GÉNESIS 48:1-14
GÉNESIS 48:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: —Tu padre está enfermo. Entonces él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Y se le hizo saber a Jacob: —Aquí está tu hijo José, que viene a ti. Con un gran esfuerzo, Israel se sentó sobre la cama y dijo a José: —El Dios Omnipotente se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, me bendijo y me dijo: «Yo te haré crecer, te multiplicaré y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua». Ahora bien, tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto antes de venir a reunirme contigo a la tierra de Egipto, son míos; al igual que Rubén y Simeón, serán míos. Los que después de ellos has engendrado, serán tuyos, pero se les conocerá en sus herencias por el nombre de sus hermanos. Cuando yo venía de Padan-aram se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua antes de llegar a Efrata; y la sepulté allí, en el camino de Efrata, que es Belén. Vio entonces Israel a los hijos de José, y dijo: —¿Quiénes son estos? —Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí —respondió José a su padre. —Acércalos ahora a mí, y los bendeciré —dijo Israel. Los ojos de Israel estaban tan debilitados por la vejez, que no podía ver. Los hizo, pues, acercarse a él, y él los besó y los abrazó. Y dijo Israel a José: —No pensaba yo ver más tu rostro, y Dios me ha dejado ver también tu descendencia. Entonces José los sacó de entre sus rodillas y se inclinó a tierra. Los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él. Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, y colocó así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
GÉNESIS 48:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: —Tu padre está enfermo. Entonces José fue a visitarlo y llevó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Cuando le avisaron a Jacob que su hijo venía a verlo, hizo un esfuerzo y se incorporó en la cama. Y dijo Jacob a José: —El Dios todopoderoso se me apareció en la ciudad de Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo con estas palabras: Yo te haré fecundo, te multiplicaré y haré que llegues a ser un grupo de tribus; y esta tierra se la daré en posesión perpetua a tu descendencia. Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, los considero como míos: Efraín y Manasés serán para mí igual que Rubén y Simeón. En cambio, los hijos que tengas después de ellos te pertenecerán a ti, y solo tendrán parte en la herencia que corresponde a sus hermanos. Cuando yo regresaba de Parán Aram, se me murió Raquel, poco antes de llegar a Efrata, en Canaán, y allí la sepulté junto al camino de Efrata (es decir, Belén). Al ver a los hijos de José, Israel preguntó: —¿Quiénes son? José respondió a su padre: —Son mis hijos, los que Dios me ha concedido aquí. Y Jacob dijo: —Acércamelos para que les dé mi bendición. Israel había perdido vista con la vejez y apenas podía ver. José se los acercó y él los abrazó y los besó. Luego Israel dijo a José: —No pensé que volvería a verte y, sin embargo, Dios me ha concedido ver también a tus hijos. José los retiró de las rodillas de su padre y se postró rostro en tierra. Después, los tomó a los dos, a Efraín con la mano derecha y a Manasés con la izquierda, y se los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. Pero al extender Israel sus manos, las cruzó, y puso la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que este era el primogénito.
GÉNESIS 48:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Poco tiempo después le dijeron a José que su padre estaba enfermo. Entonces José fue a verlo, y llevó a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Cuando dieron aviso a Jacob de que su hijo José había ido a verlo, hizo un esfuerzo y se sentó en la cama. Y dijo a José: –El Dios todopoderoso se me apareció en la ciudad de Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo con estas palabras: ‘Mira, yo haré que tengas muchos hijos, y que tus descendientes lleguen a formar un conjunto de naciones. Además, a tu descendencia le daré esta tierra. Será suya para siempre.’ Ahora bien, tus hijos Efraín y Manasés, que te nacieron aquí en Egipto antes que yo viniera a reunirme contigo en este país, me pertenecen a mí. Son tan míos como Rubén y Simeón. Los hijos que tengas después de ellos te pertenecerán a ti y, por ser hermanos de Efraín y Manasés, tendrán parte en su herencia. Cuando yo regresaba de Padán-aram, se me murió tu madre Raquel, en Canaán, poco antes de llegar a Efrata; y la enterré allí, en el camino de Efrata, que ahora es Belén. De pronto Israel se fijó en los hijos de José, y preguntó: –Y estos, ¿quiénes son? –Son los hijos que Dios me ha dado aquí en Egipto –contestó José. Entonces su padre le dijo: –Por favor, acércalos más a mí, para que les dé mi bendición. Israel era ya muy anciano y le fallaba la vista. No podía ver bien, así que José acercó los niños a su padre, y él los besó y abrazó. Luego dijo a José: –Ya no esperaba volver a verte y, sin embargo, Dios me ha dejado ver también a tus hijos. José quitó a los niños de las rodillas de su padre y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente. Luego tomó a los dos, a Efraín con la mano derecha y a Manasés con la izquierda, y los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. Pero al extender Israel sus manos, las cruzó, y puso la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, el menor, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, que era el primogénito.
GÉNESIS 48:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Poco tiempo después, informaron a José de que su padre estaba enfermo. Entonces fue a visitarlo y llevó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Cuando avisaron a Jacob que su hijo venía a verlo, hizo un esfuerzo, se sentó en la cama y le dijo a José: ―El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo con esta promesa: “Te haré fecundo, te multiplicaré, y haré que tus descendientes formen una comunidad de naciones. Además, a tu descendencia le daré esta tierra como su posesión perpetua”. Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, serán considerados míos. Efraín y Manasés serán tan míos como lo son Rubén y Simeón. Los hijos que tengas después de ellos serán tuyos, y a través de sus hermanos recibirán su herencia. Cuando yo regresaba de Padán Aram, tu madre murió cerca de Efrata, en tierra de Canaán, y allí la sepulté junto al camino de Efrata, es decir, Belén. Al ver a los hijos de José, Israel preguntó: ―Y estos chicos, ¿quiénes son? ―Son los hijos que Dios me ha concedido aquí —le respondió José a su padre. Entonces Israel le dijo: ―Acércalos, por favor, para que les dé mi bendición. Israel ya era muy anciano, y por su avanzada edad casi no podía ver; por eso José los acercó, y su padre los besó y abrazó. Luego le dijo a José: ―Ya había perdido la esperanza de volver a verte, ¡y ahora Dios me ha concedido ver también a tus hijos! José los retiró de las rodillas de Israel y se postró rostro en tierra. Luego tomó a sus dos hijos, a Efraín con la derecha y a Manasés con la izquierda, y se los presentó a su padre. De esta manera, Efraín quedó a la izquierda de Israel, y Manasés, a su derecha. Pero Israel, al extender las manos, las entrecruzó y puso su derecha sobre la cabeza de Efraín, aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, aunque era el mayor.