EFESIOS 1:18-21
EFESIOS 1:18-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Pido también que os sean iluminados los ojos del corazón para que sepáis a qué esperanza él os ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero.
EFESIOS 1:18-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
que él ilumine los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a la que él os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa. Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y lo sentó a su derecha en los cielos, sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se invoca, no solo en este mundo, sino también en el venidero.
EFESIOS 1:18-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Que llene de luz los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a la que os llama, qué inmensa es la gloria que ofrece en herencia a su pueblo y qué formidable la potencia que despliega en favor de nosotros los creyentes, manifestada en la eficacia de su fuerza poderosa. Es el poder que Dios desplegó en Cristo al resucitarlo de la muerte y sentarlo en el cielo junto a sí, por encima de todo principado, potestad, autoridad y dominio, y por encima de cualquier otro título que se precie de tal, no solo en este mundo presente, sino también en el futuro.
EFESIOS 1:18-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pido a Dios que ilumine vuestra mente para que sepáis cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que pertenecen a su pueblo y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe tanto en este mundo como en el venidero.