HEBREOS 13:11-16
HEBREOS 13:11-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Sabido es que los cuerpos de los animales cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el lugar santísimo como rito expiatorio por los pecados, son quemados fuera del campamento. Por eso también Jesús, a fin de consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de la ciudad. Salgamos, pues, a su encuentro fuera del campamento, compartiendo los ultrajes que él sufrió, pues la ciudad que ahora habitamos no es definitiva, sino que buscamos una para el futuro. Así que en todo momento ofrezcamos a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza que no es otro sino la ofrenda de unos labios que bendicen su nombre. Y no os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros unos a otros, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios.
HEBREOS 13:11-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pues los animales sacrificados, cuya sangre es llevada al santuario por el sumo sacerdote para expiar el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, compartiendo su humillación, porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos en busca de la que está por venir. Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque son sacrificios que agradan a Dios.
HEBREOS 13:11-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El sumo sacerdote lleva la sangre de los animales al santuario, como ofrenda para quitar el pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento. Así también, Jesús sufrió la muerte fuera de la ciudad, para consagrar al pueblo por medio de su propia sangre. Vayamos, pues, con Jesús, fuera del campamento, y suframos la misma deshonra que él sufrió. En este mundo no tenemos una ciudad que permanezca para siempre, sino que vamos en busca de la ciudad eterna. Por eso debemos alabar siempre a Dios por medio de Jesucristo. Esta alabanza es el sacrificio que debemos ofrecer. ¡Alabémosle, pues, con nuestros labios! No os olvidéis de hacer el bien y de compartir con otros lo que tenéis, porque estos son los sacrificios que agradan a Dios.
HEBREOS 13:11-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Porque el sumo sacerdote introduce la sangre de los animales en el Lugar Santísimo como sacrificio por el pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento. Por eso también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad. Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento, llevando la deshonra que él llevó, pues aquí no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la ciudad venidera. Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. No os olvidéis de hacer el bien y de compartir con otros lo que tenéis, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.