GÉNESIS 31:36-42
GÉNESIS 31:36-42 Reina Valera 2020 (RV2020)
Jacob se enojó y riñó con Labán, y le dijo: —¿Qué falta he cometido? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución? Al registrar todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros. Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado, así de día como de noche, a mí me lo cobrabas. De día me consumía el calor y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. Así he estado veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas y seis por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. Si el Dios de mi padre, Dios de Abrahán y Terror de Isaac, no hubiera estado conmigo, sin duda me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios ha visto mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche te reprendió.
GÉNESIS 31:36-42 La Palabra (versión española) (BLP)
Así que Jacob se enojó con Labán y le recriminó todo indignado: —¿Qué delito, qué falta he cometido para que me persigas así? ¿Has encontrado algo que te pertenezca después de registrar todas mis cosas? Si lo has encontrado, enséñalo aquí, delante de tus parientes y los míos, y que sean ellos quienes decidan quién de los dos tiene razón. Durante los veinte años que pasé contigo jamás tus ovejas o tus cabras abortaron ni yo jamás comí un carnero de tu rebaño; jamás te traje un animal despedazado por las fieras, ya que te lo compensaba con uno de los míos, mientras tú me reclamabas si de día o de noche me robaban ganado. De día me consumía el calor, de noche el frío, y no conciliaba el sueño. Veinte años he estado en tu casa, y esto es lo que me ha tocado: trabajar catorce años a tu servicio por tus dos hijas, y seis años más por tu ganado; y tú continuamente me cambiabas el salario. Si el Dios de mi padre —el Dios de Abrahán, el Terror de Isaac— no hubiera estado conmigo, es bien seguro que me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche salió en mi defensa.
GÉNESIS 31:36-42 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Jacob se enojó y fue a reclamarle a Labán con estas palabras: –¿Qué falta cometí? ¿Cuál es mi pecado, que con tantas ansias me has perseguido? Has registrado todas mis cosas, ¿y qué has encontrado de los objetos de tu casa? ¡Ponlo aquí, delante de tus parientes y de los míos, para que ellos digan quién de los dos tiene razón! Durante estos veinte años que trabajé contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, y nunca me comí un solo carnero de tus rebaños; nunca te traje los animales muertos por las fieras, sino que yo pagaba su pérdida; si de día o de noche robaban ganado, tú me lo cobrabas. De día me moría de calor; de noche me moría de frío, ¡y hasta el sueño se me iba! Veinte años he estado en tu casa, y esto es lo que me ha tocado: trabajar catorce años a tu servicio por tus dos hijas, y seis años por tus animales; y tú continuamente me cambiabas el salario. De no haber estado conmigo el Dios de Abraham, el Dios que adoraba mi padre Isaac, seguro estoy de que me habrías mandado con las manos vacías. Pero Dios vio mi tristeza y el resultado de mi trabajo, y anoche te reprendió.
GÉNESIS 31:36-42 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces Jacob se enojó con Labán e, indignado, le recriminó: ―¿Qué crimen o pecado he cometido, para que me acoses de esta manera? Ya has registrado todas mis cosas, ¿y acaso has encontrado algo que te pertenezca? Si algo has encontrado, ponlo aquí, frente a nuestros parientes, y que ellos determinen quién de los dos tiene la razón. Durante los veinte años que estuve contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni jamás me comí un carnero de tus rebaños. Nunca te traje un animal despedazado por las fieras, ya que yo mismo me hacía cargo de esa pérdida. Además, lo que robaban de día o de noche, tú me lo reclamabas. De día me consumía el calor, y de noche me moría de frío, y ni dormir podía. De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y muchas veces me cambiaste el salario. Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia.