GÉNESIS 47:28-31
GÉNESIS 47:28-31 Reina Valera 2020 (RV2020)
Jacob vivió en la tierra de Egipto diecisiete años, y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. Cuando los días de Israel tocaban a su fin, llamó a José, su hijo, y le dijo: —Si me he ganado tu favor, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo y que me trates con misericordia y lealtad. Te ruego que no me entierres en Egipto. Cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. —Haré como tú dices —respondió José. —Júramelo —dijo Israel. Y José se lo juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.
GÉNESIS 47:28-31 La Palabra (versión española) (BLP)
Jacob vivió diecisiete años en Egipto, y la duración total de su vida fue de ciento cuarenta y siete años. Vivía ya Israel sus últimos días, cuando mandó llamar a su hijo José y le dijo: —Si de verdad me quieres, pon tu mano debajo de mi muslo y júrame que harás lo que te voy a pedir: ¡Por favor, no me entierres en Egipto! Cuando vaya a reunirme con mis antepasados, sácame de Egipto y entiérrame en su sepulcro. José respondió: —Haré lo que me pides. Insistió Jacob: —Júramelo. José se lo juró, y a continuación Israel se reclinó sobre la cabecera de la cama.
GÉNESIS 47:28-31 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Jacob vivió diecisiete años en Egipto, hasta que llegó a la edad de ciento cuarenta y siete años. Un día sintió Israel que ya pronto iba a morir. Entonces mandó llamar a su hijo José para decirle: –Si de veras quieres hacerme un favor, pon tu mano debajo de mi muslo y júrame que harás lo que te voy a pedir: ¡por favor, no me entierres en Egipto! Cuando yo vaya a descansar con mis antepasados, sácame de Egipto y entiérrame en su sepulcro. –Así lo haré –contestó José. –¡Júramelo! –insistió su padre. José se lo juró, y entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de su cama.
GÉNESIS 47:28-31 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Jacob residió diecisiete años en Egipto, y llegó a vivir un total de ciento cuarenta y siete años. Cuando Israel estaba a punto de morir, mandó llamar a su hijo José y le dijo: ―Si de veras me quieres, pon tu mano debajo de mi muslo y prométeme amor y lealtad. ¡Por favor, no me entierres en Egipto! Cuando vaya a descansar junto a mis antepasados, sácame de Egipto y entiérrame en el sepulcro de ellos. ―Haré lo que me pides —contestó José. ―¡Júramelo! —insistió su padre. José se lo juró, e Israel se reclinó sobre la cabecera de la cama.