GÉNESIS 42:25-38
GÉNESIS 42:25-38 La Palabra (versión española) (BLP)
Después ordenó que les llenaran los costales de grano, que devolvieran a cada uno su dinero poniéndolo dentro de cada costal, y que les dieran provisiones para el camino. Así se hizo. Entonces ellos cargaron el grano sobre sus asnos y se fueron de allí. Cuando se detuvieron para pasar la noche, uno de ellos abrió su costal para dar de comer a su asno y vio que su dinero estaba allí, en la boca del costal. Entonces dijo a sus hermanos: —¡Me han devuelto el dinero! Mirad, ¡aquí está en mi costal! Se les encogió el corazón del susto y se decían unos a otros temblando: —¿Qué es esto que Dios nos ha hecho? Al llegar adonde estaba su padre Jacob, en Canaán, le contaron todo lo que les había pasado: —El hombre que gobierna aquel país nos trató con rudeza y nos acusó de estar espiando su país. Pero nosotros le dijimos: «Somos gente honrada y no espías; éramos doce hermanos, hijos del mismo padre; uno ya no está con nosotros y el menor se ha quedado en Canaán con nuestro padre». Pero aquel hombre, el señor del país, nos dijo: «Voy a comprobar si sois gente honrada: dejad aquí conmigo a uno de vuestros hermanos mientras los demás llevan algo de grano para calmar el hambre de vuestras familias; pero a la vuelta deberéis traer a vuestro hermano menor. Así sabré que no sois espías, sino gente honrada; entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis comerciar en mi país». Cuando vaciaron sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de preocupación. Entonces su padre, Jacob, les dijo: —¡Me vais a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora me vais a quitar a Benjamín! ¡Todo se vuelve contra mí! Pero Rubén dijo a su padre: —Confíalo a mi cuidado y yo te lo devolveré. Si no lo hago, puedes dar muerte a mis dos hijos. Pero Jacob respondió: —Mi hijo no irá con vosotros. Su hermano está muerto y él es el único que me queda. Si le sucediese alguna desgracia en el viaje que vais a emprender, vosotros tendríais la culpa de que este pobre viejo se muera de pena.
GÉNESIS 42:25-38 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después mandó José que llenaran sus sacos de trigo, les devolvieran el dinero a cada uno de ellos, lo pusieran en su saco, y que les dieran comida para el camino; así se hizo con ellos. Entonces pusieron ellos su trigo sobre sus asnos y se fueron de allí. Pero al abrir uno de ellos el saco para dar de comer a su asno en la posada, vio el dinero que estaba en la boca de su costal. Y dijo a sus hermanos: —¡Me han devuelto mi dinero; aquí está, en mi saco! Entonces se les sobresaltó el corazón, y espantados se dijeron el uno al otro: —¿Qué es esto que nos ha hecho Dios? Cuando llegaron junto a Jacob, su padre, en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido: —Aquel hombre, el señor de la tierra, nos habló con dureza y nos trató como a espías de la tierra. Pero nosotros le dijimos: «Somos hombres honrados, nunca hemos sido espías. Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno ha desaparecido y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán». Entonces aquel hombre, el señor de la tierra, nos dijo: «En esto conoceré que sois hombres honrados: dejad conmigo a uno de vuestros hermanos, tomad para remediar el hambre de vuestras familias y andad, traedme a vuestro hermano menor; así sabré que no sois espías, sino hombres honrados; entonces os entregaré a vuestro hermano y podréis comerciar en el país». Aconteció que cuando vaciaban ellos sus sacos, vieron que en el saco de cada uno estaba la bolsa con su dinero; y tanto ellos como su padre, al ver las bolsas con el dinero, tuvieron temor. Entonces su padre Jacob les dijo: —Me habéis privado de mis hijos: José no aparece, Simeón tampoco, y ahora os llevaréis a Benjamín. ¡Todo se vuelve contra mí! Rubén respondió a su padre: —Quítales la vida a mis dos hijos, si no te lo devuelvo. Confíamelo a mí y yo te lo devolveré. Pero Jacob replicó: —No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto y él ha quedado solo; si le acontece algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al seol.
