ÉXODO 9:1-12
ÉXODO 9:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces el Señor dijo a Moisés: —Preséntate ante Faraón, y dile: «El Señor, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, porque si no lo dejas ir, y lo detienes, la mano del Señor caerá con una terrible plaga sobre el ganado que está en los campos: sobre caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas. Pero el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que no muera nada de lo que es de los hijos de Israel». El Señor había fijado el plazo, y dijo Moisés: —Mañana hará el Señor esto en la tierra. Al día siguiente el Señor hizo aquello, y murió todo el ganado de Egipto; pero del ganado de los hijos de Israel no murió ni un solo animal. Cuando Faraón mandó evaluar los daños, comprobó que del ganado de los israelitas no había muerto ni un solo animal. Pero el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo. Entonces el Señor dijo a Moisés y a Aarón: —Tomad puñados de ceniza de un horno, y que Moisés los esparza por el aire en presencia de Faraón. Se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en la gente y en las bestias por todo el país de Egipto. Ellos tomaron ceniza del horno y se pusieron delante de Faraón; la esparció Moisés hacia el cielo, y hubo sarpullido que produjo úlceras tanto en la gente como en las bestias. Ni los hechiceros podían permanecer delante de Moisés a causa del sarpullido, pues ellos mismos tenían sarpullido, como todos los egipcios. Pero el Señor endureció el corazón de Faraón, y no les hizo caso, tal como el Señor lo había dicho a Moisés.
ÉXODO 9:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor dijo a Moisés: —Preséntate ante el faraón y dile: «Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me rinda culto. Si te resistes a dejarlo salir y continúas reteniéndolo por la fuerza, el poder divino dañará el ganado de tus campos: caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas. Habrá una epidemia terrible». Pero el Señor hará distinción entre el ganado de los israelitas y el de los egipcios: ninguna res israelita perecerá. El Señor fijó un plazo diciendo: —Mañana llevaré a cabo esta amenaza contra Egipto. Y, en efecto, al día siguiente, el Señor cumplió su palabra: murió todo el ganado de los egipcios, pero del ganado de los israelitas no murió ni un solo animal. Cuando el faraón mandó evaluar los daños, comprobó que del ganado de los israelitas no había muerto ni un solo animal. A pesar de ello, el faraón siguió mostrándose intransigente y no permitió salir al pueblo. El Señor dijo a Moisés y Aarón: —Tomad ceniza de horno, y que Moisés la esparza por el aire en presencia del faraón. La ceniza se extenderá por todo el país como una polvareda y en todo Egipto producirá úlceras purulentas en personas y animales. Recogieron ceniza de horno, la esparció Moisés por el aire en presencia del faraón y tanto personas como animales se cubrieron de llagas purulentas. Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés porque les habían salido llagas al igual que a todos los egipcios. Pero el Señor hizo que el faraón se mantuviera intransigente, sin hacer caso a Moisés y Aarón, como ya había predicho el Señor a Moisés.
ÉXODO 9:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces el Señor dijo a Moisés: –Ve a ver al faraón y dile: ‘Así dice el Señor, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me adore. Si no lo dejas ir, sino que lo sigues deteniendo, el Señor descargará su poder sobre tus ganados que están en el campo, y habrá una peste muy grave. Morirán los caballos, los asnos, los camellos, las vacas y las ovejas. Pero el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y los de Egipto, para que no muera ningún animal de los israelitas.’ Además el Señor puso un plazo, pues dijo: –Yo haré esto mañana. Al día siguiente, el Señor lo hizo. Todo el ganado egipcio murió, pero del ganado israelita no murió ni un solo animal. El faraón mandó a ver el ganado de Israel, y resultó que ningún animal había muerto. Sin embargo, se puso terco y no dejó ir a los israelitas. Entonces el Señor dijo a Moisés y Aarón: –Tomad puñados de ceniza de un horno, y que arroje Moisés la ceniza a lo alto, en presencia del faraón. La ceniza se convertirá en polvo y se extenderá por todo el país, produciendo llagas en todos los hombres y animales de Egipto. Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y fueron a ver al faraón. Y arrojó Moisés la ceniza a lo alto, y tanto hombres como animales quedaron cubiertos de llagas. Los magos no pudieron hacer frente a Moisés, porque ellos, como todos los egipcios, estaban cubiertos de llagas. Pero el Señor hizo que el faraón se pusiera terco y que no hiciera caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor le había dicho a Moisés.
ÉXODO 9:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El SEÑOR le ordenó a Moisés que fuera a hablar con el faraón y le advirtiera: «Así dice el SEÑOR y Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto”. Si te niegas a dejarlos ir y sigues reteniéndolos, la mano del SEÑOR provocará una terrible plaga entre los ganados que tienes en el campo, y entre tus caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas. Pero el SEÑOR hará distinción entre el ganado de Israel y el de Egipto, de modo que no morirá un solo animal que pertenezca a los israelitas». Además, el SEÑOR fijó un plazo y dijo: «Mañana yo, el SEÑOR, haré esto en el país». En efecto, al día siguiente murió todo el ganado de los egipcios, pero del ganado de los israelitas no murió ni un solo animal. Envió el faraón gente a ver los ganados de los israelitas, y se encontraron con que ni un solo animal había muerto. Sin embargo, el faraón endureció su corazón y no quiso dejar ir al pueblo. Entonces el SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomad de algún horno puñados de ceniza, y que la arroje Moisés al aire en presencia del faraón. La ceniza se convertirá en polvo fino, y caerá sobre todo Egipto y abrirá úlceras en personas y animales en todo el país». Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y se plantaron ante el faraón. Allí Moisés la arrojó al aire, y se abrieron úlceras purulentas en personas y animales. Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés, pues ellos y todos los egipcios tenían úlceras. Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón y, tal como el SEÑOR se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.