señor es Dios, tanto en el cielo como en la tierra, y que no hay otro fuera de él. Cumplid sus leyes y mandamientos, que yo os doy en este día, y os irá bien a vosotros y a vuestros descendientes, y viviréis muchos años en el país que el Señor vuestro Dios os va a dar para siempre.”
DEUTERONOMIO 4:15-40 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»El día que el SEÑOR os habló en Horeb, en medio del fuego, no visteis ninguna figura. Por lo tanto, tened mucho cuidado de no corromperos haciendo ídolos o figuras que tengan forma o imagen de hombre o de mujer, o de animales que caminan sobre la tierra, o de aves que vuelan por el aire, o de reptiles que se arrastran por la tierra, o de peces que viven en las aguas debajo de la tierra. De lo contrario, cuando levantéis los ojos y veáis todo el ejército del cielo —es decir, el sol, la luna y las estrellas—, podéis sentiros tentados a postraros ante ellos y adorarlos. Esos astros se los ha dado vuestro SEÑOR y Dios a todas las naciones que están debajo del cielo. Pero a vosotros el SEÑOR os tomó y os sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fuerais el pueblo de su propiedad, como lo sois ahora. »Sin embargo, por vuestra culpa el SEÑOR se enojó conmigo y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la buena tierra que el SEÑOR vuestro Dios os da en posesión. Yo moriré en esta tierra sin haber cruzado el Jordán, pero vosotros sí lo cruzaréis y tomaréis posesión de esa buena tierra. Tened, pues, cuidado de no olvidar el pacto que el SEÑOR vuestro Dios ha hecho con vosotros. No os fabriquéis ídolos de ninguna figura que el SEÑOR vuestro Dios os haya prohibido, porque el SEÑOR vuestro Dios es fuego consumidor y Dios celoso. »Si después de haber tenido hijos y nietos, y de haber vivido en la tierra mucho tiempo, os corrompéis y os fabricáis ídolos y toda clase de figuras, haciendo así lo malo ante el SEÑOR vuestro Dios y provocándolo a ira, hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra vosotros, de que muy pronto desapareceréis de la tierra que vais a poseer al cruzar el Jordán. No viviréis allí mucho tiempo, sino que seréis destruidos por completo. El SEÑOR os dispersará entre las naciones, y entre todas ellas solo quedaréis esparcidos unos pocos. Allí adoraréis a dioses de madera y de piedra, hechos por seres humanos: dioses que no pueden ver ni oír, ni comer ni oler. »Pero, si desde allí buscas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás. Y al cabo del tiempo, cuando hayas vivido en medio de todas esas angustias y dolores, volverás al SEÑOR tu Dios y escucharás su voz. Porque el SEÑOR tu Dios es un Dios compasivo, que no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que mediante juramento hizo con tus antepasados. SEÑOR »Investiga los tiempos pasados, desde el día que Dios creó al ser humano en la tierra, y examina la tierra de un extremo a otro del cielo. ¿Ha sucedido algo así de grandioso, o se ha sabido alguna vez de algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído a Dios hablarle en medio del fuego, como lo has oído tú, y ha vivido para contarlo? ¿Qué dios ha intentado entrar en una nación y tomarla para sí mediante pruebas, señales, milagros, guerras, actos portentosos y gran despliegue de fuerza y de poder, como hizo por ti el SEÑOR tu Dios en Egipto, ante tus propios ojos? »A ti se te ha mostrado todo esto para que sepas que el SEÑOR es Dios, y que no hay otro fuera de él. Desde el cielo te permitió escuchar su voz, para instruirte. Y en la tierra te permitió ver su gran fuego, desde el cual te habló. El SEÑOR amó a tus antepasados y escogió a la descendencia de ellos; por eso él mismo personalmente te sacó de Egipto con gran poder, y ante tus propios ojos desalojó a naciones más grandes y más fuertes que tú, para hacerte entrar en su tierra y dártela en posesión, como sucede hoy. »Reconoce y considera seriamente hoy que el SEÑOR es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro. Obedece sus preceptos y normas que hoy te mando cumplir. De este modo, a ti y a tus descendientes os irá bien, y permaneceréis mucho tiempo en la tierra que el SEÑOR vuestro Dios os da para siempre».