ÉXODO 3:1-4
ÉXODO 3:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
Moisés pastoreaba el rebaño de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Conduciendo el rebaño a través del desierto, llegó al Horeb, el monte de Dios. Allí se le apareció el ángel del Señor como una llama de fuego, en medio de una zarza. Se fijó y quedó sorprendido al ver que la zarza ardía, pero no se consumía. Entonces Moisés se dijo: —Voy a acercarme para observar este extraño fenómeno, y ver por qué no se consume la zarza. Al ver el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés! —Aquí estoy —respondió Moisés.
ÉXODO 3:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián. Un día, llevándolas a través del desierto, llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés miró atentamente y se dio cuenta de que la zarza ardía en el fuego, pero no se consumía. Entonces pensó: “¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la zarza.” Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, le llamó desde la zarza: –¡Moisés! ¡Moisés! –Aquí estoy –contestó Moisés.
ÉXODO 3:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
En cierta ocasión apacentaba Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, y las llevó a través del desierto hasta el Horeb, monte de Dios. Allí se le apareció el ángel del Señor como una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía, pero no se consumía. Entonces Moisés se dijo: —Iré a ver qué es este extraño fenómeno, por qué causa la zarza no se quema. Cuando el Señor vio que él se acercaba, le llamó desde la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí estoy —respondió él.
ÉXODO 3:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza». Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: ―¡Moisés, Moisés! ―Aquí me tienes —respondió.