HEBREOS 5:1-4
HEBREOS 5:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
En efecto, todo sumo sacerdote es alguien escogido entre los hombres para representar ante Dios a todos los demás, ofreciendo dones y sacrificios por los pecados. Puesto que también él es presa de mil debilidades, está en disposición de ser compasivo con los ignorantes y extraviados, y debe ofrecer sacrificios tanto por los pecados del pueblo como por los suyos propios. Es esta, además, una dignidad que nadie puede hacer suya por propia iniciativa; solo Dios es quien llama como llamó a Aarón.
HEBREOS 5:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Todo sumo sacerdote es escogido entre los hombres, designado para representarlos delante de Dios y para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados. Y como el sacerdote está sujeto a las debilidades humanas, puede tener compasión de los ignorantes y extraviados; y a causa de su propia debilidad tiene que ofrecer sacrificios por sus pecados tanto como por los pecados del pueblo. Nadie puede tomar este honor para sí mismo; es Dios quien llama y da el honor, como en el caso de Aarón.
HEBREOS 5:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
Porque todo sumo sacerdote es escogido entre los hombres para representar ante Dios a todos los demás, ofreciendo dones y sacrificios por los pecados. El sacerdote puede compadecerse de los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios tanto por sus propios pecados como por los del pueblo. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.
HEBREOS 5:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres. Él mismo es nombrado para representar a su pueblo ante Dios, y ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Puede tratar con paciencia a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está sujeto a las debilidades humanas. Por tal razón se ve obligado a ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como también por los del pueblo. Nadie ocupa ese cargo por iniciativa propia; más bien, lo ocupa el que es llamado por Dios, como sucedió con Aarón.