GÉNESIS 32:9-12
GÉNESIS 32:9-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Luego comenzó a orar: “Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis parientes, y que harías que me fuera bien: no merezco la bondad y fidelidad con que me has tratado. Yo crucé este río Jordán sin llevar nada más que mi bastón, y ahora he llegado a poseer dos campamentos. ¡Por favor, sálvame de las manos de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga a atacarme y que mate a las mujeres y a los niños. Tú has dicho claramente que harás que me vaya bien, y que mis descendientes serán tan numerosos como los granitos de arena del mar, que no se pueden contar.”
GÉNESIS 32:9-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Luego dijo Jacob: —Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Señor, que me dijiste: «Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien», ¡no merezco todas las misericordias y toda la verdad con que has tratado a tu siervo!; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora tengo a mi cargo dos campamentos. Líbrame ahora de manos de mi hermano, de manos de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera a la madre junto con los hijos. Y tú has dicho: «Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que por ser tanta no se puede contar».
GÉNESIS 32:9-12 La Palabra (versión española) (BLP)
pues pensó: «Si Esaú ataca a un grupo, el otro podrá escapar». Luego oró diciendo: —Dios de mi abuelo Abrahán y de mi padre Isaac, Señor que me dijiste: Regresa a tu tierra natal, donde están tus parientes, que yo te haré prosperar. Yo no merezco el amor y la fidelidad que has tenido con este siervo tuyo. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora puedo formar dos campamentos. ¡Por favor, líbrame del poder amenazante de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y mate a mujeres y niños.
GÉNESIS 32:9-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces Jacob se puso a orar: «SEÑOR, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis familiares, y que me harías prosperar: realmente yo, tu siervo, no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora he llegado a formar dos campamentos. ¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar».