GÉNESIS 1:9-18
GÉNESIS 1:9-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Y dijo Dios: —¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, para que aparezca lo seco! Y así sucedió. Dios llamó «tierra» a lo seco y al conjunto de aguas lo llamó «mar». Y vio Dios que esto era bueno. Y dijo Dios: —¡Que la tierra se cubra de vegetación; que esta produzca plantas con semilla, y árboles que den fruto con semilla, cada uno según su especie! Y así sucedió. Brotó de la tierra vegetación: plantas con semilla y árboles con su fruto y su semilla, todos según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el tercer día. Y dijo Dios: —¡Que haya lumbreras en el firmamento para separar el día de la noche, para distinguir las estaciones, y señalar los días y los años; para que luzcan en el firmamento y así alumbrar la tierra! Y sucedió así. Hizo Dios los dos grandes astros: el astro mayor para regir el día, y el menor para regir la noche. También hizo las estrellas. Dios puso en el firmamento astros que alumbraran la tierra: los hizo para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.
GÉNESIS 1:9-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces Dios dijo: “Júntense en un solo lugar las aguas que están debajo del cielo, para que aparezca lo seco.” Y así fue. A lo seco, Dios lo llamó “tierra”, y a las aguas que se habían juntado las llamó “mar”. Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: “Produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto.” Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan semilla y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer día. Entonces Dios dijo: “Haya lumbreras en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.” Y así fue. Dios hizo las dos lumbreras: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las estrellas. Y puso Dios las lumbreras en la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bien.
GÉNESIS 1:9-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, y que aparezca lo seco!» Y así sucedió. A lo seco Dios lo llamó «tierra», y al conjunto de aguas lo llamó «mar». Y Dios consideró que esto era bueno. Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra; que esta produzca hierbas que den semilla, y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!» Y así sucedió. Comenzó a brotar la vegetación: hierbas que dan semilla, y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ese fue el tercer día. Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento que separen el día de la noche; que sirvan como señales de las estaciones, de los días y de los años, y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra!» Y sucedió así. Dios hizo los dos grandes astros: el astro mayor para gobernar el día, y el menor para gobernar la noche. También hizo las estrellas. Dios colocó en el firmamento los astros para alumbrar la tierra. Los hizo para gobernar el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios consideró que esto era bueno.
GÉNESIS 1:9-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dijo también Dios: —Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un único lugar, para que se descubra lo seco. Y fue así. A la parte seca llamó Dios «Tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «Mares». Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: —Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol que dé fruto según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo luego Dios: —Haya luminarias en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes luminarias: la mayor, para que señoreara en el día, y la menor, para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas. Las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, para señorear en el día y en la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.