ECLESIASTÉS 10:1-20
ECLESIASTÉS 10:1-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Una mosca muerta apesta y echa a perder el buen perfume. Cuenta más la tontería más ligera que la sabiduría más respetable. La mente del sabio se inclina al bien, pero la del necio se inclina al mal. El necio, en todo lo que hace muestra la pobreza de sus ideas, aun cuando vaya diciendo que los necios son los demás. Si el que gobierna se enoja contigo, no pierdas la cabeza; el remedio para los grandes errores es tomar las cosas con calma. Me he dado cuenta de un error que se comete en este mundo y que tiene su origen en los propios gobernantes: que al necio se le da un alto cargo, mientras que la gente que vale ocupa puestos humildes. He visto esclavos que van a caballo, y príncipes que caminan a pie como si fueran esclavos. El que cava el hoyo, en él se cae. Al que rompe el muro, le muerde la serpiente. El que labra piedras, con ellas se hiere. El que parte leña corre el riesgo de cortarse. Si el hacha se embota y no se la vuelve a afilar, habrá que golpear con más fuerza. Vale más hacer las cosas bien y con sabiduría. ¿De qué sirve un encantador, si la serpiente muerde antes de ser encantada? Las palabras del sabio le atraen simpatías, pero las del necio son su propia ruina: comienza diciendo puras tonterías y acaba diciendo las peores estupideces. ¡Al necio no le faltan las palabras! ¿Quién puede decir lo que ha de suceder, si nadie sabe nada del futuro? Tanto se mata el necio trabajando, que no sabe ni el camino a la ciudad. ¡Ay del país que tiene por rey a un chiquillo, y en el que sus príncipes amanecen en banquetes! ¡Dichoso el país que tiene un rey honorable, y en el que los gobernantes comen a la hora debida, para reponer sus fuerzas y no para emborracharse! Al holgazán se le cae el techo; al que no hace nada, toda la casa. El pan es para disfrutarlo, y el vino, para gozar de la vida; mas para eso hace falta dinero. No critiques al rey ni siquiera con el pensamiento.
ECLESIASTÉS 10:1-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
Las moscas muertas hacen heder y echan a perder el mejor perfume; así es una pequeña locura al que es estimado como sabio y honorable. El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda. Aun mientras va de camino, al necio le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio. Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti, no pierdas la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas. Hay un mal que he visto bajo el sol, a manera de error emanado del príncipe: que al necio se le encumbra, mientras que a los más capaces se les coloca en lugares inferiores. He visto siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra. El que haga un hoyo caerá en él; y al que aportille el vallado, lo morderá la serpiente. Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, se pone en peligro. Si se embota el hierro y su filo no es amolado, hay que aumentar el esfuerzo; lo provechoso es emplear la sabiduría. Si la serpiente muerde antes de ser encantada, de nada sirve el encantador. Las palabras del sabio están llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina. El necio comienza hablando necedades, y termina diciendo graves tonterías. El necio multiplica sus palabras. Si nadie sabe lo que ha de acontecer, ¿quién le hará saber lo que después de él será? Tanto fatiga a los necios el trabajo, que ni aun saben por dónde ir a la ciudad. ¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es un muchacho, y tus príncipes banquetean desde la mañana! ¡Dichosa tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles y tus príncipes comen a su hora para reponer sus fuerzas y no para beber! Por la pereza se cae la techumbre, y por cruzarse de brazos hay goteras en la casa. Para divertirse se hace el banquete, para alegrarse se hace el vino y el dinero responde por todo. Ni aun en tu pensamiento maldigas al rey, ni en lo secreto de tu alcoba hables mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, los seres alados se lo harán saber.
ECLESIASTÉS 10:1-20 La Palabra (versión española) (BLP)
Una mosca muerta pudre un perfume; un poco de necedad cuenta más que sabiduría y honor. El sabio tiene la mente en su sitio, el necio la tiene trastocada. El necio, falto de seso, llama tonto a todo el que encuentra. Si el jefe se enfurece contra ti, no abandones tu puesto, porque la mesura evita errores graves. He observado otra desgracia bajo el sol, un desacierto propio de la autoridad: la necedad encumbrada en altos puestos, mientras los que valen se sientan abajo. He visto esclavos a caballo y príncipes que iban a pie, como esclavos. El que cava una fosa, cae en ella; al que derriba un muro, le muerde una serpiente. El que saca piedras, se lastima con ellas; el que corta leña, puede hacerse daño. Si se embota el hacha y no se afilan sus caras, hay que redoblar esfuerzos. El éxito está en usar la sabiduría. Si la serpiente muerde porque no ha sido encantada, no hay ganancia para el encantador. Las palabras del sabio provocan la estima, las del necio causan su ruina. El comienzo de su discurso es necedad; su conclusión, fatal desvarío. El necio habla demasiado y como nadie conoce el futuro, nadie le anunciará lo que ha de suceder. El trabajo hastía tanto al necio, que ni siquiera sabe cómo ir a la ciudad. ¡Ay del país donde reina un muchacho, y cuyos nobles banquetean de madrugada! ¡Dichoso el país donde reina un noble y cuyos príncipes comen a su hora, para recobrar fuerzas y no para emborracharse! Al perezoso se le hunde el techo, al ocioso se le llena la casa de goteras. Para divertirse se celebran banquetes, el vino alegra la vida y el dinero todo lo arregla. Ni en tu fuero interno maldigas al rey, ni en tu propia alcoba maldigas al rico; porque un pájaro del cielo correrá la voz y un ser alado contará el asunto.
ECLESIASTÉS 10:1-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Así mismo pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas. El corazón del sabio busca el bien, pero el del necio busca el mal. Y aun en el camino por el que va, el necio revela su falta de inteligencia y a todos va diciendo lo necio que es. Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La paciencia es el remedio para los grandes errores. Hay un mal que he visto en esta vida, semejante al error que cometen los gobernantes: al necio se le dan muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los puestos más bajos. He visto esclavos montar a caballo, y príncipes andar a pie como esclavos. El que cava la fosa, en ella se cae. Al que abre brecha en el muro, la serpiente lo muerde. El que pica piedra, con las piedras se hiere. El que corta leña, con los leños se lastima. Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada. Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el encantador. Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina; sus primeras palabras son necedades, y las últimas son terribles sandeces. ¡Pero no le faltan las palabras! Nadie sabe lo que ha de suceder, y lo que será aun después, ¿quién podría decirlo? El trabajo del necio tanto lo fatiga que ni el camino a la ciudad conoce. ¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro, y cuyos príncipes banquetean desde temprano! ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble, y cuyos príncipes comen cuando es debido, para reponerse y no para embriagarse! Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa. Para alegrarse, el pan; para gozar, el vino; para disfrutarlo, el dinero. No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en privado maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo.