EZEQUIEL 1:1-4
EZEQUIEL 1:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
En el año treinta, el día cinco del cuarto mes, estaba yo en medio de los cautivos, junto al río Quebar, los cielos se abrieron y tuve visiones de parte de Dios. En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, vino palabra del Señor al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar. La mano del Señor se posó sobre él. Vi que venía del norte un viento huracanado y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor. En medio del fuego, algo semejante al bronce refulgente
EZEQUIEL 1:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
El año treinta, el día cinco del cuarto mes, estaba yo con los deportados junto a la orilla del río Quebar. Entonces se abrió el cielo y tuve una visión divina. El día cinco del mes (era el año quinto de la deportación del rey Jeconías), el Señor comunicó su palabra al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río Quebar. La mano del Señor se posó sobre él. Entonces sentí un viento huracanado que soplaba del norte; y vi una densa nube rodeada de resplandor: lanzaba rayos en todas direcciones, y entre los rayos se percibía como el brillo del electro.
EZEQUIEL 1:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo, el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba un día a orillas del río Quebar, en Babilonia, entre los que habían sido llevados al destierro. En esto se abrió el cielo, y vi a Dios en una visión. Era el día cinco del cuarto mes del año treinta, cinco años después de que el rey Joaquín fuera llevado al destierro. El Señor puso su mano sobre mí. Entonces vi que del norte venía un viento huracanado; de una gran nube salía un fuego como de relámpagos, y a su alrededor había un fuerte resplandor. En medio del fuego brillaba algo semejante al metal bruñido
EZEQUIEL 1:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado. (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el SEÑOR le habló, y puso su mano sobre él). De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente.