ECLESIASTÉS 1:12-18
ECLESIASTÉS 1:12-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo, el Predicador, he sido rey de Israel en Jerusalén. Me entregué de corazón a investigar y a estudiar con sabiduría todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Miré todas las obras que se hacen bajo el sol, y vi que todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y con lo incompleto no puede contarse. Me decía interiormente: «Yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría más que todos mis predecesores en Jerusalén, y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia». De corazón me dediqué a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos. Y supe que aun esto era aflicción de espíritu, pues
ECLESIASTÉS 1:12-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo, Cohélet, he sido rey de Israel en Jerusalén, y me he entregado a buscar y a investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Pesada carga esta que Dios ha impuesto al ser humano para atarearlo! He observado todo cuanto se hace bajo el sol: todo es pura ilusión y vano afán. No se puede enderezar lo torcido, ni contar lo que no existe. Me decía interiormente: he ampliado y aumentado la sabiduría en relación con todos mis predecesores en Jerusalén y he adquirido sabiduría y ciencia extraordinarias. Me he aplicado a distinguir sabiduría y ciencia de lo que es locura y estupidez, y he comprendido que también eso era vano afán, pues
ECLESIASTÉS 1:12-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo, el Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén, y me entregué de lleno a investigar y estudiar con sabiduría todo lo que se hace en este mundo. ¡Qué carga tan pesada ha puesto Dios sobre los hombres para humillarlos con ella! Y pude darme cuenta de que todo lo que se hace en este mundo es vana ilusión, es querer atrapar el viento. ¡No se puede enderezar lo torcido ni hacer cuentas con lo que no se tiene! Entonces me dije a mí mismo: “Aquí estoy yo, hecho un gran personaje, más sabio que cuantos antes de mí reinaron en Jerusalén; entregado por completo a profundizar en la sabiduría y el conocimiento y en la estupidez y la necedad, tan solo para darme cuenta de que también esto es querer atrapar el viento.” En realidad, a mayor sabiduría, mayores molestias; cuanto más se sabe, más se sufre.
ECLESIASTÉS 1:12-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel. Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al género humano para abrumarlo con ella! Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento! Ni se puede enderezar lo torcido, ni se puede contar lo que falta. Me puse a reflexionar: «Aquí me tenéis, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén, y habiendo experimentado abundante sabiduría y conocimiento. Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento! Francamente, »cuanta más sabiduría, más problemas; cuanto más se sabe, más se sufre».