HEBREOS 12:26-29
HEBREOS 12:26-29 Reina Valera 2020 (RV2020)
Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido: Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: «Una vez más», indica que las cosas inestables, por tratarse de cosas creadas, serán removidas, de modo que solo quedarán las inconmovibles. Así que, puesto que recibimos nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios y agradémosle con temor y reverencia, porque nuestro Dios es fuego consumidor.
HEBREOS 12:26-29 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces su voz hizo temblar la tierra; ahora mantiene lo que prometió cuando dijo: Haré temblar una vez más no solo la tierra, sino también el cielo. Con las palabras «una vez más» indica que lo inestable, por ser criatura, va a ser transformado y solo permanecerá lo inconmovible. Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto. Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.
HEBREOS 12:26-29 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En aquel tiempo, la voz de Dios hizo temblar la tierra; pero ahora hace esta promesa: “Una vez más haré temblar no solo la tierra, sino también el cielo.” Al decir “una vez más”, se entiende que desaparecerán las cosas creadas, esto es, lo inestable, para que permanezca lo inconmovible. El reino que Dios nos entrega es inconmovible. Demos gracias por esto y adoremos a Dios con la devoción y reverencia que le agradan. Porque nuestro Dios es como un fuego que todo lo consume.
HEBREOS 12:26-29 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: «Una vez más haré que se estremezca no solo la tierra, sino también el cielo». La frase «una vez más» indica la transformación de las cosas movibles, es decir, las creadas, para que permanezca lo inconmovible. Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente, porque nuestro «Dios es fuego consumidor».