ISAÍAS 30:15-21
ISAÍAS 30:15-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Así dice el Señor Dios, el Santo de Israel: Si os convertís y confiáis, os salvaré; vuestra fuerza está en confiar serenamente; pero rechazáis esto y decís: «Huiremos a caballo»; seguro que huiréis. «Cabalgaremos a toda velocidad»; pero serán más veloces los que os persigan. Mil huirán ante el reto de uno. Huiréis ante el reto de cinco y, si queda alguno, será como un asta en la cima de un monte, como estandarte en lo alto de un cabezo. Pero el Señor espera para apiadarse, se pone en pie para perdonaros, pues es un Dios de justicia; dichosos los que esperan en él. Sí, pueblo de Sion que habitas en Jerusalén, puedes ya dejar de llorar, pues se compadecerá al oír tu grito, cuando te oiga, te responderá. El Señor no tasará el pan y el agua, ya no se ocultará tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro. Tus oídos oirán una palabra sonando así a tus espaldas: Este es el camino que seguirás cuando camines a derecha o a izquierda.
ISAÍAS 30:15-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Porque así ha dicho el Señor, el Santo de Israel: «Si os arrepentís y confiáis, os salvaré; vuestra fuerza está en confiar serenamente en mí». Pero no habéis querido hacerlo, y además habéis dicho: «No, antes huiremos en caballos»; por tanto, vosotros huiréis. «Sobre corceles veloces cabalgaremos»; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores. Un millar huirá ante la amenaza de uno; ante la amenaza de cinco, huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como un mástil en la cumbre de un monte y como una bandera sobre una colina. Sin embargo, el Señor esperará para tener piedad de vosotros. A pesar de todo, será exaltado y tendrá de vosotros misericordia, porque el Señor es Dios justo. ¡Dichosos todos los que confían en él! Ciertamente, pueblo de Sion, que moras en Jerusalén, nunca más llorarás, pues el que tiene misericordia se apiadará de ti y te responderá al oír la voz de tu clamor. Aunque el Señor os dará pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. Entonces tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino, andad por él y no os desviéis a la derecha ni a la izquierda».
ISAÍAS 30:15-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El Señor, el Dios Santo de Israel, dice: “Volved, quedad tranquilos y estaréis a salvo. En la tranquilidad y la confianza estará vuestra fuerza.” Pero vosotros no quisisteis, antes bien, dijisteis: “No, sino que huiremos a caballo.” Bueno, así tendréis que huir. También dijisteis: “Montaremos en carros veloces.” Bueno, veloces serán los que os persigan. Mil huirán amenazados por un solo hombre, y todos vosotros huiréis amenazados por cinco, hasta que queden tan pocos como queda un palo en la cumbre de un monte o una señal levantada sobre una colina. Pero el Señor os espera para tener compasión de vosotros; él está ansioso por mostraros su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan en él! Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oir que gritas pidiendo ayuda; y apenas te oiga, te responderá. Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más. Con tus propios ojos le verás. Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: “Por aquí es el camino, id por aquí.”
ISAÍAS 30:15-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Porque así dice el SEÑOR omnipotente, el Santo de Israel: «En el arrepentimiento y la calma está vuestra salvación, en la serenidad y la confianza está vuestra fuerza, ¡pero vosotros no lo queréis reconocer! Os resistís y decís: “Huiremos a caballo”. ¡Por eso, así tendréis que huir! Decís: “Cabalgaremos sobre caballos veloces”. ¡Por eso, veloces serán vuestros perseguidores! Ante la amenaza de uno solo, mil de vosotros saldrán huyendo; ante la amenaza de cinco, huiréis todos vosotros. Quedaréis abandonados como un mástil en la cima de una montaña, como una señal sobre una colina». Por eso el SEÑOR os espera, para tener piedad de vosotros; por eso se levanta para mostraros compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan! Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más. ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá. Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo».