GÉNESIS 34:1-24
GÉNESIS 34:1-24 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dina, la hija que Lea había dado a luz a Jacob, salió a ver a las mujeres del lugar. Y la vio Siquem hijo de Hamor, el heveo, príncipe de aquella tierra; la tomó, se acostó con ella y la deshonró. Pero tan atraído se sintió por Dina, la hija de Lea, que se enamoró de la joven y trató de ganarse su corazón. Entonces dijo Siquem a Hamor, su padre: —Tómame por mujer a esta joven. Se enteró Jacob de que Siquem había deshonrado a Dina, su hija. Pero como sus hijos estaban con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos regresaran. Mientras tanto, Hamor, el padre de Siquem, se dirigió a Jacob para hablar con él. Los hijos de Jacob regresaron del campo cuando lo supieron; se entristecieron los hombres y se enojaron mucho, porque se había cometido una ofensa contra Israel al acostarse con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho. Hamor les dijo: —Mi hijo Siquem se ha enamorado de vuestra hermana; os ruego que se la deis por mujer. Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas y tomad vosotros las nuestras. Habitad con nosotros, porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión. Siquem dijo también al padre y a los hermanos de Dina: —Sed benévolos conmigo y os daré cuanto me pidáis. Aumentad a mi cargo mucha dote y regalos, que yo os daré cuanto me pidáis; pero dadme a la joven por mujer. Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hamor, su padre, con palabras engañosas, por cuanto había deshonrado a Dina, hermana de ellos: —No podemos hacer esto de dar nuestra hermana a nadie incircunciso, porque entre nosotros es abominación. Pero con esta condición os complaceremos: que os hagáis como nosotros, y se circuncide entre vosotros todo hombre. Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; habitaremos con vosotros y seremos un pueblo. Pero si no nos hacéis caso en lo de circuncidaros, tomaremos a nuestra hija y nos iremos de aquí. Parecieron bien sus palabras a Hamor y a Siquem hijo de Hamor. Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado. Él mismo era el más distinguido en toda la casa de su padre. Entonces Hamor y su hijo Siquem fueron a la puerta de su ciudad y hablaron a los hombres del lugar en estos términos: —Estos hombres son pacíficos con nosotros; que habiten, pues, en el país y comercien en él, porque la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por mujeres y les daremos las nuestras. Pero solo con esta condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros para que seamos un pueblo: que se circuncide todo hombre entre nosotros, como ellos son circuncidados. Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros. Obedecieron a Hamor y a su hijo Siquem todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron a todo hombre que salía por la puerta de su ciudad.
GÉNESIS 34:1-24 La Palabra (versión española) (BLP)
Un día Dina, la hija que Jacob había tenido con Lía, fue a visitar a las muchachas de aquella tierra. La vio Siquén, hijo de Jamor, el jeveo, señor de aquella tierra, y por la fuerza se acostó con ella y la violó. Pero después Siquén no pudo quitarse de la cabeza a Dina, la hija de Jacob, porque se había enamorado de ella; así que trató de ganarse su amor. Dijo, pues, a su padre Jamor: —Consígueme a esa muchacha para que sea mi mujer. Jacob se enteró de que Siquén había violado a Dina, pero como sus hijos estaban en el campo con el ganado, no dijo nada hasta su regreso. Mientras tanto Jamor, padre de Siquén, fue a ver a Jacob para hablar con él. Cuando los hijos de Jacob regresaron del campo y supieron lo que había sucedido, se sintieron ultrajados y se llenaron de ira porque era una ofensa imperdonable para Israel el que Siquén hubiese violado a la hija de Jacob; era algo que nunca debió haber hecho. Pero Jamor habló con ellos y les dijo: —Mi hijo Siquén se ha enamorado de vuestra hermana. Por favor, permitid que él la tome como esposa. Así emparentaremos: dadnos vuestras hijas, tomad vosotros las nuestras y quedaos a vivir con nosotros. Esta tierra está a vuestra disposición; vivid en ella, haced negocios y adquirid posesiones. Siquén, por su parte, dijo al padre y a los hermanos de Dina: —Sed benévolos conmigo y os daré cuanto me pidáis. Imponedme una dote alta y regalos valiosos por la muchacha y os daré lo que me pidáis, con tal de que me la deis en matrimonio. Los hijos de Jacob, ultrajados por lo que Siquén había hecho a su hermana Dina, respondieron con engaño a Jamor y a su hijo, diciéndoles: —No podemos hacer lo que nos pedís, dando nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado; eso sería una afrenta para nosotros. Solo podemos aceptar con una condición: que vosotros seáis como nosotros, es decir, que todos vuestros varones se circunciden. Así sí podremos daros a nuestras hijas y nosotros tomar a las vuestras, viviendo entre vosotros y formando un solo pueblo. Pero si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos marcharemos con nuestra hermana de aquí. Jamor y Siquén estuvieron de acuerdo con esta propuesta y el muchacho no tardó en tratar de ejecutar lo que habían acordado, porque estaba enamorado de la hija de Jacob. Como Siquén era la persona más respetada en su familia, él y su padre Jamor fueron a la puerta de la ciudad y hablaron así a sus conciudadanos: —Estos hombres son gente de paz. Dejemos que se establezcan en nuestro país y que puedan comerciar aquí, pues hay suficiente espacio para ellos. Nosotros tomaremos por esposas a sus hijas y a ellos les daremos las nuestras. Pero, para que ellos vivan entre nosotros y formemos un solo pueblo, ponen una sola condición: que se circunciden todos nuestros varones tal como ellos acostumbran. Solo tenemos que decir que sí y ellos se quedarán a vivir con nosotros; entonces sus ganados, sus posesiones y todos sus animales serán nuestros. Todos los que estaban presentes en la puerta de la ciudad aceptaron la propuesta de Jamor y de su hijo Siquén; así que todos los varones fueron circuncidados.
GÉNESIS 34:1-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Dina, la hija que Lía dio a Jacob, fue a visitar a las muchachas del lugar; pero la vio Siquem, que era hijo de Hamor el heveo, el jefe de aquel lugar, y por la fuerza se acostó con ella y la deshonró. Sin embargo, tanto se enamoró de ella, que trató de ganarse su cariño. Entonces habló con su padre Hamor, y le dijo: –Ve a pedir la mano de esta muchacha. Quiero casarme con ella. Jacob supo que Siquem había deshonrado a su hija Dina, pero como sus hijos estaban en el campo con sus animales, no dijo nada hasta que ellos regresaron. Mientras tanto, Hamor, el padre de Siquem, fue a ver a Jacob para hablar con él. Cuando los hijos de Jacob regresaron del campo y supieron lo que había pasado, se enfurecieron, porque era una ofensa muy grande para Israel que Siquem se hubiera acostado con la hija de Jacob. ¡Era algo que nunca debía haber hecho! Pero Hamor habló con ellos, y les dijo: –Mi hijo Siquem está muy enamorado de vuestra hermana. Por favor, dejadla que se case con él y haceos nuestros parientes; así nosotros nos casaremos con vuestras hijas y vosotros os casaréis con las nuestras. Quedaos a vivir con nosotros. El país está a vuestra disposición; vivid en él, haced negocios, comprad terrenos. Por su parte, Siquem dijo al padre y a los hermanos de Dina: –Yo os ruego que aceptéis. Os daré lo que me pidáis. No importa que sea una compensación más alta de lo acostumbrado, y muchos regalos; yo os los daré. Pero dejad que la muchacha se case conmigo. Sin embargo, como Siquem había deshonrado a Dina, los hijos de Jacob les contestaron a él y a su padre Hamor con engaños. Les dijeron: –No podemos dar nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado, porque eso sería una vergüenza para nosotros. Solo podemos aceptar con esta condición: que vosotros seáis como nosotros; es decir, que se circunciden todos los varones entre vosotros. Entonces sí, vosotros os casaréis con nuestras hijas y nosotros nos casaremos con las vuestras; viviremos entre vosotros y seremos un solo pueblo. Pero si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos iremos de aquí y nos llevaremos a nuestra hermana. Hamor y su hijo Siquem estuvieron de acuerdo con lo que ellos propusieron. Sin perder más tiempo, el joven se circuncidó, porque la hija de Jacob le había gustado. Como Siquem era el más respetado en la familia de su padre, fueron él y su padre Hamor a la entrada de la ciudad, donde se trataban los negocios, y allí dijeron a los habitantes: –Estos hombres son nuestros amigos. Van a vivir y hacer negocios en este lugar, pues hay suficiente terreno para ellos; nosotros podremos casarnos con sus hijas y ellos podrán casarse con las nuestras. Pero, para que seamos un solo pueblo, ellos aceptan vivir con nosotros solamente con esta condición: que todos nuestros varones se circunciden, tal como ellos acostumbran. Todas sus pertenencias y todos sus animales serán nuestros. Solo tenemos que decir sí, y ellos se quedarán a vivir con nosotros. Todos los hombres de la ciudad que estaban en edad militar estuvieron de acuerdo con Hamor y con su hijo Siquem, y fueron circuncidados.