GÉNESIS 42:25-38 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Después ordenó que les llenaran de trigo sus costales, que devolvieran a cada uno su dinero poniéndolo dentro de cada costal, y que les dieran comida para el camino. Así se hizo. Entonces ellos cargaron el trigo en sus asnos y se fueron de allí. Cuando llegaron al lugar donde iban a pasar la noche, uno de ellos abrió su costal para dar de comer a su asno y vio que su dinero estaba allí, en la boca del costal. Entonces dijo a sus hermanos: –¡Mirad, me han devuelto mi dinero! ¡Aquí está, en mi costal! Todos ellos se asustaron mucho, y temblando de miedo se decían unos a otros: –¿Qué es esto que Dios nos ha hecho? Al llegar a Canaán, contaron a su padre Jacob todo lo que les había pasado, y le dijeron: –El hombre que gobierna en aquel país nos habló con mucha brusquedad, y nos acusó de haber ido a su país como espías. Pero nosotros le dijimos que éramos gente honrada y que nunca habíamos sido espías; que éramos doce hermanos, hijos del mismo padre; que uno ya no estaba con nosotros y que el menor se había quedado contigo en Canaán. Entonces él nos dijo: ‘Con esto voy a ver si sois de veras honrados: dejad aquí conmigo a uno de vuestros hermanos e id a llevar un poco de trigo a vuestras familias, pero traedme a vuestro hermano menor. Así podré estar seguro de que sois gente honrada, y no espías; entonces dejaré libre a vuestro otro hermano y podréis andar libremente por este país.’ En el momento de vaciar sus costales, los hermanos de José vieron que en cada costal había una bolsita con el dinero de cada uno de ellos. Al ver las bolsitas con el dinero, tanto ellos como su padre se asustaron. Entonces Jacob les dijo: –Me estáis dejando sin hijos. José ya no está con nosotros, Simeón tampoco, ¡y ahora me vais a quitar a Benjamín! ¡Y siempre el perjudicado soy yo! Entonces Rubén dijo a su padre: –Deja a Benjamín a mi cuidado y yo te lo devolveré. Si no te lo devuelvo, puedes matar a mis dos hijos. Pero Jacob contestó: –Mi hijo no irá con vosotros. Su hermano José ha muerto y sólo queda él. Si le pasa algo malo en el viaje que vais a hacer, vosotros tendréis la culpa de que este viejo se muera de tristeza.
GÉNESIS 42:25-38 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
José dio también la orden de que llenaran de alimentos sus costales, que repusieran en cada una de sus bolsas el dinero que habían pagado, y que les dieran provisiones para el viaje. Y así se hizo. Entonces ellos cargaron el alimento sobre sus asnos y emprendieron el viaje de vuelta. Cuando llegaron al lugar donde acamparon esa noche, uno de ellos abrió su bolsa para darle de comer a su asno, ¡y allí en la abertura descubrió su dinero! Entonces les dijo a sus hermanos: ―¡Me devolvieron el dinero! Mirad, ¡aquí está, en mi bolsa! Los otros se asustaron mucho y, temblando, se decían unos a otros: ―¿Qué es lo que Dios nos ha hecho? Al llegar a Canaán, donde estaba su padre Jacob, le contaron todo lo que les había sucedido: ―El hombre que gobierna aquel país nos trató con rudeza, hasta tal punto que nos acusó de ser espías. Nosotros le dijimos: “Somos gente honrada. No somos espías”. Además, le dijimos: “Somos doce hermanos, hijos de un mismo padre. Uno ya no vive, y el menor se ha quedado con nuestro padre en Canaán”. »Entonces el hombre que gobierna aquel país nos dijo: “Con esto voy a comprobar si en verdad sois gente honrada. Dejad aquí conmigo a uno de vuestros hermanos, e id a llevar alimento para calmar el hambre de vuestras familias. Pero a la vuelta traedme a vuestro hermano menor. Así comprobaré que no sois espías, y que en verdad sois gente honrada. Luego os entregaré de vuelta a vuestro hermano, y podréis moveros con libertad por el país”». Cuando comenzaron a vaciar sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de temor. Entonces Jacob, su padre, les dijo: ―¡Vosotros me vais a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora os queréis llevar a Benjamín! ¡Todo esto me perjudica! Pero Rubén le dijo a su padre: ―Yo me hago cargo de Benjamín. Si no te lo devuelvo, podrás matar a mis dos hijos. ―¡Mi hijo no se irá con vosotros! —replicó Jacob—. Su hermano José ya está muerto, y ahora solo él me queda. Si le llega a pasar una desgracia en el viaje que vais a emprender, vosotros tendréis la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza.