ECLESIASTÉS 10:16-20
ECLESIASTÉS 10:16-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es un muchacho, y tus príncipes banquetean desde la mañana! ¡Dichosa tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles y tus príncipes comen a su hora para reponer sus fuerzas y no para beber! Por la pereza se cae la techumbre, y por cruzarse de brazos hay goteras en la casa. Para divertirse se hace el banquete, para alegrarse se hace el vino y el dinero responde por todo. Ni aun en tu pensamiento maldigas al rey, ni en lo secreto de tu alcoba hables mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, los seres alados se lo harán saber.
ECLESIASTÉS 10:16-20 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Ay del país donde reina un muchacho, y cuyos nobles banquetean de madrugada! ¡Dichoso el país donde reina un noble y cuyos príncipes comen a su hora, para recobrar fuerzas y no para emborracharse! Al perezoso se le hunde el techo, al ocioso se le llena la casa de goteras. Para divertirse se celebran banquetes, el vino alegra la vida y el dinero todo lo arregla. Ni en tu fuero interno maldigas al rey, ni en tu propia alcoba maldigas al rico; porque un pájaro del cielo correrá la voz y un ser alado contará el asunto.
ECLESIASTÉS 10:16-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Ay del país que tiene por rey a un chiquillo, y en el que sus príncipes amanecen en banquetes! ¡Dichoso el país que tiene un rey honorable, y en el que los gobernantes comen a la hora debida, para reponer sus fuerzas y no para emborracharse! Al holgazán se le cae el techo; al que no hace nada, toda la casa. El pan es para disfrutarlo, y el vino, para gozar de la vida; mas para eso hace falta dinero. No critiques al rey ni siquiera con el pensamiento.
ECLESIASTÉS 10:16-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro, y cuyos príncipes banquetean desde temprano! ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble, y cuyos príncipes comen cuando es debido, para reponerse y no para embriagarse! Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa. Para alegrarse, el pan; para gozar, el vino; para disfrutarlo, el dinero. No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en privado maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo.