ISAÍAS 29:15-24
ISAÍAS 29:15-24 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Ay de los que se esconden del Señor para encubrir sus planes!, y sus obras las hacen en tinieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, y quién nos conoce?». Vuestra perversidad ciertamente será reputada como barro de alfarero. ¿Acaso puede decir una obra: «Mi creador no me hizo»? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: «No entiende»? ¿No se convertirá, de aquí a muy poco tiempo, el Líbano en un campo fértil, y el campo fértil parecerá un bosque? En aquel tiempo, los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces, los humildes volverán a alegrarse en el Señor, y aun los más pobres de la sociedad se gozarán en el Santo de Israel. Porque el violento se habrá acabado y el escarnecedor será exterminado. Serán destruidos todos los que se desvelan por hacer iniquidad, los que hacen pecar de palabra a la gente, los que ponen trampas al defensor en el juicio y los que con falsedad pervierten la causa del justo. Por tanto, el Señor, que redimió a Abrahán, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob ni su rostro palidecerá, porque verá a sus hijos, que al considerar la obra de mis manos en medio de ellos, santificarán mi nombre. Santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Y los de espíritu extraviado adquirirán inteligencia y los murmuradores aprenderán la lección.
ISAÍAS 29:15-24 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Ay de los que se ocultan del Señor pretendiendo esconder sus proyectos! Realizan las cosas a escondidas, pensando: «¿Quién nos ve o nos conoce?». ¡Necios! ¿Por qué comparáis al barro y al alfarero? ¿Puede decir una obra: «mi creador no me ha hecho»? ¿Puede pensar un cacharro: «quien me modeló no entiende»? Dentro de un breve tiempo, el Líbano se volverá un vergel, el vergel parecerá un bosque. Aquel día los sordos oirán las palabras escritas en el libro; los ciegos podrán ya ver, libres de sus densas tinieblas. Otra vez la gente desgraciada gozará de la ayuda del Señor; los más pobres de la sociedad se alegrarán en el Santo de Israel. Violentos y cínicos acabarán consumidos, los que se aprestan al mal serán aniquilados: los que engañan a la gente en un pleito, ponen trampas al defensor en el juicio y condenan por una nadería al inocente. Por eso, así dice a Jacob el Señor, que rescató a Abrahán: Ya no se avergonzará Jacob, ya no le saldrán los colores, pues, cuando vea lo que haré con él, reconocerá mi santo nombre, confesará al Santo de Jacob, respetará al Dios de Israel. Los descaminados sabrán entender, los que protestan aprenderán la lección.
ISAÍAS 29:15-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Ay de aquellos que se esconden del Señor para ocultar sus planes; que hacen sus maldades en la sombra y dicen: “Nadie nos ve. Nadie se da cuenta”! ¡Qué modo de pervertir las cosas! Como si el barro fuera igual a aquel que lo trabaja. Un objeto no va a decir al que lo hizo: “Tú no me hiciste”, ni una pieza de barro al que la fabrica: “No sabes lo que estás haciendo.” Dentro de poco tiempo, el bosque se convertirá en campos de cultivo, y los campos de cultivo parecerán un bosque. Aquel día los sordos podrán oir cuando alguien les lea, y los ciegos podrán ver, libres de oscuridad y de tinieblas. Los humildes volverán a alegrarse en el Señor; los más pobres se gozarán en el Dios Santo de Israel. Se acabarán los insolentes, dejarán de existir los arrogantes y desaparecerán los que solo piensan en hacer el mal, esos que acusan de crímenes a otros, y ponen trampas al juez, y con engaños niegan justicia al inocente. Por eso, el Señor, el Dios de Israel, el que rescató a Abraham, dice: “De ahora en adelante, Jacob no sentirá vergüenza ni su rostro se enrojecerá, porque cuando sus descendientes vean lo que he hecho en su pueblo, reconocerán mi santidad y me temerán a mí, el Dios Santo de Israel. Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios, y los murmuradores aceptarán las enseñanzas.”
ISAÍAS 29:15-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Ay de los que, para esconder sus planes, se ocultan del SEÑOR en las profundidades; cometen sus fechorías en la oscuridad, y piensan: «¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?»! ¡Qué manera de falsear las cosas! ¿Acaso el alfarero es igual al barro? ¿Puede un objeto decir del que lo modeló: «Él no me hizo»? ¿Puede una vasija decir de su alfarero: «Él no entiende nada»? Muy pronto el Líbano se convertirá en campo fértil, y el campo fértil se convertirá en bosque. En aquel día podrán los sordos oír la lectura del rollo, y los ojos de los ciegos podrán ver desde la oscuridad y la penumbra. Los pobres volverán a alegrarse en el SEÑOR, los más necesitados se regocijarán en el Santo de Israel. Se desvanecerán los despiadados, desaparecerán los insolentes, y todos los que no duermen para hacer el mal serán exterminados; los que con una palabra hacen culpable a una persona, los que en el tribunal ponen trampas al defensor y con engaños perjudican al indefenso. Por eso, el SEÑOR, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob: «Jacob ya no será avergonzado, ni palidecerá su rostro. Cuando él vea a sus hijos, y la obra de mis manos en medio de él, todos ellos santificarán mi nombre; santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Los de espíritu extraviado recibirán entendimiento; y los murmuradores aceptarán ser instruidos».