GÉNESIS 34:1-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En cierta ocasión, Dina, la hija que Jacob tuvo con Lea, salió a visitar a las mujeres del lugar. Cuando la vio Siquén, que era hijo de Jamor el heveo, jefe del lugar, la agarró por la fuerza, se acostó con ella y la violó. Pero luego se enamoró de ella y trató de ganarse su afecto. Entonces le dijo a su padre: «Consígueme a esta muchacha para que sea mi esposa». Jacob se enteró de que Siquén había violado a su hija Dina, pero, como sus hijos estaban en el campo cuidando el ganado, no dijo nada hasta que ellos regresaron. Mientras tanto Jamor, el padre de Siquén, salió en busca de Jacob para hablar con él. Cuando los hijos de Jacob volvieron del campo y se enteraron de lo sucedido, quedaron muy dolidos y, a la vez, llenos de ira. Siquén había cometido una ofensa muy grande contra Israel al abusar de su hija; era algo que nunca debió haber hecho. Pero Jamor les dijo: ―Mi hijo Siquén está enamorado de vuestra hermana. Por favor, permitid que ella se case con él. Haceos parientes nuestros. Intercambiemos nuestras hijas en casamiento. Así vosotros podréis vivir entre nosotros y el país quedará a vuestra disposición para que lo habitéis, hagáis negocios y adquiráis terrenos. Siquén, por su parte, les dijo al padre y a los hermanos de Dina: ―Si vosotros me halláis digno de vuestro favor, yo os daré lo que me pidáis. Podéis pedirme cuanta dote queráis, y exigirme muchos regalos, pero permitid que la muchacha se case conmigo. Sin embargo, por el hecho de que su hermana Dina había sido deshonrada, los hijos de Jacob les respondieron con engaños a Siquén y a su padre Jamor. ―Nosotros no podemos hacer algo así —les explicaron—. Sería una vergüenza para todos nosotros entregarle nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado. Solo aceptaremos con esta condición: que todos los varones entre vosotros se circunciden para que seáis como nosotros. Entonces sí intercambiaremos nuestras hijas con las vuestras en casamiento, y viviremos entre vosotros y formaremos un solo pueblo. Pero, si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos llevaremos a nuestra hermana y nos iremos de aquí. Jamor y Siquén estuvieron de acuerdo con la propuesta; y tan enamorado estaba Siquén de la hija de Jacob que no demoró en circuncidarse. Como Siquén era el hombre más respetado en la familia, su padre Jamor lo acompañó hasta la entrada de la ciudad, y allí hablaron con todos sus conciudadanos. Les dijeron: ―Estos hombres se han portado como amigos. Dejad que se establezcan en nuestro país y que lleven a cabo sus negocios aquí, ya que hay suficiente espacio para ellos. Además, nosotros nos podremos casar con sus hijas, y ellos con las nuestras. Pero ellos aceptan quedarse entre nosotros y formar un solo pueblo, con una sola condición: que todos nuestros varones se circunciden, como hacen ellos. Aceptemos su condición, para que se queden a vivir entre nosotros. De esta manera su ganado, sus propiedades y todos sus animales serán nuestros. Todos los que se reunían a la entrada de la ciudad estuvieron de acuerdo con Jamor y con su hijo Siquén, y fue así como todos los varones fueron circuncidados.