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ECLESIASTÉS 5:8-19

ECLESIASTÉS 5:8-19 Reina Valera 2020 (RV2020)

Si ves que en una región se oprime a los pobres y se pervierte el derecho y la justicia, no te extrañes de la situación, porque un alto cargo protege a otro, y a estos, otros superiores. La ganancia de la tierra es para todos y el rey mismo está al servicio del campo. El que ama el dinero no se saciará de dinero; y el que ama la riqueza no sacará fruto. También esto es vanidad. Cuando aumentan los bienes, aumentan también quienes los consumen. ¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño, aparte de verlos con sus propios ojos? Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia. Hay un mal doloroso que he visto bajo el sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su propio mal, que se pierden por mal empleadas, y al hijo que ellos engendraron nada le queda en la mano. Desnudo salió del vientre de su madre y así volverá; se irá tal como vino, pues, nada de lo que obtuvo se podrá llevar en su mano. También eso es un gran mal: que tal como vino se haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán, dolor y miseria. Pero algo bueno he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar de los frutos de todo el trabajo con que uno se fatiga bajo el sol todos los días de la vida que Dios le ha dado, porque esa es su recompensa. Asimismo, a todo aquel a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios.

ECLESIASTÉS 5:8-19 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

No te sorprendas si en algún país ves que se oprime al pobre y que se hace violencia a la justicia y al derecho, porque a un alto oficial le encubre otro más alto, y oficiales aún más altos encubren a los otros dos. ¡Y a eso se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo! El amante del dinero, siempre quiere más; el amante de las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión, porque cuanto más se tiene, más se gasta. ¿Y qué se gana con tener, aparte de contemplar lo que se tiene? El que trabaja, coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico, en cambio, sus riquezas no le dejan dormir. Una cosa realmente lamentable he visto en este mundo: que el amontonar riquezas va en perjuicio de su dueño, pues un mal negocio puede acabar con toda esa riqueza, y si él tiene un hijo, ya no tendrá después nada que dejarle. Y tal como vino a este mundo, así se irá: tan desnudo como al nacer y sin poder llevarse nada del fruto de su trabajo. Eso es de veras lamentable: que tal como vino al mundo, así también se irá. ¿Y qué sacó de tanto trabajar en vano? Para colmo, toda su vida se la pasó en tinieblas, y con muchas molestias, dolores y resentimientos. He encontrado que lo mejor y más agradable es comer, beber y gozar del fruto de tanto trabajar en este mundo durante la corta vida que Dios nos da, pues eso es lo que nos ha tocado. Por otra parte, a todo aquel a quien Dios da abundantes riquezas, le da también la facultad de comer de ellas y de tomar lo que le corresponde, pues el disfrutar de tanto trabajo viene de parte de Dios.

ECLESIASTÉS 5:8-19 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales. ¿Qué provecho hay en todo esto para el país? ¿Está el rey al servicio del campo? Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo! Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos? El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico, sus muchas riquezas no lo dejan dormir. He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño, y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y, si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle. Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo, y sin llevarse el fruto de tanto trabajo. Esto es un mal terrible: que tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto para nada? Además, toda su vida come en tinieblas, y en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos. Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.